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lunes, 7 de junio de 2021

El beneficio, también espiritual, de invertir según criterios católicos: «Esto es dar testimonio»

 


Que exista un sistema económico y financiero justo es una de las cuestiones en las que Francisco más ha puesto el acento en los últimos años, algo que también hicieron los Pontífices anteriores como Benedicto XVI o San Juan Pablo II. Tal es su interés en este asunto que el Papa ha querido dedicar su intención de oración del mes de mayo para que “las finanzas sean instrumentos de servicio, instrumentos para servir a la gente”.

Desde hace años hay empresas relacionadas con el sistema financiero que han dado un paso al frente en este sentido y tienen como centro la Doctrina Social de la Iglesia en su funcionamiento para poner a la persona en primer lugar, y no sólo el mero beneficio.

Una de ellas es Altum Faithful Investing, fundada por el madrileño Borja Barragán. Esta firma de inversión es la primera EAFI (Empresa de Asesoramiento Financiero) nacida en España centrada en asesora la gestión del patrimonio con criterios cien por cien católicos. Y su lema es claro: “invertir según la Doctrina Social de la Iglesia”.

Estas inversiones con criterios éticos, morales y desde una perspectiva católica son la respuesta que Altum ha dado a numerosas entidades e inversores católicos, en un mundo donde sólo prima el beneficio.

Borja Barragán señala que los principios sólidos en los que se asientan las inversiones de Altum pasan por la defensa de la vida, de la dignidad humana, la familia y el cuidado de la creación. Para ahondar en esta cuestión, este empresario católico explica en esta entrevista con Religión en Libertad las inversiones en clave católica y su importancia para transformar la sociedad:

-El vídeo de oración del Papa de este mes de mayo se ha centrado en el mundo de las finanzas, donde pide que “sean instrumentos de servicio”. ¿Por qué el Papa otorga tanta importancia a esta cuestión?

-El Santo Padre tiene muy claro que la economía está al servicio de las personas y no viceversa. Una economía sana, bien orientada, es una parte importante del desarrollo integral de la persona. Sin embargo, pueden ocurrir (y ocurren) grandes desviaciones donde priman otros intereses generalmente más cortoplacistas de obtención de beneficio y donde el aspecto moral de la economía desaparece.

Benedicto XVI afirmaba en Caritas in Veritate que “el sector económico no es ni éticamente neutro ni antihumano o antisocial por naturaleza”, pues bien, creo que el Papa Francisco en este video nos invita a dos cosas: por un lado, a que todas las personas que de una u otra manera estamos involucrados en el mundo de las finanzas y la economía (y ojo, esto afecta prácticamente a todo el mundo ya que prácticamente todos somos agentes económicos) seamos conscientes de que nuestras decisiones económicas tienen un impacto y que nuestros actos nos definen. Por otro lado, es un claro llamamiento a ser valientes y dar testimonio cristiano en algo que puede parecer tan alejado de lo espiritual como es el mundo de las finanzas.

- Usted es el fundador de Altum Faithful Investing, y precisamente da respuesta a estas intenciones del Papa teniendo como centro la Doctrina Social de la Iglesia. ¿Cómo se inserta ésta en su compañía?

-En Altum entendemos que la identidad cristiana no es sólo a tiempo parcial o para determinadas actividades y circunstancias. No es un sombrero que dejamos a la entrada de nuestra casa, de nuestro trabajo o de nuestras actividades de ocio, sino que la fe y el querer seguir a Cristo es algo que nos acompaña, ¡o al menos lo intentamos a diario!, en todos los ámbitos de nuestra vida.

Indudablemente donde ponemos el foco para vivir la Doctrina Social de la Iglesia es en nuestra actividad empresarial: asesorar inversiones conforme al magisterio católico. Un ejemplo sería el índice bursátil Altum Catholic Values European Index, el primero en su género que reequilibra sus componente de acuerdo a las “Guías de Inversión de Altum”, las cuales hacen hincapié en la promoción de la dignidad humana, la promoción de la vida, la promoción de la familia, el cuidado y la protección de la creación.

