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domingo, 2 de mayo de 2021

Nacida sin brazos ni piernas, demuestra que nada es imposible

 

AMY BROOKS


A pesar de su importante discapacidad, la estadounidense Amy Brooks, de 39 años, demuestra cada día que todo es posible con voluntad y la ayuda de Dios

Tras ser abandonada al nacer por sus padres biológicos, que no aceptaron su discapacidad, Amy Brooks, que nació sin brazos ni piernas, habría podido conocer un destino trágico privado de amor familiar. Por fortuna, Dios no la abandonó y puso en su camino unos padres adoptivos que le ofrecieron de inmediato su amor. Unos padres cariñosos y, sobre todo, decididos a ofrecerle una vida como la de cualquier otro niño.

A pesar del escepticismo de los médicos, que dudaban de que Amy pudiera ser totalmente independiente algún día, sus padres siempre insistían en confiarle responsabilidades y en tratarla como a sus otros hijos. Esta actitud permitió a Amy no sentirse nunca inferior o desfavorecida. La fe, muy presente en su hogar, también marcó mucho a la pequeña durante su infancia, despertando en ella una gran sabiduría: “Gracias a mi familia, siempre supe que nací con un propósito y que Dios tenía un plan para mí. No conocía ese plan, pero sabía que Dios no había cometido un error”, declara, llena de confianza.

Para compartir su lucha, abrió hace unos años un canal de YouTube donde muestra cómo consigue hacer las cosas por sí misma. También ha escrito dos libros y comparte regularmente su experiencia a través de conferencias. ¿Entre sus grandes sueños? Su deseo de aprender a coser, ¡un objetivo que ha logrado gracias a una máquina de coser mejorada!

Hoy en día, Amy pinta, cocina, se peina y se maquilla cada mañana. Estos pequeños gestos, triviales para el resto de personas, son valiosísimos para ella, ya que son un signo de su independencia. A esta felicidad se añade la alegría de haber encontrado el amor de su vida. Recientemente ha publicado en su cuenta de Instagram una foto donde da gracias a su prometido por su apoyo, sus oraciones, su tiempo y la fuerza que le da cada día.

“Me encanta compartir mi historia con los demás, no porque haga las cosas bien, sino porque creo que mi mensaje es importante para la gente. Todos estamos aquí por una razón y cada uno tiene un objetivo”, declara la joven, que espera que su testimonio ayude a todos los que atraviesan las mismas dificultades que ella.

Ewa Rejma, Aleteia

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