Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.
Acompañar en los primeros años de la vida matrimonial
217. Tenemos que reconocer como un gran valor que se
comprenda que el matrimonio es una cuestión de amor, que sólo pueden casarse
los que se eligen libremente y se aman. No obstante, cuando el amor se
convierte en una mera atracción o en una afectividad difusa, esto hace que los
cónyuges sufran una extraordinaria fragilidad cuando la afectividad entra en
crisis o cuando la atracción física decae. Dado que estas confusiones son
frecuentes, se vuelve imprescindible acompañar en los primeros años de la vida
matrimonial para enriquecer y profundizar la decisión consciente y libre de
pertenecerse y de amarse hasta el fin. Muchas veces, el tiempo de noviazgo no
es suficiente, la decisión de casarse se precipita por diversas razones y, como
si no bastara, la maduración de los jóvenes se ha retrasado. Entonces, los
recién casados tienen que completar ese proceso que debería haberse realizado
durante el noviazgo.
218. Por otra parte, quiero insistir en que un desafío de la
pastoral matrimonial es ayudar a descubrir que el matrimonio no puede
entenderse como algo acabado. La unión es real, es irrevocable, y ha sido
confirmada y consagrada por el sacramento del matrimonio. Pero al unirse, los
esposos se convierten en protagonistas, dueños de su historia y creadores de un
proyecto que hay que llevar adelante juntos. La mirada se dirige al futuro que
hay que construir día a día con la gracia de Dios y, por eso mismo, al cónyuge
no se le exige que sea perfecto. Hay que dejar a un lado las ilusiones y
aceptarlo como es: inacabado, llamado a crecer, en proceso. Cuando la mirada
hacia el cónyuge es constantemente crítica, eso indica que no se ha asumido el
matrimonio también como un proyecto de construir juntos, con paciencia,
comprensión, tolerancia y generosidad. Esto lleva a que el amor sea sustituido
poco a poco por una mirada inquisidora e implacable, por el control de los
méritos y derechos de cada uno, por los reclamos, la competencia y la
autodefensa. Así se vuelven incapaces de hacerse cargo el uno del otro para la
maduración de los dos y para el crecimiento de la unión. A los nuevos
matrimonios hay que mostrarles esto con claridad realista desde el inicio, de
manera que tomen conciencia de que «están comenzando». El sí que se dieron es
el inicio de un itinerario, con un objetivo capaz de superar lo que planteen
las circunstancias y los obstáculos que se interpongan. La bendición recibida
es una gracia y un impulso para ese camino siempre abierto. Suele ayudar el que
se sienten a dialogar para elaborar su proyecto concreto en sus objetivos, sus
instrumentos, sus detalles.
De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Capítulo VI De la
Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ Algunas Perspectivas Pastorales)
Oremos La Entrega de Jesús
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