Habla el sociólogo Massimo Introvigne
La Iglesia celebró el 26 de diciembre a san Esteban, el primer mártir. La persecución no es un fenómeno esporádico en la historia del cristianismo sino que ha marcado profundamente la vida de los cristianos hasta nuestros días, en muchos países del mundo. El mismo papa Francisco ha reafirmado en varias ocasiones que la violencia hacia los cristianos es mayor hoy que en los primeros tiempos de la Iglesia.
El profesor Massimo Introvigne, director del Cesnur, Centro de Estudios sobre Nuevas Religiones, dice que sólo en 2016 alrededor de 90.000 cristianos fueron asesinados a causa de su fe, es decir uno cada seis minutos, y también que el número de cristianos que no pueden profesar su fe libremente sondea los 500 a 600 millones:
El Center for Study of Global Christianity publicará el próximo mes su estadística para 2016, que habla de 90 mil cristianos asesinados a causa de su fe, un muerto cada 6 minutos, un poco menos respecto a los 105 mil de hace dos años.
De estos, el 70%, es decir, 63 mil, han sido asesinados en conflictos tribales en África. El centro estadounidense los incluye en la estadística porque considera que en gran parte se trata de cristianos que han rehusado tomar las armas por razones de conciencia.
El otro 30%, es decir, 27 mil, deriva en cambio de atentados terroristas, destrucción de pueblos cristianos, persecuciones gubernamentales, como en el caso de Corea del Norte.
Respecto a un cálculo de los cristianos perseguidos en el mundo, ¿cuántos son aproximadamente?
Juntando las estadísticas de al menos tres centros diversos de investigación de los Estados Unidos y también el mío, el Cesnur, y comparándolos entre sí en 102 países del mundo, los cálculos varían entre los 500 y 600 millones de cristianos que no pueden profesar su fe completamente.
Sin olvidar o disminuir los sufrimientos de los miembros de otras religiones, los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo. Hay quien puede permanecer perplejo frente a las estadísticas porque si por un lado el Center for Study of Global Christianity nos da la cifra de 90 mil, en otros hablan de algunos miles, y otros de algunos cientos.
Cuando las discrepancias son tan grandes, está claro que están contando cosas distintas. Quien cuenta a las personas que son obligadas trágicamente a elegir: “o reniegas de tu fe o mueres”, cuenta cada año algunos cientos. Quien tiene una noción más amplia: no “candidatos a la beatificación” sino personas que sabían que podían ser asesinadas al realizar ciertos gestos o prácticas de fe, habla de algunos miles. Si en cambio se habla de personas que son asesinadas en sentido amplio porque son cristianas, entonces llegamos a los 90 mil, es decir, un muerto cada seis minutos.
No se puede olvidar la brutal persecución hacia los cristianos, y no sólo, perpetrada por el presunto Estado Islámico en los territorios conquistados. ¿Hay ejemplos de cristianos que han perdido la vida por permanecer fieles al Señor en estos territorios?
Sí, en los territorios del así llamado Estado Islámico existen varios casos, entre ellos algunos que la Iglesia está estudiando en vista a una posible beatificación. Hay cristianos que han elegido conscientemente permanecer en estos territorios y seguir, como podían, dando testimonio de su fe.
Al hablar del Estado Islámico no debemos olvidar que éste asesina también a muchos musulmanes y que en 2016, según nuestros cálculos, el número de cristianos asesinados a causa de su fe y el número de musulmanes asesinados a causa de su fe, a excepción de África, es un número muy similar.
Los musulmanes en general son asesinados por otros musulmanes: los musulmanes shiítas son asesinados por musulmanes sunitas y este es el caso más frecuente. A veces, los musulmanes sunitas son asesinados por musulmanes shiítas, musulmanes que no están de acuerdo con ciertas declinaciones del Islam son asesinados por musulmanes más extremistas, como en el caso del ISIS.
¿Qué impresiona más de este fenómeno de persecución?
Dos puntos. El primero es que un poco en todos los países crece la intolerancia y la intolerancia es la antesala de la discriminación y, a su vez, la antesala de la persecución.
Y luego, la actitud tranquila, noble, muchas veces ejemplar de las minorías cristianas sometidas a cualquier tipo de vejación pero que sólo en casos rarísimos han respondido a la violencia con la violencia, mientras que la mayor parte de los casos han dado testimonio serenamente de su fe, a menudo perdonando a los perseguidores y orando por ellos.
Radio Vaticana, Debora Donnini
No hay comentarios:
Publicar un comentario