Hoy celebramos la fiesta de la Virgen dolorosa, Hay imágenes y estatuas de la Virgen María con 7 espadas que traspasan su corazón. En Lucas 2, 35 el anciano Simeón le profetizó: "Una espada te atravesará tu corazón". La devoción mariana ha encontrado 7 momentos cuando la Virgen ha sufrido el dolor profetizado.
EJERCICIO PIADOSO AL CORAZÓN DOLOROSO DE LA MADRE DE DIOS
Por la señal de la Santa Cruz,+
De nuestros enemigos,+
Líbranos, Señor +
Primer Dolor- La aflicción que causó a su tierno corazón, la profecía del anciano Simeón.- Cuando le dijo: "una espada traspasará tu alma". (Avemaría)
Segundo Dolor- La angustis que padeció su sensibilísimo corazón, en la huida y permanencia en Egipto.- Porque Herodes quería matar al Niño. (Avemaría)
Tercer Dolor- Las congojas que experimentó su solícito corazón, en la pérdida de su Hijo Jesús. (Avemaría)
Cuarto Dolor- La consternación que sintió su maternal corazón, al encontrar a su Hijo Jesús llevando la cruz a cuestas. (Avemaría)
Quinto Dolor- El martirio de su generoso corazón, asistiendo a su Hijo Jesús en la agonía. (Avemaría)
Sexto Dolor- La herida que sufrió su piadoso Corazón, en la lanzada que abrió el costado de su Hijo Jesús. (Avemaría)
Séptimo Dolor- El desconsuelo y desamparo que padeció su amantísimo corazón, en la sepultura de su Hijo Jesús. (Avemaría)
Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Siete gracias, que la Santísima Virgen concede a las almas que le honran diariamente, meditando sus dolores, con el rezo de siete Avemarías. (Santa Brígida)
1. Pondré paz en sus familias.
2. Serán iluminadas en los Divinos Misterios.
3. Las consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4. Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
5. Las defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de la vida.
6. Las asistiré visiblemente: en el momento de su muerte, verán el rostro de su Madre.
7. He conseguido de mi Divino Hijo: que, cuantos propaguen esta devoción, sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna- directamente, pues serán borrados todos sus pecados-, y mi Hijo y Yo seremos su eterna consolación y alegría.
(EWTN)
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