-¿Esto también es importante para los trabajadores de Altum?

-Además de en nuestra actividad profesional, naturalmente buscamos vivir con coherencia cristiana en todos los ámbitos de la empresa. Desde cosas sencillas como que Altum tiene su propio capellán o guardar tiempos para rezar durante la jornada, hasta aspectos relevantes como la manera de generar vínculos con los clientes o la determinación de los salarios. En todo momento buscamos esa coherencia que nos permita dar testimonio cristiano en todos los ámbitos de nuestro trabajo… Ojo, esto no quiere decir que siempre lo consigamos porque todos tenemos nuestras limitaciones, pero tenemos la suerte de contar con un equipo donde todos “tiramos del carro” y buscamos una unidad entre la vida de fe y la vida familiar, profesional y social.

- En las cuestiones más prácticas, ¿qué diferencia a Altum de otras empresas dedicadas a la inversión que no tienen este trasfondo ético y católico?

-Creo que son varias facetas las que hacen que nuestro trabajo sea único. Desde el punto de vista de identidad, Altum es la primera empresa europea de inversión financiera certificada por Social Enterprise Mark. Esta acreditación nos hace únicos y reconoce nuestro compromiso como empresa social (en nuestro caso concreto destinando el 100% de nuestros dividendos a financiar proyectos que fomenten la oración, la misión y la formación de vocaciones).  

Desde el punto de vista del asesoramiento de inversiones, las Guías de Inversión de Altum permiten atender específicamente a aquellas entidades que buscan alinear sus inversiones con la fe cristiana y por tanto dar respuesta a aquellos inversores que buscan que su cartera de inversión no comprometa su integridad.

Esto implica observar, no solo los comportamientos ambientales, sociales y de gobierno corporativo que realizan ya prácticamente todas las empresas de servicios de inversión, sino que entraña también “remar mar a dentro” (duc in altum) y analizar los comportamientos de las compañías que tocan temas directamente relacionados con la antropología cristiana, como pueden ser el aborto, la anticoncepción, la investigación con embriones humanos, la ideología de género o la libertad religiosa, entre otros.

Recordemos que lo que pretendemos es ayudar a nuestros clientes a obtener una adecuada rentabilidad de sus inversiones. No pretendemos aplicar las Guías de Inversión de Altum asumiendo un sacrificio de la rentabilidad. Todo lo contrario: creemos que seleccionar compañías con un comportamiento íntegro, en el largo plazo, es de hecho más rentable. Así lo hemos comprobado en la elaboración del índice bursátil Altum Catholic Values European Index, donde las empresas que no entran en conflicto con el magisterio católico generan más valor para los accionistas a lo largo del tiempo.

-¿Hay una conciencia entre los católicos y las entidades religiosas sobre invertir con criterios éticos? ¿Están en general bien asesorados en estos asuntos?

-No cabe duda de que la concienciación es cada vez mayor. Esto puede explicarse en parte por los esfuerzos de los tres últimos papas a través de documentos doctrinales (pienso, por mencionar algunos, en Centessimus AnnusCaritas in Veritate y Laudato Sí) por poner de relieve cuestiones morales que deben abordarse en el ámbito de la gestión de inversiones (como en cualquier otro). Aplicado al mundo religioso, también acompañan las directrices que con regularidad traslada a los institutos religiosos la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

No debemos perder de vista también la influencia de las decisiones que toman los inversores institucionales (entre los que se pueden encontrar perfectamente muchas entidades religiosas) a nivel mundial. Llevamos unos años donde el foco del mundo inversor ha estado puesto en cuestiones medioambientales y en la inversión socialmente responsable. Sin embargo, la evolución natural lleva a que para muchos inversores lo “socialmente” responsable no sea suficiente y busquen la inversión “moralmente” responsable. Te pongo un ejemplo: podemos tener una compañía que tenga una calificación excelente por no tener emisiones tóxicas o por ser un ejemplo en el ámbito de la gobernanza, pero… ¿qué ocurriría si esta compañía destruyese embriones humanos para realizar sus investigaciones o donase millones de dólares a Planned Parenthood para promover el aborto? ¿Tendría sentido que una entidad religiosa o un católico invirtiese en este tipo de entidades teniendo alternativas perfectamente validas?

