Conocido por sus incesantes iniciativas evangelizadoras, también ha enfrentado por escrito al lobby trans
Las reflexiones del obispo de Toledo no suelen verse marcados por la la corrección política
“Sus cuerpos soportaban la tensión del viaje, pero irradiaban alegría, una alegría nacida del sacrificio y ofrecida por una intención: el aumento de las vocaciones al sacerdocio”
A sus 66 años, el obispo Daniel E. Thomas probablemente no habría imaginado que su decisión de orientar a los más de 330.000 fieles de su diócesis tendría repercusiones más allá de su jurisdicción. Hace unas semanas que publicó The body reveals the person, un documento de 23 páginas donde ofrece “una respuesta católica a los desafíos de la ideología de género”. Hoy, son muchas las diócesis del país que ofrecen respuestas a los fieles siguiendo este documento, que vio la luz pocos días antes del asesinato del activista Charlie Kirk y de la masacre orquestada por un hombre transgénero en Minneapolis. Entrevistado por Catholic World Report, el obispo expresa que esta es solo una de las muchas patas de su labor pastoral asesorando en la búsqueda de la verdad, biológica y espiritual.
“Los católicos fieles me expresaron su ansiedad ante las incertidumbres de nuestro tiempo. Les preocupaban los miembros de sus propias familias o comunidades que se veían atrapados en la ideología de género”, cuenta el obispo.
En este sentido, su carta no fue sino un esfuerzo para ayudar a los fieles de la diócesis a comprender “de una forma accesible, legible y digerible” la realidad de la cuestión de género.
El documento, elaborado con la colaboración de otros miembros de la diócesis, se publicó precisamente en el tiroteo de la escuela católica de Minneapolis y pocos días antes de que disparasen a Charlie Kirk.
“No fue mi momento, sino el de Dios. Había cierta tensión”, relata Thomas.
Aunque el obispo pensó que el documento se dirigiría exclusivamente a su diócesis, no fueron pocos los obispos que solicitaron usarlo en sus respectivas sedes, traduciéndose a varios idiomas. “Agradezco que pueda servirle a la Iglesia en general”.
Preguntado por la consideración del género como una moda fabricada por los medios, matiza que tiene más culpa y responsabilidad la propia cultura. Especialmente la de los últimos años, pues en su caso, admite que nunca escuchó hablar de confusión de género en su infancia.
Prefiere a apuntar a un conjunto de factores que han terminado por influir en el presente, como es el hecho de que dos personas del mismo sexo puedan acceder a una relación que hoy se reconoce legalmente como un matrimonio, así como la desintegración familiar o la ausencia del padre en el hogar, entre otros.
Sin miedo a la verdad: "Dios no quiso la transexualidad"
El obispo no teme repetir verdades que podrían tener, en según qué contextos, incluso repercusiones legales.
Preguntado por una recomendación a un familiar de algún afectado por los postulados de género, no duda en remitir a su propio documento, ideal para informarse sobre lo que Cristo enseña sobre el cuerpo humano, sobre el respeto a la dignidad humana y la creación de Dios del varón y mujer.
“Dios no pretendió la transexualidad”; remarca, por lo que “no debemos intentar cambiar la identidad que Dios nos dio”, sino “aceptar y aceptar quienes somos, incluso si eso significa aceptar la cruz”.
El obispo de la diócesis de Toledo (Ohio), Daniel E. Thomas.
La forma correcta de dirigirse a activistas transgénero
Preguntado por una de sus orientaciones más polémicas, el obispo no duda en remarcar la importancia de llamar a los afectados por su nombre.
Los católicos, dice, “respetamos demasiado a la persona humana como para no compartir la verdad. Tenemos que guiar a la gente hacia la verdad. Usar estos nombres no respeta la humanidad de la persona. Queremos amarla como Dios la ama. Aunque sea una gran lucha, debemos respetar demasiado [a la víctima] como para guiarla por el camino de la confusión”.
El primer párroco no italiano... que hablaba italiano
Ordenado en 1985 como sacerdote para la archidiócesis de Filadelfia, sus cuatro décadas de servicio en el ámbito parroquial, en la curia romana o como obispo desde 2014 le han preparado para ofrecer las respuestas que los fieles precisan en casi cualquier ámbito.
Algo que se hizo visible, por ejemplo, en 2005, cuando regresó a la archidiócesis de Filadelfia para servir como párroco de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción en Strafford, tras 15 años de dedicación a la Congregación para los Obispos
En aquel momento, Thomas no solo era el primer pastor no italiano en la historia de la parroquia: al mismo tiempo que era el primero cuyo nombre no terminaba en vocal y era uno de los pocos que hablaban italiano.
