La cuarentena nos hace descubrir muchas cosas a las que anteriormente, por estar tan ocupados, no le hemos prestado mucha atención: la familia, el matrimonio, organizar el tiempo que tenemos, el arreglo de la casa, etc. etc.
La cuarentena le ayudará a descubrir la importancia (o no-importancia) que tiene la Santa Misa Dominical que según el Concilio Vaticanos II es "el fundamento y el culmen del culto". Es decir, es lo más importante en que puede vivir el católico en su relación con Dios.
Hágase esta pregunta: ¿Me he acostumbrado a que no puedo participar en la Santa Misa Dominical? ¿O, de alguna manera, me duele el no recibir la Santa Comunión?
Si se ha acostumbrado a la ausencia de la Santa Misa Dominical en su vida y no le llama mayormente la atención ahora, esto hace surgir otra pregunta: ¿Cómo solía usted participar en la Santa Misa Dominical? ¿Acaso el no sentir ya su ausencia no es un indicio muy fuerte de que usted participaba por costumbre solamente?
Es una pregunta muy seria porque de alguna manera identifica el lugar que ocupa Dios en su vida. Ciertamente no respondería al primer mandamiento "Amar a Dios sobre todas las cosas".
Al darse cuenta y querer cambiar para darle a Dios en su vida el lugar que le corresponde, ¿acaso la pandemia no le ha hecho un gran favor porque de otra manera no se habría dado cuenta?
Hay cosas que le pueden ayudar en volver de verdad a Dios, que ha entregado a su único Hijo para salvar a usted.
- ¿Porqué no revisa su oración personal en la mañana y en la noche para que se convierta en una comunicación profunda con el Señor que tanto le ama?
- ¿Porqué no le pide perdón por haberse alejado espiritualmente?
- ¿Porqué no desempolva la Biblia y lee cada día siquiera unos versículos comenzando con los Evangelios?
- ¿Porqué no renueva también la oración en familia?
- ¿Porqué no participa - aunque sea a distancia - en la Santa Misa Dominical por televisión o las demás redes sociales escuchando la Palabra de Dios y haciendo la Comunión Espiritual?
Nunca es demasiado tarde para cambiar. Se estará preparando a participar de una manera nueva en la celebración de la Santa Misa Dominical cuando la Iglesia abra nuevamente las puertas. Y entonces celebrará usted realmente el fundamento y el culmen de su relación en Dios.
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