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domingo, 13 de junio de 2021

¿Por qué los sacerdotes ponen un trozo de hostia en el cáliz?

 

EUCHARIST


El simbolismo de este acto recuerda la unidad de la Iglesia y la conexión espiritual entre cada celebración

Durante la Misa en el Rito Romano de la Iglesia católica, es posible que hayas notado que el sacerdote rompe una pequeña parte de la hostia consagrada y la deja caer en el cáliz de vino consagrado.

Es un ritual silencioso. Fácilmente se pasa por alto ya que sucede muy rápido. Si bien es una acción muy breve, el simbolismo que hay detrás de ella es profundo.

Según Nikolaus Gihr en el libro El Santo Sacrificio de la Misa, la acción de colocar una pequeña partícula de la hostia en el cáliz tiene antiguas raíces.

Concretamente viene de la Iglesia Primitiva y una costumbre que pretendía significar la unidad con el Papa y el obispo local.

La participación en el mismo Santo Sacrificio se consideraba signo y prenda de la Comunión eclesiástica.

Para probarla y mantenerla, los Papas y los obispos enviaban a otros obispos, o también a los sacerdotes, partes de las Hostias Consagradas, que los receptores depositaban en el cáliz y consumían …

Esta costumbre existió en Roma hasta aproximadamente el siglo IX.

Allí el Papa los domingos y festivos enviaba a aquellos sacerdotes que tenían a cargo el servicio Divino en las iglesias de la ciudad, la Eucaristía como símbolo de comunión con la Cabeza eclesiástica, y como signo de que estaban facultados para celebrar.

Signo de unidad

Era un signo visible y concreto de que estaban unidos al Papa y a los obispos cada vez que celebraban la Misa.

Además, otro aspecto de este ritual fue el de significar la unidad de la celebración de la Misa, que es una representación del único sacrificio de Jesús en la cruz.

Los católicos creen que Jesús no es sacrificado una y otra vez en cada Misa. La Eucaristía es en cambio una participación mística en el único sacrificio que ocurrió en el Monte Calvario.

Anteriormente, el uso era algo diferente. Como las Hostias eran mucho más grandes, una de estas tres partes se subdividía en varias partículas y se usaba de manera diferente, es decir, se distribuía a los presentes, o se enviaba a los ausentes, o se colocaba en el cáliz en la próxima celebración del sacrificio …

Una partícula previamente consagrada era preservada y unida a la Preciosa Sangre en el siguiente Sacrificio, para representar, con toda probabilidad, la continua sucesión del Sacrificio, así como la unidad de los últimos con esa celebración.

Por esta razón, los historiadores creen que durante algunos siglos hubo dos partículas en el cáliz, una del Papa/obispo y otra de una celebración anterior.

El simbolismo de este acto también apunta a la unidad del cuerpo y la sangre de Jesús en la hostia.

Porque tanto la hostia como el vino consagrado contienen toda la presencia de Jesús: cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Es un recordatorio de que cada acción del sacerdote en la Misa tiene sus raíces en casi 2.000 años de historia y tradición.

Y es muy deliberado: está destinado a enseñarnos muchas verdades espirituales profundas.


Philip Kosloski, Aleteia

 Vea también                La Eucaristía abre el futuro a Dios

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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