¿Es una lucha titánica? ¿Ocurre en todas las familias que los encargos son tan difíciles de cumplir? Ten en cuenta algunas pautas y conseguirás que en tu casa todo vaya mejor
Además de los “padres helicóptero” y los “cortacésped”, muchos lectores coincidirán en que existen también los padres “coche escoba”. Podríamos llamar así a los que se encargan de recoger lo que el niño va desperdigando por la casa: juguetes, zapatos, calcetines, libros, chándal, comida…
No sé si os habrá ocurrido alguna vez, pero llegan visitas a casa y tienes la sensación de que en cualquier momento podría aparecer una cuchara de postre entre dos cojines del sofá. O temes que vuestro perro aparezca con un calcetín en la boca. Parecen escenas de películas de Macaulay Culkin pero son tan reales…
Casi todos los padres del mundo coinciden en que los encargos son clave en la educación de los hijos y que es imprescindible ir adjudicando tareas familiares a los pequeños. Sin embargo, ya inmersos en la vida práctica, algunos tiran la toalla pronto porque eso requiere tiempo, paciencia, supervisión… Normalmente lo que a un padre o a una madre le falta es tiempo, así que prefiere abdicar y hacer las cosas por sí mismo: “así acabamos antes”. Sí, pero… no hemos educado al niño.
¿Cómo conseguir que los hijos cumplan sus encargos?
- Recuerda que no estáis en el Ejército ni en la Marina. Es tu familia. Los encargos son obligaciones, pero están motivadas por el amor y eso lo cambia todo. No se trata de cumplir el deber por el deber, sino de educar a tus hijos. Piensa cómo quieres que ellos sean el día de mañana como colegas, padres o esposos.
- No olvides que los encargos son hábitos. Por lo tanto, lograrás éxitos con la repetición de actos. Un día y otro, una semana y otra. El niño irá de menos a más, pero para eso necesita hacer del acto una costumbre en su rutina. Eso se logra a base de semanas y meses. Además, ten en cuenta que hay niños a los que les cuesta muy poco incorporar hábitos mientras que otros necesitan más tiempo porque tienden a la dispersión o la creatividad. Ten paciencia, pero no te rindas enseguida. Piensa que a los 2-3 años los pequeños ya son capaces de tener encargos, así que no los sobreprotejas y confía en ellos.
- Que conozcan el sentido de su encargo. Si saben por qué hacen las cosas, les costará menos hacerlas. Nos pasa a todos. Explícales que sois un equipo y que ellos son imprescindibles en ese puesto (por ejemplo, el de tener recogidos los juguetes por la noche).
- Ve por delante y serás su líder. Papá y mamá son los referentes más claros de un niño. Si papá pone la mesa y descarga el lavaplatos, al niño le va a costar muy poco hacerlo. Si papá deja los zapatos tirados por el salón, el niño creerá que no es importante recoger los suyos. Ser ejemplares es una parte fundamental de la educación familiar.
- Acompáñalos si es necesario. La tentación de hacerlo tú mismo es permanente, pero no hay que ceder. Solo en el caso de que veas que el encargo se cumple mejor entre dos o que necesita unos días de aprendizaje contigo puedes acompañar a tu hijo. Si no, deja que aprenda solo. Eso le dará autonomía que es algo muy necesario en los niños.
- Muestra qué positivo es que el niño haga su encargo. Dale las gracias cuando haya hecho su encargo. O felicítalo. Comenta sus logros y que él vea lo orgullosos que estáis de él.
- Aprende a delegar. Ni se te ocurra reasumir tareas por el hecho de que el niño las hace más lentamente. No te dé miedo a que rompa un plato o un vaso.
- Revisa que las tareas que has otorgado al niño sean las más apropiadas para su edad. Pero sin miedo. Los niños son capaces de muchas cosas desde pequeños. Por ejemplo, si tiene entre 2 y 3 años el menor puede limpiar la mesa después de las comidas, recoger juguetes, o lavarse los dientes.
- Envíalos a algunos campamentos y actividades fuera de casa. Allí deberán dar cuenta a otros responsables y eso les hará ver que los encargos no son una manía de papá y mamá sino que forman parte del trabajo en sociedad. Habla con los monitores del campamento sobre este punto y marcad objetivos en la misma línea: hacerse la cama, higiene personal, tareas comunes…
Dolors Massot, Aleteia
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