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martes, 13 de diciembre de 2016

No a la pornografía

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Una ley aprobada en Utah de Estados Unidos dice que la pornografía "perpetúa un ambiente tóxico sexual", fomenta el tráfico sexual, la prostitución, baja autoestima en jóvenes y hasta infidelidad.







  • Cómo rechazar la pornografía

 ¿Serás capaz de hacerlo?

Si sueles navegar por Internet, seguro que tarde o temprano te tropezarás con algún tipo de pornografía. “Ya no tienes ni que buscarla —dice Hayley, una chica de 17 años—. Ella te encuentra a ti.”
Hasta los que están más decididos a evitar la pornografía, pueden sentir la tentación de verla. “Yo pensaba que nunca vería pornografía, pero un día lo hice —admite Greg, de 18 años—. No te puedes confiar.”
Hoy la pornografía se consigue con más facilidad que nunca. Y con el sexteo, muchos jóvenes la producen y distribuyen.
Conclusión: Ahora es más difícil evitar la pornografía que cuando tus padres o abuelos eran jóvenes. La cuestión es: ¿serás capaz de rechazarla? (Salmo 97:10.)
Sí, si lo quieres de verdad. Pero primero tienes que entender por qué es malo ver imágenes pornográficas. Veamos algunos mitos sobre la pornografía.

 
Mitos y realidades

Mito: La pornografía no hace daño.
Realidad: Ver imágenes porno es como fumar, solo que en lugar de dañar tus pulmones, daña tu mente, la contamina. La pornografía siembra en ti un concepto degenerado y corrompido del sexo, el cual Dios creó para que dos personas que se aman se unan más y deseen permanecer juntas (Génesis 2:24). Hasta puede hacer que te empiece a parecer bueno lo que es malo. Por ejemplo, algunos expertos aseguran que a la mayoría de los hombres que tienen la costumbre de ver pornografía no les parece tan grave el maltrato a la mujer.


1. Un hombre que fuma y contamina sus pulmones; 2. Un hombre que ve pornografía y contamina su mente
La Biblia habla de ciertas personas que han “llegado a estar más allá de todo sentido moral” (Efesios 4:19). Son individuos que han dejado que su conciencia se haga tan insensible que ya no les duele hacer cosas malas.
Mito: La pornografía te enseña cosas útiles sobre sexualidad.
Realidad: La pornografía te enseña a ser codicioso, es decir, a no estar satisfecho con nada. Te lleva a ver a las personas como simples objetos que están ahí para satisfacer tus deseos sexuales. Es más, según un estudio, quienes ven pornografía suelen tener más dificultades para encontrar satisfacción sexual una vez casados.
La Biblia dice que los cristianos tienen que rechazar por completo todo lo que tiene que ver con “fornicación, inmundicia, apetito sexual [indecente], deseo perjudicial y codicia” (Colosenses 3:5). ¿Y no es eso lo que promueve la pornografía?
Mito: Los que rechazan la pornografía son unos reprimidos. Para ellos, el sexo es un tabú.
Realidad: Las personas que rechazan la pornografía tienen un buen concepto del sexo. Para ellas es un regalo que Dios ha dado al esposo y la esposa con el fin de fortalecer el vínculo y el compromiso que los une. Cuando se casan, estas personas suelen disfrutar más de las relaciones sexuales que los que ven pornografía.
La Biblia habla sin tapujos sobre el sexo. Por ejemplo, le dice a los hombres casados: “Disfruta con la esposa de tu juventud, [...] y [que] su amor te cautive sin cesar” (Proverbios 5:18, 19La Palabra).

 Cómo rechazar la pornografía

¿Y si para ti la tentación de ver pornografía es demasiado fuerte? En la hoja de ejercicios “Cómo rechazar la pornografía” encontrarás sugerencias prácticas.
No lo dudes, tú puedes resistir la tentación de ver pornografía. Y si ya has caído, puedes dejar de verla. Vale la pena intentarlo, pues saldrás ganando.
Mira lo que le pasó a Calvin, quien comenzó a ver pornografía cuando tenía 13 años. “Sabía que eso no estaba bien —reconoce él— pero no lograba vencer la tentación. Encima, después me sentía muy mal. Un día, mi padre me descubrió. Y la verdad es que eso fue un alivio. Necesitaba que alguien me ayudara.”
Calvin ha aprendido a rechazar la pornografía. Él cuenta: “Empezar a ver pornografía fue un gran error. Y todavía estoy pagando las consecuencias porque no he logrado sacarme esas imágenes de la cabeza. A veces me siento tentado a pensar en lo que podría ver si me pusiera a buscar pornografía. Pero entonces reflexiono en lo feliz que soy por hacer las cosas como Jehová quiere, pues tengo una conciencia limpia y sé que me espera un futuro maravilloso”.

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