Normalmente, las instituciones financieras que proveen asesoramiento en materia de inversión, no pueden proveer de este detalle de información que permita a sus clientes pasar de la inversión socialmente responsable la inversión moralmente responsable”. Las instituciones financieras necesitan herramientas que les ayuden en este camino, y es por eso que hemos desarrollado una plataforma online para que toda institución que lo desee pueda incorporar criterios afines al magisterio católico a sus procesos de inversión. Pronto lanzaremos una versión para particulares de esta herramienta, lo que permitirá que el inversor particular con sensibilidad católica, también podrán empezar a tomar decisiones más informadas.

Borja Barragán y el equipo de Altum

Borja Barragán y el equipo de Altum tras ser reconocidos con el sello de Social Enterprise Mark

- ¿Qué tipo de clientes pueden ser potenciales para una compañía como Altum?

- Nuestro público objetivo inicial suelen ser las entidades que necesitan un asesoramiento profesionalizado de sus inversiones. Normalmente son fundaciones, institutos religiosos y diócesis que buscan un asesoramiento profesionalizado de su patrimonio y asegurarse de que sus inversiones se gestionan de acuerdo con sus creencias.

Adicionalmente abarcamos a otros fondos de inversión o asesores de inversión, que buscan herramientas para facilitar la prestación de sus servicios. Aquí es donde vemos una oportunidad significativa para la plataforma de ALTUM, así como el índice Altum Catholic Value European Index y otros productos de inversión que ofrecemos a estas entidades para que, si así lo desean, lo puedan ofrecer a sus propios clientes.

Nuestro próximo objetivo es también hacer que la inversión coherente con la fe (faith-consistent Investing en inglés) sea accesible para todo el mundo, por lo que estamos trabajando actualmente en varios proyectos que permitan no solo al inversor institucional, sino también al inversor particular, poder invertir con criterios afines al magisterio católico.

- Hace unos meses fueron reconocidos como la primera “empresa social” en España. ¿Se puede de verdad transformar la sociedad con este cambio de enfoque a la hora de invertir?

-A la hora de fundar Altum creímos que había llegado el momento de abordar el sector de la inversión con un enfoque distinto al del mero beneficio como fin último. Como empresa de inspiración cristiana tenemos una vocación social y por nuestras raíces católicas creemos en la reciprocidad y en la lógica del don. Estamos convencidos de que hay lugar para empresas como la nuestra que eligen libremente llevar a cabo un negocio con un propósito social, motivados por principios distintos al mero beneficio, sin renunciar en modo alguno a producir valor económico.

Antiguamente, la prueba de fuego de cualquier inversión era únicamente si generaba beneficios para el inversor. En nuestro mundo actual, la rentabilidad se mide cada vez más incluyendo factores no financieros. Por ejemplo, estamos actualmente en diálogo con una empresa farmacéutica para que deje de usar embriones humanos en su investigación. Para nosotros el hecho de conseguir influir en las decisiones de las compañías para que dejen de llevar a cabo estas prácticas contrarias al magisterio es ya de por sí un gran logro y en ejemplo de cómo a través de la inversión se puede conseguir transformar la sociedad, es un ejemplo de “rentabilidad no financiera”. Esto nos lleva de nuevo al punto sobre el que Su Santidad está haciendo hincapié en su reciente video de petición de oración por el mes de mayo, que es preguntar si los mercados financieros sirven a un propósito más alto y si no es así, preguntarnos por qué.

Haber obtenido el sello de Social Enterprise Mark y operar como empresa social nos permite contestar a esta pregunta formulada por el Papa y ser capaces abrir nuevos horizontes realizando una inversión coherente con la fe, haciendo nuestro el dicho popular, “por mí, que no quede”.

Javier Lozano / ReL























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