Libro de los Números 11,16-17a.24-29.
El Señor respondió a Moisés: "Reúneme a setenta de los ancianos de Israel - deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo - llévalos a la Carpa del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo. |
Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos. Así podrán compartir contigo el peso de este pueblo, y no tendrás que soportarlo tú solo. |
Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa. |
Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron a hacerlo. |
Dos hombres - uno llamado Eldad y el otro Medad - se habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en éxtasis. |
Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento". |
Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino diciendo: "Moisés, señor mío, no se lo permitas". |
Pero Moisés le respondió: "¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu!". |
Salmo 19(18),8.10.12-13.14.
La ley del Señor es perfecta, |
reconforta el alma; |
el testimonio del Señor es verdadero, |
da sabiduría al simple. |
La palabra del Señor es pura, |
permanece para siempre; |
los juicios del Señor son la verdad, |
enteramente justos. |
También a mí me instruyen: |
observarlos es muy provechoso. |
Pero ¿quién advierte sus propios errores? |
Purifícame de las faltas ocultas. |
Presérvame, además, del orgullo, |
para que no me domine: |
entonces seré irreprochable |
y me veré libre de ese gran pecado. |
Epístola de Santiago 5,1-6.
Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. |
Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. |
Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! |
Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. |
Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza. |
Han condenado y han matado al justo, sin que él les opusiera resistencia. |
Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48.
Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros". |
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. |
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. |
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. |
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. |
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. |
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. |
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, |
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Juliana de Norwich (1342-después de 1416) |
Frente a la misericordia de Dios, reconocer plenamente nuestro pecado
Dios mismo es justicia por excelencia. Todas sus obras son justas, ordenadas desde toda la eternidad por su gran potencia, sabiduría y bondad. De la misma manera que lo ajustó todo lo mejor posible, trabaja sin cesar y conduce cada cosa a su fin... La misericordia es la obra de la bondad de Dios; continuará actuando tanto tiempo como se le permita al pecado atormentar a las almas justas. Cuando este permiso sea retirado... todo se establecerá en la justicia, para quedar establecido allí eternamente. Dios permite que caigamos. Pero con su poder y su sabiduría, nos guarda. Por su misericordia y su gracia, nos eleva a una alegría infinitamente más grande. Así quiere ser conocido y amado en la justicia y en la misericordia, ahora y para siempre... |
Yo, no haré nada más que pecar. Pero mi pecado no impedirá a Dios obrar. La contemplación de su obra, es alegría celeste para el alma temerosa, que desea siempre cumplir amorosamente la voluntad de Dios con la ayuda de la gracia. Esta obra comenzará aquí abajo. Será gloriosa para Dios y de gran ventaja para todos aquellos que le aman en la tierra. Cuando lleguemos al cielo, seremos testigos de una alegría maravillosa. |
Esta obra perdurará hasta el último día. La gloria y la santidad que emanarán de esto subsistirán en el cielo, delante de Dios y todos sus santos, para siempre... Esta será la mayor alegría: ver que Dios mismo es el autor. |
El hombre, él, no es más que pecador. Me parecía que nuestro Señor me decía: "¡Ve pues! ¿No tienes allí ocasión para humillarte? ¿No tienes allí ocasión para amar? ¿No tienes allí ocasión para conocerte a ti mismo? ¿No tienes allí ocasión para regocijarte en mí? Entonces, por amor a mí, regocíjate en mí. Nada puede gustarme más". |
Oración
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