La clave es no perder la atención a los detalles,
que son diferentes en cada etapa de la vida de pareja
El joven esposo al salir de la oficina ha comprado una rosa roja que entrega sonriente a su mujer mientras que recibe de ella las facturas a pagar de agua, luz, teléfono. Ella, aunque trabaja medio tiempo fuera de casa, lo recibe con un estrecho abrazo y una comida esmeradamente preparada, en un ambiente de orden y limpieza. Es el entretejido de sus vidas en un día cualquiera en el que se manifiesta la dinámica del amor conyugal en dos formas que pueden llamarse amor matrimonial y amor romántico, ambos amores forman una historia que pertenece a los dos y que pasa por etapas, pero se queda para siempre.
PRIMERA ETAPA
Amor matrimonial: El proyecto de vida se inicia en el esfuerzo por adquirir la casa, los muebles o el electrodoméstico. Medios que se van incorporando al montaje acogedor y confortable del hogar. El esposo poda el césped, pinta, impermeabiliza mientras la esposa pone las cortinas, decora con cuadros y floreros, son como dos aves que construyen juntos el nido.
- Pasan de lado errores y defectos en sus diferentes formas de entender la vida matrimonial recién estrenada. Si la esposa no domina la cocina simplemente lo solucionan en un abrir y cerrar de latas.
Amor romántico: Se ama con especial sensibilidad la parte angélica en el otro, su gracia, la frescura de su juventud y belleza, la ingenuidad misma. Vibran en ellos los recientes recuerdos del noviazgo, la boda, la luna de miel, los detalles personales; y comparten con propios y extraños la alegría de su amor. En la alcoba, la intensa intimidad del abrazo amoroso al vivir su co pertenencia en unidad de cuerpo y alma abiertos a la vida.
- Se dicen todos los días que se quieren, les gusta escucharlo aunque lo sepan.
- Se alegran cada día por tenerse cerca.
- Buscan ser la mejor versión de sí mismos en su historia de amor.
SEGUNDA ETAPA
Amor matrimonial: El proyecto se va consolidando, llegan los hijos y comienzan los retos de su crianza, las exigencias del gasto familiar crecen al igual que las motivaciones por el éxito profesional que exige entrega, preparación, competitividad. Ambos se concentran más en cumplir con fuerza en sus roles y dar lo mejor, es etapa de mucho trabajo, se piensa ya en asegurar el futuro con patrimonio y ahorros.
- Comienzan a definirse y aceptarse defectos, limitaciones y aparecen con más frecuencia la confrontación por diferencias de temperamento o puntos de vista en aspectos prácticos, sin llegar a la perdida de la confianza o el respeto.
Amor romántico: Más allá del deseo y la atracción sexual, la visión y búsqueda del amado como el mayor bien crece y refuerza los sentimientos. El amor es ahora más reflexivo y aun se logra con cierta holgura el tiempo para la salida a cenar, al cine, celebrar aniversarios, sobre todo el de la boda.
- La flor, la llamada a cualquier hora del día, las atenciones son más personalizadas.
- Hacen sentir y saber al otro que son ellos los protagonistas de su amor, que más allá de toda circunstancia, ellos y nada más ellos, son quienes presiden todos sus sentimientos.
- Están dispuestos a proteger lo más importante que tienen: el amor del otro.
TERCERA ETAPA
Amor matrimonial: Los hijos llegan a la adolescencia y juventud. Es necesaria más aplicación a la tarea de su disciplina y educación, el gasto familiar sigue incrementando, es necesario planear mejor la aplicación del ingreso, así como las actividades familiares, también asimilar contingencias como accidentes, enfermedades, perdidas familiares. Es el momento de vivir la fidelidad en toda su amplitud.
En lucha diaria se esfuerzan por evitar lo que desune, en aspectos como:
- No acostumbrarse a la compañía del otro.
- No reconocer todo lo que hace bien, lo que se esfuerza.
- No ignorarse, no largos silencios.
- No hacer juicios equivocados sobre las intenciones del otro, antes preguntar.
- No a la ironía, el sarcasmo, el grito, las ridiculización, descalificación o desdén.
- No a resentimientos.
Amor romántico: El varón empieza a manifestar cierto olvido o descuido de los detalles amorosos absorbido por las más variadas actividades y responsabilidades, llega a olvidar los aniversarios, hasta el de bodas. Con todo, espera ser comprendido por una esposa que concede, pero no cede a la importancia que significa para ella mantener el romance. La intimidad sexual que antes era consecuencia natural del cariño espontaneo vivido a lo largo del día, es a veces causa de frustración por diferentes motivos como:
- Estrés por el trabajo.
- Conflictos educativos con los hijos.
- Problemas económicos.
- Temor al embarazo.
- La rutina.
- Falta de intimidad en su área de la casa.
- Los conflictos naturales de pareja.
- porque se usa como escape a las tensiones o frustraciones.
Ambos luchan contra los condicionamientos, es una etapa de nuevos ajustes en la relación,es necesario ser creativos en una etapa en la que cada cónyuge debe asumir la plena responsabilidad de mejorar la relación. El matrimonio es cosa de dos, por lo que es necesario aceptar los cambios, comprender que la relación es dinámica, que ellos mismos cambian y que los dos se tienen que ajustar a esos cambios.
CUARTA ETAPA.
Amor matrimonial: Se cansan, aparecen los primeros achaques, los hijos se han casado, o han salido a ejercer sus profesiones en otra ciudad o país. Baja el ritmo, se sale de la turbulencia y es necesario mantenerse activos con intereses que puedan compartir. Todo adquiere un nuevo sentido en el que pasan de la agitación a una vida que, sin serlo ya, puede seguir siendo intensa, con nuevos intereses, nuevos proyectos.
Se esfuerzan por ser leales y permanecer fieles al compromiso adquirido ya hace muchos años, en aquel si de su consentimiento tan plenamente humano para unir sus vidas, amarse, ayudarse, engendrar y educar a los hijos. A seguir trabajando día a día para reavivar el proyecto familiar, con la ilusión de mantener la unidad y el amor de todos los integrantes.
Amor romántico: El esposo entrega la flor y recibe las facturas para sentarse luego a comer sabroso en la casa limpia y ordenada. Es su aniversario de bodas, no se ha olvidado, lo celebran como se celebra la vida. Él le canta una vieja canción de amor con palabras que dicen:
Tengo que darte las gracias por estar tan cerca de mí… y por las miles de cosa que yo siento junto a ti… gracias por haberme amado tanto… por haberte conocido, por tu risa , por tu llanto.
Por amarme, por quererme, por hacerme… tan… tan feliz.
Han aprendido lo esencial del amor conyugal. Que el amor es personal y la persona es espíritu, por lo que su amor no muere, porque no lo mide el tiempo. Que sus cuerpos envejecidos jamás dejarán de mostrar su más íntimo principio de vida amorosa: el que no pasa entre las cosas que pasan, y por el que se seguirán amando por siempre.
Por Orfa Astorga de Lira, Orientadora familiar, Máster en matrimonio y familia.
Escríbenos a consultorio@aleteia.org
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