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martes, 16 de abril de 2019

Para los que NO fueron a Misa el Domingo. ¡Mire lo que perdió!

Vea unos aspectos de la riqueza que uno pierde cuando no participar en la Misa Dominical.
La carne de María Stma. está en la de su Hijo.
Preparando el altar, y después de revestirme, y durante la Santa Misa, movimientos internos muy intensos y muchas e intensas lágrimas y llanto, con frecuente pérdida del habla, y también al final de la Santa Misa, y por largos períodos durante la Santa Misa, en la preparación y después, la clara visión de nuestra Señora, muy propicia ante el Padre, hasta tal grado, que las oraciones al Padre y al Hijo y en la consagración, no podía sino sentir y verla, como si fuera parte o la puerta, para toda la gracia que sentía en mi corazón. En la consagración de la Santa Misa, ella me enseñó que su carne estaba en la de su Hijo, con tanta luz que no puedo escribir sobre ello. No tuve duda de la primera oblación ya hecha.
San Ignacio de Loyola


El día de la esperanza cristiana.
El domingo es el "día supremo de la fe", "un día indispensable", "el día de la esperanza cristiana".
Juan Pablo II


Por la salvación de todos.
Cada Misa que se celebra se ofrece no sólo por la salvación de algunos, sino también por la salvación de todo el mundo.
San Pablo VI


Un excelente cáliz que embriaga y fortalece.
Tenemos un excelente cáliz que embriaga, un cáliz que embriaga y causa la castidad, no la relajación. Y ¿cuál es éste? El cáliz espiritual, el cáliz incontaminado de la Sangre el Señor. Este no causa embriaguez, no causa relajación; porque no debilita las fuerzas, antes las despierta; no relaja los nervios, antes los vigoriza; este cáliz causa la vigilancia del espíritu, este cáliz es adorable para los ángeles, terrible para los demonios, precioso para los hombres, amable para el Señor.
San Juan Crisóstomo
Doctor de la Iglesia
Homilía contra los que se embriagan y sobre la resurrección. N.2



El pan nuestro de cada día.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy Mt 6,11. Después de pedir el reino de los cielos no se nos manda pedir el de la tierra, pues nos lo prohíbe él mismo al decirnos: No estéis preocupados por lo que habéis de comer y beber Mt 6,25. Mas como él es el pan que bajó del cielo, pedimos y suplicamos que ese mismo pan con el que cada día, es decir, perennemente, hemos de ser alimentados en la eternidad, hoy, esto es, en la vida presente, lo tomemos del convite del santo altar para fortaleza del cuerpo y alma.
San Pedro Crisólogo
Doctor de la Iglesia
Sermón 70


La Eucaristía es una confesión de la resurrección de Cristo.
Pues que la comunión de la mística bendición (la Eucaristía) es una confesión de la resurrección de Cristo, es claro y bien patente, por lo que Él dijo cuando por sí mismo celebró la forma del misterio; porque habiendo partido el pan, según está escrito, lo repartió, diciendo: Este es mi cuerpo, el que por vosotros se entrega para perdón de los pecados; haced esto en memoria mía Lc 22,19!. Así, la participación de los santos misterios es una verdadera confesión y memoria de haber el Señor muerto y de haber vuelto a la vida por nosotros y para nosotros, y además, de haber nosotros por esto recibido en su plenitud la bendición divina.
San Cirilo de Alejandría
Doctor de la Iglesia
Comentario a San Juan L.12 c.1



Apostolado de la Santa Misa Diaria






















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