Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco
91.
La primera expresión utilizada es makrothymei (1 Cor 13,4). La traducción
no es simplemente que «todo lo soporta», porque esa idea está expresada al
final del v. 7. El sentido se toma de la traducción griega del Antiguo
Testamento, donde dice que Dios es «lento a la ira» (Ex 34,6; Nm 14,18).
Se muestra cuando la persona no se deja llevar por los impulsos y evita
agredir. Es una cualidad del Dios de la Alianza que convoca a su imitación
también dentro de la vida familiar. Los textos en los que Pablo usa este
término se deben leer con el trasfondo del Libro de la Sabiduría
(cf. 11,23; 12,2.15-18); al mismo tiempo que se alaba la moderación de Dios
para dar espacio al arrepentimiento, se insiste en su poder que se manifiesta
cuando actúa con misericordia. La paciencia de Dios es ejercicio de la
misericordia con el pecador y manifiesta el verdadero poder.
92.
Tener paciencia no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar
agresiones físicas, o permitir que nos traten como objetos. El problema es
cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las personas sean
perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que sólo se cumpla
la propia voluntad. Entonces todo nos impacienta, todo nos lleva a reaccionar
con agresividad. Si no cultivamos la paciencia, siempre tendremos excusas para
responder con ira, y finalmente nos convertiremos en personas que no saben
convivir, antisociales, incapaces de postergar los impulsos, y la familia se
volverá un campo de batalla. Por eso, la Palabra de Dios nos exhorta:
«Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la
maldad» (Ef 4,31). Esta paciencia se afianza cuando reconozco que
el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es.
No importa si es un estorbo para mí, si altera mis planes, si me molesta con su
modo de ser o con sus ideas, si no es todo lo que yo esperaba. El amor tiene
siempre un sentido de profunda compasión que lleva a aceptar al otro como parte
de este mundo, también cuando actúa de un modo diferente a lo que yo desearía.
De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Capítulo IV: Vocación de
la Familia)
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