Evangelio según San Mateo 5,13-16.
Jesús dijo a sus discípulos: |
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. |
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. |
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. |
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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San Gregorio de Nisa (c. 335-395) |
“Que brille su luz”
La fundación de la Iglesia es la creación de un mundo. Según la expresión del profeta (cfr. Is 65,17), un cielo nuevo es creado. Ese cielo nuevo es “la firmeza de la fe en Cristo” (Col 2,5), como dice Pablo. Una tierra nueva es fundada “regada por abundantes lluvias” (He 6,7). Otro hombre es modelado, renovado por el nacimiento de lo Alto, a imagen de su Creador. Como si el hombre fuera de la naturaleza de los astros que cambian, se ha escrito “Ustedes son la luz del mundo” (Mt 5,14) y “Ustedes brillan como haces de luz en el mundo” (Flp2,15) y como numerosos astros luminosos que suben en el firmamento de la fe. |
No es sorprendente que haya en este mundo nuevo una multitud de astros ordenados y denominados por Dios. El Creador de esos astros dice que su nombre está escrito en los cielos. Es así que entiendo la palabra de esta nueva creación: “Sus nombres están escritos en el cielo” (Lc 10,20). La multitud de astros que el Verbo creó, no es la única paradoja de esta nueva creación: hay también numerosos soles creados que iluminan la tierra, habitada con los rayos de las buenas obras. El Autor de esos soles dice: “La luz que hay en ustedes debe brillar ante los ojos de los hombres” (Mt 5,16) y “Los justos resplandecerán como el sol” (Mt 13,43). |
El hombre que observa el mundo sensible y que conoció la sabiduría manifestada en la belleza de sus realidades, a partir de lo que ve deduce la belleza invisible y la fuente de esa sabiduría. Lo mismo, el que lleva su mirada sobre el mundo nuevo de la creación de la Iglesia, ve en ese mundo al que será todo en todos. Conduce su conocimiento hasta lo incomprensible, por el camino de realidades finitas y comprensibles. (EDD) |
Oración
Soy sal y luz; sal para salar y luz para alumbrar. Lo mío es deshacerme como la sal salando a los demás, y consumirme como el fuego, alumbrando y calentando a los demás. Lo mío es ser salero de la vida y clarear el horizonte de la historia, de la historia cotidiana de cada día. Lo mío es ser digno hijo tuyo. Si tú no me ayudas no puedo serlo. Amén
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