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domingo, 12 de octubre de 2025

Evangelio del día - ¿No sería muchísimo mejor escucharlo con la familia proclamado en la Santa Misa Dominical presencial?

 


Segundo Libro de los Reyes 5,14-17.

Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor".
Pero Eliseo replicó: "Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada". Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.
Naamán dijo entonces: "De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor.


Salmo 98(97),1-4.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.


Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-13.

Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico,
por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él.
Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros.
Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.


Evangelio según San Lucas 17,11-19.

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Bruno de Segni (c. 1045-1123)
obispo
Comentario sobre el evangelio de Lucas 2,40; PL 165, 428


"Purificados de la lepra del pecado"

“Mientras iban de camino quedaron limpios.” (Lc 17,14) ¡Que los pecadores escuchen estas palabras y hagan el esfuerzo de comprenderlas! Al Señor le es fácil perdonar los pecados. A menudo, el pecador recibe el perdón antes de mostrarse al sacerdote. En realidad, es curado en el instante mismo en que se arrepiente. No importa el momento en que se convierte, el hecho es que pasa de muerte a vida... Que se acuerde, no obstante, de qué conversión se trata. Que escuche lo que dice el Señor: “Volved a mí de todo corazón, con ayunos, lágrimas y llantos; rasgad vuestro corazón, no vuestras vestiduras.” (Jl 2,12) Toda conversión se realiza en el corazón, en el interior.
“Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz.” (Lc 17,15) En realidad, este hombre representa a todos aquellos que han sido purificados en las aguas del bautismo o bien curados por el sacramento de la penitencia. No siguen ya al demonio sino que imitan a Cristo, le siguen glorificando al Señor y dando gracias permaneciendo en su servicio... “Jesús le dice: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” (Lc 17,19) Grande es el poder de la fe, porque “sin ella es imposible agradar a Dios.” (cf Hch 11,6) “Abraham creyó a Dios y ello le fue tenido en cuenta para alcanzar la salvación.” (Rm 4,3) Es la fe la que salva, la fe la que justifica, la fe que cura al hombre en el alma y en el cuerpo. (EDD)

Reflexión sobre el cuadro

Uno de ellos se volvió y dio gracias a Jesús", oímos en el Evangelio de hoy. James Christensen capta maravillosamente ese momento en su cuadro: a la derecha vemos al hombre agradecido, que se separa del grupo y se vuelve hacia Cristo en acción de gracias. Los otros nueve leprosos, curados pero desatentos, se alejan en dirección opuesta. Reciben el milagro y se alejan. Sólo uno, el samaritano, el "extranjero", vuelve para dar gracias.

Christensen, artista residente en California, representa la escena con elegancia y gran detalle. Sabemos quiénes son los leprosos no por sus cuerpos (que están perfectamente curados), sino por sus ropas rotas y raídas. Sus ropas andrajosas aún llevan el recuerdo de su enfermedad, un recuerdo de lo que eran sólo unos momentos antes. El contraste es asombroso: su piel habla de nueva vida y esperanza futura; sus ropas susurran un pasado roto.

Nueve hombres se alejan a toda prisa, sumidos en la alegría de su recuperación, olvidando la mano que los ha curado. Pero el décimo se detiene. Lo que ve es verdaderamente agradecido. Nuestra lectura de hoy trata tanto de la curación como del agradecimiento. La lectura nos insta a hacer una pausa en nuestras aceleradas vidas. ¿Con qué frecuencia damos por sentadas las bendiciones: la salud, la amistad, la fe, la belleza? ¿Damos verdaderamente gracias a Dios por todo lo que hemos recibido? La gratitud está en el corazón mismo del cristiano, porque toda nuestra vida de fe comienza con la recepción: el don de la creación y el don de nuestras vidas. Ser cristiano es vivir en la conciencia constante de que todo se recibe, y por eso la respuesta más auténtica es la acción de gracias: Eucharistia- que literalmente significa "acción de gracias".

"No hay deber más urgente que el de devolver las gracias".

-San Ambrosio

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

"Gracias, Señor, por cada bendición que me has dado, tanto las que puedo ver como las que aún no. Te agradezco por el amor que me muestras y por la forma en que transformas mi vida. Ayúdame a perdonar a quienes me han herido y a amarlos con tu amor. En tus manos dejo mis sueños y propósito, guiándome con tu paz y bendición". 


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