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sábado, 12 de septiembre de 2020

Evangelio del día

ChristianArt 
 
Lucas 6, 43-49 Quien me escucha construye su casa sobre una roca
 
 
Icelandic Rock Project, Renderizado arquitectónico por Alex Hogrefe, Concebido en 2016, Gráficos por ordenador
© Visualising Architecture Website
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón. ¿Por qué me dicen ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida. Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida’’.
Comentario
Bulle
Talasio Líbico y Africano
higúmeno en Libia
Filocalia, Centurias I, 3-9, 15-16, 78,84 (Philocalie des Pères neptiques DDB-Lattès, 1995), trad. sc©evangelizo.org

“El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón” (Lc 6,45)
Esconden la hipocresía bajo la cubierta del amor, los que “bendicen con la boca y maldicen con el corazón” (Sal 62(61),5).
El que ha adquirido el amor, soporta sin turbarse cosas que afligen y dan penas, suscitadas por los enemigos.
Sólo el amor une la creación a Dios y a los seres entre ellos, en la concordia.
Posee el amor verdadero el que no desconfía ni soporta palabras dichas contra el prójimo.
Es honorado por Dios y los hombres el que no comienza nada que pueda destruir al amor.
Lo propio del amor sincero es una palabra verdadera, que viene de una buena conciencia.
El que reporta a un hermano los reproches que vienen de otro, esconde celos bajo la cubierta de la bondad. (…)
Cuídate de la intemperancia y del odio y no encontrarás nada que te haga obstáculo en el tiempo de la oración.
De igual forma que no es posible sentir el perfume en el fango, no es posible sentir el buen perfume del amor en un alma rencorosa. (…)
El que no envidia a los buenos y tiene piedad de los malos, porta en él un mismo amor para todos.
No confíes en el pensamiento que juzga al prójimo, ya que “saca cosas malas de su tesoro de maldad” (cf. Mt 12,35; 6,21). (EDD)



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