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jueves, 18 de diciembre de 2025

En Francia, las parroquias encontraron un truco para conectar con la gente

 

Las parroquias están encontrando una solución al hecho de que algunas personas se resisten a visitar a un sacerdote o a entrar en una iglesia: ¡a menudo se sienten menos intimidadas al entrar en una cafetería o un bar!

"Para nosotros, la cafetería de nuestra parroquia es una forma de extender la hospitalidad cristiana", explica Magalie, trabajadora pastoral laica de la parroquia de Saint Pierre de Crussol en Guilherand-Granges (Francia). Al igual que un sacerdote que abre las puertas de la iglesia, ella ha estado abriendo las puertas de la cafetería Le Frat' todos los días desde su inauguración en junio de 2024. Estos cafés de parroquias se han hecho cada vez más populares en la gente francesa.

Esta iniciativa ha surgido en toda Francia, dando lugar a centros de actividad social que apoyan la vida parroquial, pero, sobre todo, ofrecen verdaderos lugares de encuentro a los que muchas personas encuentran más fácil acceder que a la propia iglesia.

Escuchar y acompañar

café con amigos

Muy a menudo, son los feligreses quienes se ofrecen como voluntarios para gestionar estos centros comunitarios. En Guilherand-Granges, unas veinte personas se turnan durante la semana, ayudadas durante las vacaciones escolares por jóvenes de la localidad. Aunque todos saben servir café, té, refrescos y galletas, están formados sobre todo para escuchar y hacer que los clientes se sientan bienvenidos.

Muchos vienen a tomar café y, poco a poco, se van abriendo. Otros disfrutan de un breve descanso con amigos. Y luego están los más discretos, los que no piden nada, pero que, en realidad, solo buscan compañía.

Magalie cuenta: "Durante mucho tiempo, una señora de 85 años, que estaba completamente sola, venía todas las mañanas y se quedaba en la cafetería hasta que cerraba al mediodía. Con algunos feligreses, adquirimos la costumbre de almorzar juntos después del cierre. Un día, fui a verla y la invité a unirse a nosotros. Ella aceptó... y comenzó a llorar de alegría. Me dijo que gracias a ese momento se sentiría menos sola".

Todos son bienvenidos

Muriel de Raucourt, gerente de la cafetería-librería Curieux en Boulogne-Billancourt, relata una experiencia similar. Esta cafetería-librería es una franquicia. Su lema dice mucho sobre lo que sucede allí: "Por su hospitalidad, algunos han acogido sin saberlo a ángeles" (Heb. 13,2). Adscrito a la parroquia de Sainte Cécile, este lugar es mucho más que una simple cafetería de barrio.

"La idea es atraer, gracias a los libros y al café, a personas que no entrarían espontáneamente en un espacio parroquial", explica Muriel de Raucourt.

De hecho, el escaparate que da a la calle atrae a los clientes con libros seculares, mientras que el que da al callejón de la parroquia muestra libros religiosos. Un vecino de la librería, una madre con sus hijos, un transeúnte curioso, un joven que busca un lugar para trabajar o alguien que busca consuelo; sean cristianos o no, todos son bienvenidos aquí.

La cafetería cuenta con dos empleados, apoyados por un equipo de 45 voluntarios que se turnan para trabajar de lunes a domingo. "Me gusta venir aquí con una amiga a tomar un café después de dejar a los niños en el colegio. Es un lugar tranquilo y acogedor, ¡e incluso puedes salir con un libro!", explica Julie, de 37 años.

Fútbol y compromiso social

café - parroquias

En el distrito 16 de París, la parroquia de Sainte-Jeanne-de-Chantal se encuentra casi al lado del estadio de fútbol Parc des Princes, donde juega el equipo Paris Saint-Germain FC. Allí, la música animada y, sobre todo, el olor de las salchichas a la parrilla atraen a los hambrientos aficionados al deporte. Durante los últimos cuatro años, voluntarios de la parroquia, entre ellos scouts, han estado vendiendo bocadillos y bebidas dos veces al mes.

"El objetivo es triple: crear expectación en torno a la parroquia, recaudar fondos para las asociaciones parroquiales (campañas de recogida de alimentos, peregrinaciones, jardín infantil) y dar una dimensión misionera al interactuar con la gente", explica Renaud de Saint Sernin, responsable de la Grillade de Sainte Jeanne.

"Es la mejor parrilla de París: ¡comunitaria y benéfica!", dice para atraer a los clientes. Y parece que funciona, ya que se venden hasta 700 salchichas cada noche de partido a un precio que oscila entre los 6 y los 9 dólares. Una ventaja añadida que atrae a los clientes es que los productos son frescos y locales.

Una experiencia de gracia

A veces, el párroco, el padre Nicolas Troussel, está presente. No duda en charlar con quienes disfrutan de un descanso en el jardín de la parroquia antes del partido. Entre predicciones sobre los resultados y, a veces, conversaciones sobre la fe, allí se viven auténticos momentos de gracia. "Una tarde, un aficionado aprovechó la ocasión para que le bendijeran su medalla", recuerda un voluntario.

Así, en el corazón de ciudades y pueblos por igual, las cafeterías parroquiales se convierten en lugares donde se teje una humanidad sencilla, fraternal y abierta. Muriel de Raucourt lo describe como "un verdadero campo de misión". Son lugares que alivian la soledad, donde los encuentros se producen de forma natural, donde creyentes, vecinos, curiosos y transeúntes se mezclan sin distinción. Se forjan amistades, se comparten confidencias y circulan discretamente actos de bondad. ¡Y así es como la Iglesia se conecta concretamente con la vida de las personas!

Anna Ashkova, Aleteia 

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