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viernes, 12 de diciembre de 2025

Evangelio del día - Fiesta de la Virgen de Guadalupe


 

Libro de Isaías 7,10-14.

Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
«Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas».
Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.


Salmo 67(66),2-3.5.7-8.

¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.

Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto:

el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.


Apocalipsis 11,19a.12,1-6a.10ab.

En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de su Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono,
y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.


Evangelio según San Lucas 1,39-48.

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897)
carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Poema 54, 1.2.21.22.24 , “¿Por qué te amo ,María?” (Poésies, Un cantique d’amour, Cerf, 1979), trad. sc©evangelizo.org


“¡Quisiera cantar, María, por qué te amo!”

1. ¡Quisiera cantar, María, por qué te amo!
Por qué tu nombre tan tierno hace estremecer mi corazón
Y por qué el pensamiento de tu suprema grandeza
No podría inspirar temor en mi alma.
Si te contemplara en tu sublime gloria
Y sobrepasando el resplandor de los bienaventurados
Que soy tu hija no lo podría creer
¡Oh María, ante ti bajaría los ojos!...
2. Es necesario que un niño ame a su madre
Que ella llore con él, comparta sus dolores
Oh mi querida Madre, en la orilla extranjera
Para atraerme hacia ti, ¡cuántas lágrimas derramas!....
Meditando tu vida en el santo Evangelio
Me atrevo a mirarte y acercarme a ti
Creerme tu hijo no es difícil para mí
Porque te veo mortal y sufriendo como yo... (…)
21. Oh Virgen Inmaculada, la más tierna entre las madres
Escuchando a Jesús no te entristeces
Sino que te alegras que nos haga comprender
Que nuestra alma se convierta en su familia aquí abajo
Te alegras que nos dé su vida,
¡Los infinitos tesoros de su divinidad!...
Como no amarte, oh mi Madre querida
Viendo tanto amor y tanta humildad.
22. Nos amas, María, como nos ama Jesús
Y consientes por nosotros de alejarte de Él.
Amar es darlo todo y darse sí mismo
Querías probarlo permaneciendo apoyo nuestro.
El Salvador conoció tu inmensa ternura
Conoció los secretos de tu corazón maternal,
Refugio de pecadores, a ti nos deja
Cuando deja la Cruz para esperarnos en el Cielo. (…)
24. La casa de San Juan se convierte en tu único asilo
El hijo de Zebedeo reemplaza a Jesús.....
Es el último detalle que da el Evangelio
De la Reina del Cielo ya no habla más.
Pero su profundo silencio, oh mi querida Madre
¿No revela así que el Verbo eterno
Quiere cantar Él mismo los secretos de tu vida
Para cautivar a tus hijos, los Elegidos del Cielo?

(EDD)

Reflexión sobre el cuadro

Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de Guadalupe. Nuestra Señora de Guadalupe está asociada a una serie de cinco apariciones marianas a un campesino mexicano llamado Juan Diego y a su tío, Juan Bernardino, ocurridas en diciembre de 1531. Al mismo tiempo, una imagen de Nuestra Señora apareció milagrosamente en la tilma (poncho) de San Juan Diego en el mismo año. El Papa León XIII (1810-1903) concedió a la imagen un decreto de Coronación Canónica el 8 de febrero de 1887. La basílica de Ciudad de México es uno de los santuarios católicos más visitados del mundo.


El 12 de diciembre de 1531, en su última aparición, la Virgen dejó su imagen en la tilma de Juan Diego, hecha de fibra de nopal. Ella tuvo en cuenta las creencias locales del pueblo azteca. Esto dio lugar a una preciosa imagen de Nuestra Señora llena de símbolos que pretendían enseñar al pueblo azteca quién era Ella y resaltar su amor por la población local. En primer lugar, la tez de su piel parece ser la de los indígenas locales. Más concretamente, se la representa como mestiza (una combinación de mexicano y español), lo que indica que es para todos. Sus ojos miran hacia abajo, lo que indica que no es un dios y simboliza su humildad.


La Virgen viste una túnica rosada (la rosa simboliza el "nuevo amanecer") con cuatro pétalos de flores impresos, símbolo de las cuatro estaciones. La envuelve un manto azul turquesa con estrellas. Es el color de la realeza y de los cielos. Puede que no sea una diosa, pero está en el cielo. El medallón circular que lleva al cuello encierra una imagen grabada con una cruz. Simboliza su consagración a su hijo Jesucristo. Detrás de ella hay rayos de sol. Algunos han interpretado que María es más grande que el dios azteca del sol. Del mismo modo, está de pie sobre la luna, mostrando posiblemente su superioridad sobre el dios azteca de la luna y que es más grande que la noche. Por supuesto, el sol y la luna representan una riqueza simbólica artística muy diferente. No hay que elegir una sola interpretación.


Nuestro cuadro de 1656 presenta una copia de la famosa imagen principal en el centro. Otras escenas representan apariciones a Juan Diego, culminando en la parte inferior derecha, donde Juan Diego abre su manto, revelando la imagen de Nuestra Señora impresa en su tilma.

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

(¿qué le parece?: rezamos la de santa Teresita)

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