Entradas populares

viernes, 11 de junio de 2021

Fui a misa distraído y Jesús me dio una gran lección

 


Llegué tarde y me senté sin ni siquiera saludar a Jesús, y algo me dijo: mira a tu izquierda...

“Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí”

Juan 6, 57

Desde niño me he sentido maravillado por la Eucaristía. Saber que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo frente a mis ojos, es algo que me sobrepasa.

Por eso cuando me hablan de milagros suelo decir: “Ve a misa, allí verás el mayor de todos”. Y luego les sugiero:

“Al terminar no salgas apurado de la iglesia, quédate unos minutos en fervorosa oración y agradece a Dios por las gracias que te ha conferido. Y si puedes, antes de marcharte pasa por el oratorio donde tienen el sagrario y dile a Jesús que le quieres”.

Thumbnail for read also

Santos que saben sobre la Comunión

Me gusta llegar temprano a misa para tener un rato de oración previo. Este pensamiento del Padre Pío es muy cierto:

“Hijos míos, nada es demasiado a la hora de prepararnos para la santa comunión».

Luego voy al sagrario y le digo a Jesús: “Llegué. Aquí estoy, por ti y para ti”.

San Francisco de Asís, un gran enamorado de Jesús Sacramentado escribió admirado:

“Cuando el sacerdote ofrece a Jesús en el altar y lo lleva a algún lado, todas las personas deberían doblar las rodillas y rendir al Señor, AL DIOS VIVO Y VERDADERO, alabanza, gloria y devoción”.

Thumbnail for read also

Una lección en misa: mira a la izquierda…

Ayer, por algunos contratiempos llegué tarde a misa. Entré distraído y me senté en la banca distante, con los pensamiento en el problema que dejé atrás.  ¿Te ha pasado alguna vez?

Haces lo imposible por ir temprano y llegas a misa cuando acaba de empezar. No quieres distraer y prácticamente corres a la banca. Pero olvidas persignarte al entrar a la iglesia y saludar a Jesús.

Jesús, ¡qué gran amigo eres!

Sabe darme grandes lecciones. Y vaya que esta fue una lección aprendida. Ya lo conozco. Él es así.

Miré hacia el sagrario para saludarlo. Tengo la costumbre de hacerle saber que llegué a la iglesia y voy a saludarlo. Cuando llego encuentro otras personas afuera orando. “Cuánto te aman Jesús”.

Te comentaba que estaba un poco distraído y sentí la necesidad de mirar hacia la banca de mi izquierda. Era como si Jesús me dijera: “Mira Claudio”.

En esa banca estaba de rodillas un anciano. Rezaba en silencio con tal fervor que no pude evitar unirme a su oración con la Eucaristía. Se notaba que amaba a Dios profundamente.

Toda la misa estuvo de rodillas mirando el altar, siguiendo la Eucaristía con tal amor, que sentí deseos de aprender de él y amar más a Dios.

Ese hombre sencillo me hizo sentir vergüenza por mi actitud desconsiderada con Jesús. Me recordaba con su devota actitud que debemos amar más la Eucaristía, y guardar respeto por la Casa de Dios.

Necesito ir a Misa. Mañana iré temprano para acompañar a Jesús antes de la eucaristía, en el sagrario.

Le pediré que me perdone y le diré que le quiero a ver si logro arrancarle una sonrisa de alegría. ¡Te quiero Jesús!

Claudio de Castro, Aleteia

 Vea también      Eicaristía Milagro de Amor     (para escoger lo que necesita en este momento)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario