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martes, 15 de septiembre de 2020

Evangelio del día

ChristianArt
Juan 19, 25-27 Ahí está tu madre
La Crucifixión, pintada por Rogier Van der Weyden (1400-1464, pintada en 1443, Óleo sobre tabla de roble,
 © Kunsthistorisches Museum, Vienna 
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. 
Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Comentario

Bulle
San Luis María Grignion de Monfort (1673-1716) predicador
fundador de comunidades religiosas
Tratado de la verdadera devoción a la Santa Virgen, 214 (Livre de Vie, Seuil, 1996), trad. sc©evangelizo.org

María, sostén para llevar nuestra cruz
La devoción mariana es un camino sencillo para llegar a la unión con Nuestro Señor, perfección del cristiano. Es un camino que Jesucristo ha abierto viniendo a nosotros y en el que no hay obstáculos para llegar a él.
Se puede en realidad llegar a la unión divina por otros caminos, pero habrá más cruces, muertes extrañas y más dificultades, que venceremos difícilmente. Habrá que pasar por noches oscuras, combates y agonías extrañas, por montañas escarpadas, por espinas agudas y terribles desiertos. Pero por el camino de María, se pasa más suave y tranquilamente.
Se encuentran en realidad grandes combates y grandes dificultades para vencer. Pero esta buena Madre y Maestra se hace próxima y presente a sus fieles servidores para iluminar sus tinieblas, aclarar sus dudas, tranquilizarlos en sus temores, sostenerlos en sus combates y dificultades. En realidad ese camino virginal para encontrar a Jesucristo se convierte en un camino de rosas y miel, comparado con otros caminos. (EDD)



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