Dios nos da una dimensión nueva.
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Es como que Dios nos absorbe. Es un misterio de unidad, de ensanchamiento del Cuerpo Místico, eclesial. Lo que no he podido yo dar al Cuerpo Místico por mi inteligencia, por mis energías, por mi fuerza, por mi sacrificio... puedo dárselo en el momento en que Dios me da una dimensión nueva. Puedo dárselo por estar incorporado al Cristo Místico. A través de la Eucaristía soy más Cuerpo Místico, más Iglesia.
Sierva de Dios Teresa Mª de Jesús Ortega, op Eucaristía, banquete de amores y sacramento de unidad |
Que la mente concuerde con la voz.
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San Benito enseña que, en la oración de los Salmos, las palabras deben preceder a nuestra mente. Por lo general esto no sucede, primero debemos pensar y luego, cuando hemos pensado, se convierte en palabra. Aquí, en cambio, en la liturgia, es a la inversa, la palabra precede. Dios nos ha dado la palabra, y la sagrada liturgia nos ofrece las palabras; tenemos que entrar al interior de las palabras, en su significado, acogerlas en nosotros, ponernos en sintonía con estas palabras; de este modo llegamos a ser hijos de Dios, similares a Dios.
S.S. Benedicto XVI Audiencia general del 26-09-2012 |
María Santísima se convirtió en el primer Tabernáculo.
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"Bienaventurada la que ha creído" (Lc 1, 45): María ha anticipado también en el misterio de la Encarnación la fe eucarística de la Iglesia. Cuando, en la Visitación, lleva en su seno el Verbo hecho carne, se convierte de algún modo en "tabernáculo" -el primer "tabernáculo" de la historia- donde el Hijo de Dios, todavía invisible a los ojos de los hombres, se ofrece a la adoración de Isabel, como "irradiando" su luz a través de los ojos y la voz de María. Y la mirada embelesada de María al contemplar el rostro de Cristo recién nacido y al estrecharlo en sus brazos, ¿no es acaso el inigualable modelo de amor en el que ha de inspirarse cada comunión eucarística?
San Juan Pablo II Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 55 |
María Santísima practicó su fe eucarística antes incluso de que ésta fuera instituida.
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En cierto sentido, María ha practicado su fe eucarística antes incluso de que ésta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios. La Eucaristía, mientras remite a la pasión y la resurrección, está al mismo tiempo en continuidad con la Encarnación. María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre del Señor.
San Juan Pablo II |
El fruto propio de la Eucaristía.
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Cristo Nuestro Señor, por su inmenso amor, se hizo lo que somos para perfeccionarnos hasta ser lo que Él mismo es.
San Ireneo de Lyon |
Nos transubstanciamos espiritualmente con Jesucristo Víctima.
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Al participar personalmente en el estado de víctima de Jesucristo, nos transformamos en la Víctima divina. Como el pan se transubstancia realmente en el cuerpo de Cristo, así todos los fieles nos transubstanciamos espiritualmente con Jesucristo Víctima. Con esto, nuestras inmolaciones personales son elevadas a ser inmolaciones eucarísticas de Jesucristo, quien, como Cabeza, asume y hace propias las inmolaciones de sus miembros.
San Alberto Hurtado |
¡Escapará de la oscuridad del mal!
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¡Oh, el día en que la Iglesia Católica multiplicará la Santa Misa, reuniendo a los sacerdotes en una vida de fervor y haciéndoles celebrar la Santa Misa varias veces, ese día marcará el verdadero renacimiento del mundo y escapará de la oscuridad del mal!
Servo di Dio Don Dolindo Ruotolo |
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