«A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María»
(San Luis María Grignion de Montfort).
Solange Paredes, catholic-link
Como sabemos, mayo es el mes mariano por excelencia. Desde las primeras comunidades cristianas, la Iglesia ha reconocido en María al verdadero modelo de vida y virtudes agradables a Dios. Es por esto que, a lo largo de este mes, hemos aprovechado para compartir con ustedes frases, pensamientos y consejos de diversos santos que han encontrado en ella el camino más cierto a Jesús y aquí se los presentamos.
Como sabemos, mayo es el mes mariano por excelencia. Desde las primeras comunidades cristianas, la Iglesia ha reconocido en María al verdadero modelo de vida y virtudes agradables a Dios. Es por esto que, a lo largo de este mes, hemos aprovechado para compartir con ustedes frases, pensamientos y consejos de diversos santos que han encontrado en ella el camino más cierto a Jesús y aquí se los presentamos.
Hemos de recordar que los santos, ya sea que hayan vivido en el siglo I, como San Juan. o en el siglo XXI como San Juan Pablo II, fueron hombres y mujeres, que como tú o como yo, tuvieron vidas ordinarias y problemas comunes. Lo único extraordinario fue su respuesta, ya que se dejaron guiar por nuestro Señor, se permitieron ser dóciles al Espíritu Santo y, en medio del sufrimiento, recurrieron a nuestra Señora,verdadera fuente de ternura y consuelo maternal. Ellos, en sus propias palabras, nos confían que fue su amor y su adhesión a la Madre lo que les permitió ser constantes, perseverar y así llegar a un amor más fiel, más perfecto a nuestro Señor.
En efecto, ¿cómo no confiar en lo que nos recomiendan estos santos si nos han probado con su vida que todo esto es real, que de la mano de la Señora y de su poderosa intercesión, sí se puede? Ellos nos han demostrado que amar a María, significa seguir su consejo: «Hagan todo lo que Él les diga» (Juan 2, 5). Pues, ¿quién mejor que ella para enseñarnos cómo amar a Jesús? ¿Cómo serle fiel? ¿Cómo recibirlo en la Eucaristía? ¿Quién como ella para mostrarnos cómo dejarnos guiar por el Espíritu Santo? ¿Cómo responder a su llamado? ¿Cómo afrontar la misión? ¿Cómo pararse frente al dolor y la muerte? En síntesis, ¿cómo amarlo de verdad?
Escuchemos pues las palabras de todos estos santos, cuyos corazones al estar en sintonía con nuestro Señor y con la ternura de la Madre, están llenos de amor por las almas ¡por nuestras almas! Y es esto lo que les inspira a aconsejarnos. Aprendamos de su experiencia y vayamos a María. Tengamos curiosidad por conocerla. Recordemos que aunque muchos han llegado a Jesús por María, hay tantos otros que hemos llegado a María por Jesús. Lo cierto es que al final, hay una asociación indisoluble entre el Hijo y la Madre, pues no se puede honrar al Hijo sin honrar a la Madre. Así, San Juan Pablo II, en su encíclica «Redemptoris Mater» afirma que la filiación a María es un don: «un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre». ¡Ansiemos recibirlo!
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