Arzobispo de Constantinopla a finales del siglo IV, Padre de la Iglesia y santo, Juan Crisóstomo era también un excelente consejero matrimonial, como atestiguan sus homilías transcritas por los fieles
En una de sus Homilías sobre la Carta a los Efesios, san Juan Crisóstomo se dirige a los maridos. Les anima a confesar su amor a sus esposas y a demostrarles su cariño. A continuación, encontraréis tres consejos que, aunque se remontan a los primeros tiempos del cristianismo, todavía conservan un valor precioso para ayudar a transmitir el amor y fortalecer el matrimonio.
Di a tu esposa cuáles son las cualidades que te atraen de ella
Escoger significa renunciar. Al casarte con tu mujer, diste a la espalda a todas las demás mujeres. Esta elección, que compromete tu vida entera, no se toma por una corazonada impulsiva, sino que requiere un tiempo de discernimiento. Al final de este discernimiento, tomaste libremente una decisión basada, entre otras cosas, en las cualidades físicas, morales y espirituales de tu futura esposa. Según san Juan Crisóstomo, conviene recordar a tu cónyuge, incluso después de varios años de casados, las razones que te motivaron a unirte a ella y permanecer a su lado.
El gran orador espiritual invita a cada hombre a justificar su elección, diciendo, por ejemplo: “Había muchas mujeres con las que podría haberme casado, más acaudaladas o de más ilustre cuna [aquí puedes encontrar otros criterios más actuales, como el sentido del humor, la inteligencia, la belleza…; Ndlr]; pero no lo quise así, porque es a ti a quien deseo, por tu manera de ser, tu belleza, tu dulzura, tu prudencia”. Y a partir de esta idea, ¡adapta tu elogio a tu esposa!
Demuestra que aprecias ese amor que os une
“Pongo tu amor por encima de todo, y nada me resulta tan difícil o insoportable como tener un día de disputa contigo”, prosigue Juan Crisóstomo. Demostrar que consideras vuestro matrimonio como un tesoro absoluto es una hermosa muestra de amor. Sin embargo, no basta con las palabras, sino que hay que vivir el matrimonio conforme a esa valoración. ¿Cómo? Crisóstomo se muestra pragmático: “Demuéstrale que para ti es precioso estar con ella y que prefieres estar en casa con ella que fuera”, o incluso: “Prefiérela a todos tus amigos e incluso a los hijos que te nazcan de ella”.
Está dispuesto a compartirlo todo con ella
Los bienes materiales, pero también las alegrías, las adversidades, la vida. “Si ella dice: ‘Esto es mío’, respóndele: ‘Yo no tengo nada propio. ¿Por qué dices entonces: es mío, cuando es tuyo todo? (…) Sí, todo es tuyo, y yo también lo soy”. ¡Todo un canto al amor que seguramente derretirá el corazón de tu amada!
Mathilde De Robien/Aleteia Francés
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