
"Dios es quien redime, quien libera", afirmó el Papa León XIV durante la Misa celebrada el 14 de diciembre de 2025 en la Basílica de San Pedro. Esta Misa, el tercer domingo de Adviento, se celebró en el marco del Jubileo del Mundo Carcelario, que reunió a 6.000 personas de 90 países en Roma el pasado fin de semana. Entre ellas se encontraban presos en libertad provisional, así como sus familias y miembros de la policía y la administración penitenciaria. Las hostias distribuidas durante la Misa se elaboraron en la prisión.
El Papa celebró la misa vistiendo una casulla rosa, el color litúrgico del Domingo de Gaudete , un día de gran significado para los presos. "En el año litúrgico, este es el Domingo de Gaudete, que nos recuerda la dimensión luminosa de la espera: la confianza en que algo hermoso y alegre sucederá", explicó León XIV.

Citando las palabras del Papa Francisco en la apertura de la Puerta Santa de la cárcel de Rebibbia el 26 de diciembre de 2024, se hizo eco de su llamado a abrir de par en par las puertas del corazón. Así, el pontífice argentino nos instó a ser, con un corazón generoso, artesanos de justicia y caridad en los entornos donde vivimos, explicó León XIV.
“Ciertamente, la prisión es un entorno difícil, e incluso las mejores intenciones pueden encontrar allí muchos obstáculos”, reconoció el Papa. “De hecho, muchos aún no comprenden que uno debe poder levantarse después de una caída, que ningún ser humano se define solo por sus acciones y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación”, lamentó el Papa, instando a todos a no perder la esperanza.
"Cuando, incluso en condiciones difíciles, conservamos la belleza de los sentimientos, la sensibilidad, la atención a las necesidades de los demás, el respeto, la capacidad de misericordia y de perdón, entonces brotan flores maravillosas de la dura tierra del sufrimiento y del pecado, y maduran gestos, proyectos y encuentros únicos en su humanidad, incluso dentro de los muros de la prisión", aseguró.
La prisión, un paso hacia la redención
Explicó que cada preso, así como cada magistrado, debe realizar un trabajo sobre sus propios sentimientos y pensamientos para no vivir este lugar como un castigo final, sino como un paso hacia la salvación y la redención, manteniendo la mente abierta a posibles milagros. Estos pueden ocurrir mediante intervenciones extraordinarias de Dios, pero la mayoría de las veces se confían a nuestra compasión, atención, sabiduría y la responsabilidad de nuestras comunidades e instituciones, explicó el Papa.
Haciendo eco de la invitación de San Pablo VI, al clausurar el Año Jubilar de 1975, a construir una "civilización del amor", León XIV también recordó la petición del Papa Francisco de que, para el Año Santo, se concedieran "formas de amnistía o remisión de penas destinadas a ayudar a las personas a recuperar la confianza en sí mismas y en la sociedad". "Espero que muchos países atiendan su deseo", insistió León XIV, explicando que la verdadera "tierra prometida" es "un corazón reconciliado con Dios y con los hermanos".
Reconoció que persisten muchos desafíos, como la sobrepoblación y el compromiso aún insuficiente para garantizar programas estables de rehabilitación educativa y oportunidades laborales. También señaló obstáculos más personales, como el peso del pasado, las heridas del cuerpo y del corazón por sanar, las decepciones, la infinita paciencia que se requiere para uno mismo y para los demás al emprender caminos de conversión, y la tentación de rendirse o de dejar de perdonar.
Sin embargo, la esperanza siempre puede brotar, incluso en las circunstancias más difíciles. "¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven! Esto es lo que quiere nuestro Dios, este es su Reino, este es el propósito de su acción en el mundo", afirmó el Papa.
Este Jubileo del Mundo Carcelario fue la última gran reunión temática de este Año Santo 2025, un evento organizado por la Iglesia Católica en principio cada 25 años —salvo algunas ediciones extraordinarias— para animar a los cristianos a pedir perdón por sus pecados. Este Año Jubilar será clausurado oficialmente por el Papa el 6 de enero de 2026 en la Basílica de San Pedro, en la festividad de la Epifanía. La próxima edición se celebrará en 2033, con motivo del bimilenario de la muerte y resurrección de Cristo.
I.Media, Aleteia
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