No te hará falta comprar un mapa de constelaciones. Se trata de algo muy distinto, que nos mueve a pensar en el auténtico Regalo de Navidad.
¿Existe algo más bonito que regalar un trocito de cielo? Llega la Navidad y con ello los famosos catálogos de juguetes que tanto atraen a los niños. Los Reyes y sus pajes empiezan a maquinar y pensar en los regalos de estas Navidades, aun sabiendo que muchos de estos, después de unos días, quedarán tristemente en el olvido dentro de algún armario. De ahí que todos nos volvamos locos intentando acertar con el regalo perfecto.
“Regala un pedacito de cielo, el regalo verdaderamente inolvidable.” Así decía un anuncio con el que me topé unos días después de comenzar el Adviento. Y me sorprendí al descubrir una gran cantidad páginas web en las que se ofrecía como idea super original para estas fechas el regalar mapas estelares, mapas de constelaciones…
Debo reconocer que mi primer pensamiento fue: ¡madre mía! ¡no sabemos qué inventar, ni sabemos ya qué regalar! Sin embargo, pasados unos pocos segundos, pensé: !Esto es! Esto es lo que me gustaría regalar esta Navidad, ¡un trocito de cielo! Verdaderamente todos estamos necesitados de trocitos de cielo.
Nos encontramos en un momento particular de la historia humana. Como dijo el Papa Francisco, “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época” (Discurso a la Curia Romana, 21 de diciembre de 2019). El miedo y la desconfianza intentan convencer al hombre para que olvide la belleza que conlleva una existencia vivida intensamente.
Llega la Navidad y por suerte, en estas fechas, una vez más se nos recuerda que no estamos solos y que estamos hechos para el gran gozo de la eternidad.
“Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino”. (Encíclica “Spe Salvi”, Benedicto XVI, 2007).
Por tanto, durante estas Navidades es muy necesario regalar trocitos de cielo que sean esas semillas de esperanza capaces de hacer saltar, vibrar y despertar al corazón humano.
Gracias a Dios, estamos bien hechos y nuestro corazón sabe reconocer “el regalo verdaderamente inolvidable”: Su presencia. Pero, ¿cómo ser presencia viva que nos recuerde que estamos hechos para el cielo? ¿Cómo ser esa compañía que regala discretamente un trocito de cielo?
Seguramente, más de una vez te has sorprendido ante una persona que vive con verdadera alegría el amor hacia los demás en su día a día, una persona que te atrae, que te inspira, que hace que cambies tu actitud y que afrontes tu vida con fe y esperanza.
Un mensaje que dice «recé por ti»
Efectivamente, hay mucha gente que intenta quererte sonriendo mientras les cuentas tus grandes logros, gente que te escribe en un día cualquiera para decirte “hoy recé especialmente por ti”, gente que pasa la tarde contigo cuando necesitas compañía, gente que te echa una mano cuando más lo necesitas, gente que sin conocerte y, tal vez sin que lo notes, aporta belleza a tu existencia.
Pongámonos en marcha y seamos esa sigilosa presencia que regala esperanza. Trocitos de cielo con rostro humano que ayuden a redescubrir y a vivir de un modo auténtico nuestro paso por la tierra.
Estas Navidades haremos hermosos regalos, elegidos con mimo, que endulzarán el momento presente de los que más queremos. Pero qué maravilloso es poder envolverlos con un trocito de cielo, con una oración ofrecida por esa persona, con una compañía verdadera, la nuestra, que les deje intuir un ¡aquí hay Algo! ! ¡Aquí se esconde Algo más que un regalo! ! El Regalo!
El Niño Dios nació entre pajas, pero nos regaló el cielo entero, no se andó con pequeñeces y con ello nos cambió totalmente la vida, la llenó y engalanó de esperanza.
Estas Navidades, como decía el anuncio, “regala un pedacito de cielo: el regalo verdaderamente inolvidable.” No te preocupes, no te hará falta comprar un mapa de constelaciones: regala con tu vida al Niño que nació en Belén, el regalo que nos lleva verdaderamente al cielo y el más original.
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