“En mi primera misa, saludé en italiano, y la gente se emocionó tanto que empezaron a saludarme. Recuerdo a dos viudas italianas mayores hablando, y una le dijo a la otra: `Es hijo de inmigrantes de Irlanda y Alemania, y habla mejor italiano que tú´”.
El obispo sigue considerando su nombramiento episcopal como una de las experiencias más impactantes de su vida. “Me sentí impactado, sorprendido, abrumado y espiritualmente desafiado”, dice el obispo de Toledo hablando de su diócesis, una con “todas las variantes posibles” en demografía, economía o dedicación.
Menos afectados que la media por la crisis de vocaciones
Respecto a sus cifras, el obispo no subestima a los sacerdotes, fieles y seminaristas con que cuenta la diócesis.
“Nos va bien, pero no tenemos ni la mitad de los sacerdotes que necesitamos. Tenemos 14 seminaristas, pero vamos por buen camino. Hace dos años, aceptamos a un hombre para la formación. El año pasado, aceptamos a cuatro. Este año tenemos cinco, una cantidad inaudita antes de Navidad, y podríamos llegar a tener hasta diez”, comenta.
De acuerdo con las cifras de Catholic Hierarchy, a los 333.117 católicos -cerca del 23% de la población- deben agregarse un total de 181 sacerdotes, lo que de media hace que cada sacerdote deba atender a 1840 fieles.
Cenas San Andrés
Mientras, los programas pastorales y vocacionales del obispo Thomas no hacen sino multiplicarse. Por el momento, disponen de un director de vocaciones que se desempeña a jornada completa revitalizando el programa de Cenas San Andrés, que buscan ser una oportunidad para que los jóvenes asistentes se reúnan con sus sacerdotes y pastores y participen en conversaciones sobre la vida sacerdotal para promover las vocaciones.
El seminarista Sam Martínez habla con un asistente a la Cena de Andrés en la parroquia San Vicente de Paúl en Fort Wayne, el jueves 4 de enero.
Retiros Quo Vadis
Otro de los eventos vocacionales de la diócesis son los Retiros Quo Vadis.
El primero de ellos tuvo lugar del 1 al 3 de agosto de 2025, al que acudieron más de 30 jóvenes de secundaria abiertos al llamado al sacerdocio.
Un evento genuino en el que destacó la procesión nocturna eucarística, en la que el obispo Thomas encabezó la comitiva de decenas de jóvenes que portaban sus velas en oración, camino a una adoración que se prolongó durante toda la noche. Incluso el mismo obispo participó en varios partidos y jornadas deportivas.
El padre Kidd, director de vocaciones, definió la jornada como “una experiencia que ningún otro campamento católico para jóvenes ofrece: una verdadera mirada al sacerdocio desde la perspectiva de nuestros seminaristas que disciernen el llamado de Dios en sus vidas”.
Jóvenes marchan en la procesión nocturna de los campamentos Quo Vadis, de la diócesis de Toledo.
Marcha por las vocaciones
A las cenas Andrew o los retiros Quo Vadis, el obispo agrega también la novedosa Marcha por las vocaciones, en la que tres de los jóvenes sacerdotes de la diócesis participan en una peregrinación concienciando sobre la importancia de las vocaciones.
A lo largo de cuatro días y casi 112 kilómetros, tres sacerdotes de la Diócesis de Toledo, David Kidd, Joseph Mominee y Monseñor Tad Oxley, caminaron implorando por el incremento vocacional, entre el desgaste físico y la renovación espiritual.
“Sus cuerpos soportaban la tensión del viaje, pero sus rostros contaban otra historia. Irradiaban alegría, una alegría nacida del sacrificio y ofrecida por una clara intención: un aumento de las vocaciones al sacerdocio diocesano”, se lee en el portal de la diócesis.
Asistentes a la Marcha anual por las vocaciones de la diócesis de Toledo.
Lejos de caminar solos, los sacerdotes fueron acompañados por otros peregrinos sin distinción de edad. Es el caso de Laura y su hijo de 12 años, Thomas. O de Jason Konstantinidis, que tras caminar el último día destacó la experiencia por la devoción y espiritualidad que se irradiaba durante los kilómetros marcados por el rezo del rosario, la lectio divina y la Coronilla de la Divina Misericordia. "Necesitamos más hombres abiertos al sacerdocio, y esta es una forma de orar y sacrificarnos por ello", dijo.
Cada día comenzaba y terminaba en una iglesia, todas con una conexión con la Santísima Madre, y la caminata culminaba con una misa de clausura en Nuestra Señora de la Consolación en Carey.
Monseñor Oxley, calificó la Marcha por las Vocaciones como una especie de Camino, inspirado en la rica tradición europea de peregrinación como la del famoso Camino de Santiago.
“Un camino de sacrificio y oración cuyo objetivo es inspirar y animar a más hombres a discernir el llamado al sacerdocio”, se lee.
José María Carrera Hurtado, ReL
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