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lunes, 13 de diciembre de 2021

¿Por qué siempre sale el caso Galileo? Porque no hubo más choques de la Iglesia con científicos

Ignacio Sols presenta «El proceso a Galileo a través de sus textos» (Digital Reasons)


Galileo en la película de Joseph Losey de 1975...
el tema siempre se repite, precisamente porque no hubo más casos similares


 

Ignacio Sols Lucía, doctor en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Princeton e investigador del CSIC, ha publicado en Digital Reasons (versión online y en papel) El proceso a Galileo a través de sus textos, un libro que aporta más luz al caso Galileo.

Las primeras 145 páginas explican la vida de Galileo, sus investigaciones, la lista de enemigos que se hizo, las personas que le apoyaban y admiraban y el conflicto con el Santo Oficio. Finalizan explicando la importancia histórica del caso.

Pero específica y apasionante en este libro es la selección amplísima de textos de Galileo, sus amigos y detractores, las cartas que iban y venían y las actas que se proclamaban. Vemos a través de cada texto -bien presentado con unas frases breves que dan el contexto- la personalidad de sus autores, su capacidad de afinar y detallar sus argumentos, de exponer sus objeciones o sugerencias, en el marco de una enorme curiosidad intelectual acerca de la naturaleza, los planetas, la física, ese nuevo invento que era el telescopio...

Portada del libro El Proceso a Galileo a través de sus textos

Muchas cosas dejaban de ser teorías basadas en autoridades griegas o medievales y pasaban a ser comprobables. Pero con límites técnicos aún importantes: ¿era Saturno un planeta o eran tres o es que estaba flanqueado por dos estrellas? En el telescopio parecía ser algo alargado... Faltaba definición para entender que había unos anillos alrededor.

De igual forma, faltaba definir aún bien el método científico experimental y su relación con la Revelación bíblica.

El matemático y profesor Ignacio Sols, fotografiado por María Martínez para Alfa y Omega

Con Ignacio Sols hablamos de ese caso siempre vivo y sometido al debate.

- ¿Por qué siempre se habla del caso Galileo y no de otros choques entre la ciencia y la Iglesia católica?

- Porque no hubo ningún otro caso en que chocaran. Es el único. Es un caso excepcional.

- ¿Y el caso de Giordano Bruno, ejecutado por la Inquisición en Roma?

- No era por un tema científico. Bruno no era científico, no creía que hubiera leyes en la naturaleza. Era un panteísta y sus afirmaciones sobre si podía haber otros mundos eran filosóficas. Siempre que se habla de Galileo se habla de Bruno. Y luego de la quema de la Biblioteca de Alejandría, muchos siglos antes, que tampoco tiene nada que ver con los cristianos antiguos. La Biblioteca fue destruida primero por Julio César, luego Marco Aurelio, Caracalla, Diocleciano... y ya en la época cristiana, Paulo Orosio dice que había cofres con libros que las autoridades se llevaron, no que se destruyeran ni quemaran libros.

- ¿Qué científicos conocemos en que la Inquisición o un tribunal eclesiástico encarcelara o ejecutara a intelectuales por afirmaciones científicas?

- Ninguno. Tampoco Galileo fue encarcelado. En mi libro podemos ver paso a paso donde se alojaba, qué hacía... Él mismo lo escribió: yo, que jamás he estado en una cárcel... Durante el proceso, y después, estuvo alojado en la embajada de Toscana en Roma, tratado "como un padre trata a su hijo", según dice él mismo. En nuestro libro está el texto.

- El caso Galileo, ¿en qué fue relevante para frenar o hacer avanzar la ciencia?

- El cardenal [San Roberto] Belarmino ya había declarado que si Galileo encontraba razón suficiente para dejar la interpretación literal de los textos bíblicos sobre el movimiento de la Tierra, la Iglesia lo aceptaría. El reto de Galileo era encontrar esas demostraciones físicas o astronómicas, ese reto era relevante.

»Pero la razón que daba, diciendo que las mareas demostraban la traslación, era falsa. Necesitaba otros elementos que se irían demostrando en el siglo siguiente.

- Si Galileo hubiera tenido las herramientas adecuadas para demostrar científicamente ese movimiento de la Tierra, ¿qué habría declarado la Iglesia?

- Toda la clase culta habría visto que estaba demostrado y la Iglesia lo habría aceptado. Pero la argumentación de Galileo no demostraba lo que él defendía, el argumento de Galileo sobre las mareas era falso y la clase culta lo veía

- ¿Por qué Galileo se negó a usar la escapatoria que le ofrecían de presentar lo suyo como sólo una hipótesis matemática?

- Es que él creía que su demostración era real, y que el movimiento realmente se producía. No decía: "Esto es un modelo matemático que yo propongo", sino "la tierra se mueve realmente y puedo demostrarlo". 

- Juan Pablo II, al poco de iniciar su pontificado, creó una comisión para investigar el caso Galileo. ¿Por qué ese interés?

- Por lo mismo que en nuestros días. Es un tema sangrante, que una y otra vez surge. Es el único caso de conflicto de la Iglesia con un científico y lo sacan a menudo, y eso tapa el fructífero diálogo que existe entre la ciencia y la Iglesia. Cuando Juan Pablo II anuncia esa investigación quería desbloquear ese malentendido.

- Muchos dicen que el discurso de Juan Pablo II de 1992 cerró el caso Galileo... ¿qué le parece?

- Juan Pablo II en su discurso dice que la Iglesia permitía a Galileo expresar su teoría como hipótesis, pero hay que matizar esto. Bellarmino en una carta, como prefecto del Santo Oficio, explica que se permitía a Galileo hablar “per supositione” o “como hipótesis”... pero en esa época 'hipótesis' se refería sólo a un artificio matemático para el cálculo. Hoy con la palabra “hipótesis” pensamos otra cosa, como si le permitieran el planteamiento científico de su teoría. Galileo le prohibieron difundir el libro del Diálogo sobre las Mareas. Pero siguió investigando. Él después redactará una teoría más correcta, con ideas que ya de joven, en 1608, había explorado, y la publicó en 1637, en el trabajo que le hizo grande de verdad en la ciencia.

- En este libro tenemos los textos, cartas y declaraciones de los protagonistas...

- Yo cada vez que hago una afirmación la acompaño con una carta de la época, un texto, que lo apoya claramente. El lector puede leer el texto principal y después pasar a leer esos textos, repasando los titulares, como en un periódico, mirando el contexto y leyendo las que más le interesen con agilidad. Leyendo a los protagonistas en sus textos nos hacemos una buena idea de cómo pensaban y lo que defendían. 

Pablo J. Ginés/ReL

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