Entradas populares

lunes, 6 de octubre de 2025

Cómo sobrellevar los últimos días de un ser querido

 

PALIATIVE CARE
Acompañar a un ser querido en la última etapa de su vida no es fácil. Sin embargo la Dra. Tatjana nos hace algunas recomendaciones para ese momento final

La Dra. Tatjana Rozic -terapeuta familiar y profesora en la Universidad Sigmund Freud de Viena- atiende constantemente a personas en duelo que han perdido a un ser querido. Por ello, habló con Aletea sobre las dificultades y los retos que se afrontan al vivir el duelo de ver a un ser querido entrar en la última etapa de su vida.

Aleteia: ¿El proceso de duelo comienza cuando los familiares se dan cuenta de que su ser querido comienza el período de cuidados paliativos?

Dra. Rozic: Así es, últimamente se utiliza en el ámbito profesional el término "duelo anticipado", que significa que, aunque todavía tenemos a nuestro ser querido a nuestro lado, ya somos conscientes de que pronto se despedirá de la vida terrenal.

Comienza el proceso de duelo y de experimentar la pérdida; en el que pensamos, por ejemplo: "Lo estoy perdiendo", "El año que viene ya no estaremos juntos en Navidad" o "No verá crecer a mis hijos", y cosas por el estilo. La persona todavía está aquí, pero nosotros ya estamos de luto.

muerte

¿Qué nos puede ayudar a aceptar la situación de tener a un ser querido en cuidados paliativos?

Desde el momento en que se da el diagnóstico terminal hasta el momento de la muerte de la persona se producen las llamadas "últimas conversaciones" entre ella y sus familiares. Estas pueden durar incluso varios meses. En ellas se entremezclan varios temas, como la expresión del amor, la espiritualidad o temas cotidianos; así como conversaciones sobre aspectos prácticos de la muerte y conversaciones difíciles sobre las relaciones mutuas. Por ejemplo, cuando un moribundo nos dice: "Te quiero", o se disculpa por algunas cosas que siente que ha hecho mal en nuestra relación.

Esto nos conmueve profundamente, ya que algo cambia en nuestro interior, por lo que luego nos resulta más fácil vivir con la pérdida. También se forma la conciencia de que el vínculo que hemos tejido con esa persona a lo largo de los años, de las décadas, nunca se rompe. Son unos hilos invisibles que nos unen.

¿Cómo deben actuar los familiares, cómo deben abordar temas más profundos con el moribundo?

Mientras el moribundo aún pueda hablar, y esté consciente, es muy valioso que él mismo exprese ciertas cosas, que se interese por el curso de su enfermedad, que diga lo que desea, cuál es su voluntad, que se rodee de personas con las que aún le gustaría hablar antes de morir y cosas por el estilo.

Para quienes acompañan a un moribundo, esto siempre supone un reto. ¿Cómo expresar con palabras cosas que son difíciles? ¿O abrir viejas heridas, hablar de injusticias que han ocurrido? No podemos forzar la apertura ni forzar confesiones y disculpas, eso no funciona.

¿Cómo debe afrontar una persona el diagnóstico de una enfermedad incurable?

Si hablamos del proceso de los familiares, la disminución de la esperanza se ve influida -sin duda- por la mala información, la visión del ser querido que se apaga y, por último, la constatación de que realmente hay que decir adiós. Para que puedan mantener la esperanza en momentos tan difíciles hay dos cosas fundamentales: la primera es tener a su lado a alguien en quien confían y que les apoya, en quien pueden apoyarse, con quien pueden llorar...

Y la segunda cosa importante es que entreguemos las cosas a manos superiores. Si podemos apoyarnos en Dios y entregar en sus manos el sufrimiento, pero también la esperanza, esto nos ayuda enormemente a afrontar el hecho de que nuestro ser querido está incurablemente enfermo y se está despidiendo. Según mi experiencia, incluso las personas que no creen en Dios aceptan en esos momentos que hay algo superior, que hay cosas más fuertes y más grandes que ellos, y también aprenden a soltar, a dejar ir.

¿Cómo podemos cuidarnos para que la espiral no nos arrastre hacia abajo, para mantener la cabeza fuera del agua?

Hay que aceptar las cosas tal y como son. La situación del moribundo, pero también a nosotros mismos, con todos nuestros defectos. Debemos hacer lo que sea posible y lo que podamos, y aceptar que no podemos hacer más que eso.

Por ejemplo, a veces un familiar de una persona fallecida no puede perdonarse a sí mismo porque, aunque estuvo junto al moribundo durante semanas y semanas, en el momento de la muerte se quedó dormido durante unos minutos por agotamiento. En situaciones como esta, es fundamental no dejarnos llevar por los sentimientos de culpa y arrepentimiento, ya que así perdemos la fe en que las cosas han sucedido por el bien de todos y la esperanza de poder seguir adelante.

Tina Martinec Selan, Aleteia 

Vea también     Preparación a la muerte




No hay comentarios:

Publicar un comentario