El Papa visita por sorpresa un encuentro de jóvenes belgas: Hagan ruido y recen
Deborah Castellano Lubov – Ciudad del Vaticano
Al término de su encuentro con sus hermanos jesuitas en Bélgica, el Papa Francisco fue a saludar la noche de este sábado a 6.000 jóvenes reunidos en la Expo de Bruselas, en la capital belga. El Hope Happening es un evento en el espíritu de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que incluye peregrinaciones, talleres creativos sobre fe y espiritualidad, un auténtico festival de música y pernoctación a la sombra del Estadio Rey Balduino.
El acto fue organizado por unas 40 asociaciones juveniles cristianas de Flandes, Valonia y Bruselas, con el apoyo de la Conferencia Episcopal de Bélgica. Recordando las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Santo Padre fue acogido por los jóvenes rebosantes de alegría, que no esperaban que les hiciera una visita.
Durante el encuentro festivo, el Papa Francisco animó a los jóvenes en su fe, invitándoles a dejarse guiar por el Señor en el amor. «¡Los jóvenes hacen ruido!», dijo. «Y si encuentras a un joven así (imita el gesto de sentarse), aburrido, ese joven está perdiendo su juventud».
Les instó a esforzarse siempre por seguir adelante, sin dejar de tener al Señor en el corazón, en la oración. «No olvidéis la oración», les dijo. También les dijo que nunca menosprecien a los demás, a menos que su objetivo sea «levantarlos».
Antes de concluir su visita impartiendo su Bendición Apostólica, el Papa Francisco señaló a un recién nacido y les animó a recuperar el sentido de inocencia y pureza de un infante: «¿ Ven a ese [recién nacido] de ahí?», preguntó. «Son los más grandes de todos ustedes, porque Jesús nos dijo que el más grande es el que se hace como un niño».
Francisco a universitarios belgas: Sean buscadores y testigos de la verdad
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
La gratitud, la misión y la fidelidad son los tres conceptos escogidos por el Papa Francisco para reflexionar sobre el proyecto que tiene nuestra fe respecto a la casa común de toda la humanidad. Este constituyó el centro del discurso del Papa Francisco a los estudiantes universitarios de la Universidad Católica de Lovaina, en Lovaina La Nueva, este sábado 28 de septiembre en el marco de su 46º viaje apostólico internacional a Luxemburgo y Bélgica.
El Pontífice fue recibido por las autoridades de la casa de estudios, que celebra sus 600 años de fundación y es una de las universidades más antiguas de Europa. Asimismo, firmó el Libro de Honor, en el que escribió el siguiente mensaje: "Que los años de estudio en esta universidad sean una etapa llena de esperanza y compromiso para crecer en conocimiento y responsabilidad, fieles a Dios y a los hombres".
Además, se proyectaron dos videos y los estudiantes entregaron una carta al Papa Francisco en la que se refieren a distintos temas. Entre ellos, abordan la responsabilidad medioambiental, el papel de las universidades en el fomento de la concienciación y el cambio, y la necesidad de un nuevo enfoque cultural y espiritual para abordar las actuales crisis ecológicas y sociales. Se trata del resultado de un esfuerzo colectivo en el que han participado profesores, jóvenes investigadores y estudiantes que se reunieron para debatir su Encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de nuestra casa común.
En alusión a los testimonios que escuchó antes de su intervención, el Sucesor de Pedro percibió la pasión y esperanza de los muchachos, así como su "deseo de justicia, búsqueda de la verdad". En este sentido, entre los temas que abordaron, le impresionó la cuestión relativa al futuro y la angustia, ante la violencia y arrogancia del mal que destruye el medioambiente y los pueblos. Francisco consideró, una vez más, que la guerra es "su expresión más brutal", como lo son también la corrupción y las modernas formas de esclavitud y precisó que en ocasiones dichos males contaminan la misma religión, convirtiéndola en un instrumento de dominio. "Pero esto es una blasfemia", advirtió con contundencia y enfatizó que Dios es un Padre, no un Patrón, es Hijo y Hermano, no un dictador, y es Espíritu de amor, no de dominio.
No somos patrones de la creación
Desglosando la primera actitud (gratitud), el Papa recordó que esta casa nos ha sido donada; "somos huéspedes y peregrinos de la tierra".
Respecto del otro punto (la misión), el Obispo de Roma comentó que estamos en el mundo "para custodiar su belleza y cultivarla para el bien de todos, sobre todo para la posteridad, en un futuro cercano" y añadió que este es el "programa ecológico de la Iglesia". No obstante, observó que ningún plan de desarrollo se puede ejecutar si en nuestras conciencias permanece la arrogancia, la violencia y la rivalidad. Por tanto, el Pontífice aseguró que es necesario ir a la fuente de la cuestión, que es el corazón del hombre y acotó que de ahí viene la dramática urgencia del tema ecológico: de la arrogante indiferencia de los poderosos, que antepone siempre los intereses económicos. "Espiritualidad del mercado", así la definió el Santo Padre.
¿Manipular o cultivar la naturaleza?
En la explicación de la tercera idea (la fidelidad), el Santo Padre manifestó que el desarrollo integral se apela a nuestra santidad: es vocación a la vida justa y feliz, para todos. Por consiguiente, la opción a realizar, planteó el Papa, está entre manipular la naturaleza y cultivarla. Por ello, mencionó la eugenesia, los organismos cibernéticos y la inteligencia artificial y puntualizó que esta elección concierne también a nuestro mundo interior.
