Libro de Isaías 7,10-14.
| Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: |
| «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas». |
| Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.» |
| Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?. |
| Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel. |
¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!
| El Señor tenga piedad y nos bendiga, |
| haga brillar su rostro sobre nosotros, |
| para que en la tierra se reconozca su dominio, |
| y su victoria entre las naciones. |
| Que canten de alegría las naciones, |
| porque gobiernas a los pueblos con justicia |
| y guías a las naciones de la tierra. |
| La tierra ha dado su fruto: |
| el Señor, nuestro Dios, nos bendice. |
| Que Dios nos bendiga, |
| y lo teman todos los confines de la tierra. |
Apocalipsis 11,19a.12,1-6a.
| En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de su Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada. |
| Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. |
| Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz. |
| Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. |
| Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. |
| La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, |
| y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días. |
| Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios. |
Evangelio según San Lucas 1,39-48.
| María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. |
| Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. |
| Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, |
| exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! |
| ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? |
| Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. |
| Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". |
| María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, |
| y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, |
| porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. |
| En adelante todas las generaciones me llamarán feliz". |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
![]() | Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897) |
“¡Quisiera cantar, María, por qué te amo!”
| 1. ¡Quisiera cantar, María, por qué te amo! |
| Por qué tu nombre tan tierno hace estremecer mi corazón |
| Y por qué el pensamiento de tu suprema grandeza |
| No podría inspirar temor en mi alma. |
| Si te contemplara en tu sublime gloria |
| Y sobrepasando el resplandor de los bienaventurados |
| Que soy tu hija no lo podría creer |
| ¡Oh María, ante ti bajaría los ojos!... |
| 2. Es necesario que un niño ame a su madre |
| Que ella llore con él, comparta sus dolores |
| Oh mi querida Madre, en la orilla extranjera |
| Para atraerme hacia ti, ¡cuántas lágrimas derramas!.... |
| Meditando tu vida en el santo Evangelio |
| Me atrevo a mirarte y acercarme a ti |
| Creerme tu hijo no es difícil para mí |
| Porque te veo mortal y sufriendo como yo... (…) |
| 21. Oh Virgen Inmaculada, la más tierna entre las madres |
| Escuchando a Jesús no te entristeces |
| Sino que te alegras que nos haga comprender |
| Que nuestra alma se convierta en su familia aquí abajo |
| Te alegras que nos dé su vida, |
| ¡Los infinitos tesoros de su divinidad!... |
| Como no amarte, oh mi Madre querida |
| Viendo tanto amor y tanta humildad. |
| 22. Nos amas, María, como nos ama Jesús |
| Y consientes por nosotros de alejarte de Él. |
| Amar es darlo todo y darse sí mismo |
| Querías probarlo permaneciendo apoyo nuestro. |
| El Salvador conoció tu inmensa ternura |
| Conoció los secretos de tu corazón maternal, |
| Refugio de pecadores, a ti nos deja |
| Cuando deja la Cruz para esperarnos en el Cielo. (…) |
| 24. La casa de San Juan se convierte en tu único asilo |
| El hijo de Zebedeo reemplaza a Jesús..... |
| Es el último detalle que da el Evangelio |
| De la Reina del Cielo ya no habla más. |
| Pero su profundo silencio, oh mi querida Madre |
| ¿No revela así que el Verbo eterno |
| Quiere cantar Él mismo los secretos de tu vida |
| Para cautivar a tus hijos, los Elegidos del Cielo? |
(EDD)
| ||
| ||
| ||
Oración
(¿qué le parece?: rezamos la de santa Teresita)


No hay comentarios:
Publicar un comentario