La Iglesia es mujer
Al explayarse sobre la "ecología humana", el Papa trató otro tema que le preocupa, al igual que a los jóvenes: el papel de la mujer en la Iglesia. Allí reiteró que la Iglesia es mujer, que es el Pueblo de Dios y no una empresa multinacional.
El Pontífice remarcó que lo característico de la mujer (es decir lo que es femenino) no está establecido por el consenso ni por las ideologías y afirmó que la cultura cristiana elabora siempre nuevamente, en los diferentes contextos, la vocación y misión del hombre y de la mujer y su ser recíproco para el otro, en la comunión. "No el uno contra el otro, en reivindicaciones opuestas, sino el uno para el otro", exhortó, insistiendo en que la mujer se encuentra en el centro del acontecimiento salvífico.
Estudiar juntos y ser coherentes
En la última parte de su extensa alocución, Francisco se enfocó en el itinerario académico de los estudiantes universitarios y compartió tres aspectos: "¿Cómo estudiar? ¿Por qué estudiar? ¿Para quién estudiar?".
Francisco les recordó que no se vive para trabajar, sino que se trabaja para vivir, si bien admitió que es fácil decirlo, pero implica un compromiso ponerlo en práctica con coherencia. "Y esta palabra 'coherencia' es muy importante para todos, pero en especial para ustedes, estudiantes. Ustedes tienen que aprender esta actitud de la coherencia, ser coherentes", agregó Francisco, realizando una digresión del texto preparado para la ocasión.
El Papa les señaló que "sin la verdad, nuestra vida pierde sentido. El estudio tiene sentido cuando busca la verdad, y buscándola se comprende que estamos hechos para encontrarla. La verdad se hace encontrar; es acogedora, disponible, generosa". Asimismo, el Sucesor de Pedro les confesó que le entristece cuando se encuentra, en cualquier parte del mundo, a universidades que solo preparan a sus estudiantes para ganar o tener poder. "Es demasiado individualista, sin comunidad. El alma mater es la comunidad universitaria, la universidad, aquello que nos ayuda a crear sociedad, a crear fraternidad", expresó, de manera espontánea.
Luego, les invitó a ser buscadores y testigos de la verdad, a seguir adelante y a no entrar en las luchas con dicotomías ideológicas.
El Papa se reúne durante dos horas con 17 víctimas de abusos del clero en Bélgica
Salvatore Cernuzio - Enviado a Bruselas
Dos horas ha durado el encuentro del Papa Francisco con 17 víctimas de abusos por parte de miembros del clero en Bélgica. El encuentro tuvo lugar en la Nunciatura Apostólica de Bruselas, a la vuelta del Papa de Lovaina, adonde había acudido por la tarde para una cita con los profesores de la Katholiek Universiteit Leuven. Así lo anunció la Oficina de Prensa del Vaticano, a través de Telegram, explicando que los presentes «pudieron llevar al Papa su propia historia y su dolor y expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos».
«El Papa», prosigue la nota, «pudo escuchar y acercarse a su sufrimiento, expresó su gratitud por su valentía y el sentimiento de vergüenza por lo que habían sufrido de niños a causa de los sacerdotes a los que estaban confiados, tomando nota de las peticiones que le hicieron para que los estudiase».
Una plaga en la Iglesia
Un posible encuentro entre Francisco y las víctimas había sido anunciado en los últimos días por la Conferencia Episcopal belga, pero no confirmado oficialmente. El tema de los abusos es central en la visita del Papa a Bélgica, un país profundamente herido por estos crímenes, sobre el que el Parlamento ha anunciado una investigación nacional para entender cómo las autoridades judiciales y policiales belgas gestionaron la gran investigación penal de 2010 sobre los abusos en la Iglesia. Ese año se produjo la dimisión de Roger Vangheluwe, obispo de Brujas, tras admitir haber abusado sexualmente de menores. Sus delitos habían prescrito, pero el Papa lo había apartado del estado clerical en marzo.
La condena del Papa
Esta misma mañana, en el castillo de Laeken, donde se ha reunido con las autoridades civiles y políticas del país, el papa Francisco -tras las palabras del primer ministro De Croo y del rey Philippe sobre el tema- ha lanzado una condena clara, de las más duras de su pontificado, contra esta lacra en el seno de la Iglesia, definida, sin peros, como una «vergüenza».
«¡Esta es la vergüenza! La vergüenza que todos tenemos que asumir hoy y pedir perdón y resolver el problema: la vergüenza del abuso, del abuso de menores. Pensamos en el tiempo de los Santos Inocentes y decimos: 'Oh, qué tragedia, lo que hizo el rey Herodes', pero hoy en la Iglesia misma existe este crimen y la Iglesia debe avergonzarse y pedir perdón, y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana. Y poner todas las cosas, todas las posibilidades para que esto no vuelva a suceder', dijo el Pontífice. «Alguien -continuó- me dice: 'Pero Santidad, piense que según las estadísticas la inmensa mayoría de los abusos se producen en la familia o en el barrio o en el mundo del deporte, en la escuela'. Pero basta uno para avergonzarse. En la Iglesia debemos pedir perdón por ello, que los demás pidan perdón por su parte. Esta es nuestra vergüenza y nuestra humillación».
vaticannews
No hay comentarios:
Publicar un comentario