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miércoles, 8 de febrero de 2023

3 prácticas de los santos que te protegen del demonio

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El escritor Claudio de Castro comparte las extrañas experiencias que vivió mientras preparaba un libro sobre el diablo y resume la sabiduría católica para conocer y derrotar al verdadero enemigo

«Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar»

1 Pedro, 5, 8

Hace un par de años, un día como hoy me sentaba escribir mi libroEl mundo invisible. En él exponía la existencia del demonio y te explicaba cómo podías vencerlo.

Algunos sacerdotes me lo habían advertido… que tuviera cuidado, y conservara mi estado de gracia, mientras lo escribía.

Mi vida, desde entonces, nunca fue la misma. Vi textos completos borrarse del ordenador frente a mí sin ningún motivo aparente y tenía que volver a empezar desde el principio.

Tantas cosas pasaron…

Crecieron las tentaciones, las oportunidades de pecar, las manifestaciones extrañas. Pero en realidad poco me preocupaban. Había leído la vida de los grandes santos de nuestra Iglesia y me sentía tranquilo. Descubrí que todos tenían tres cosas en común:

1LA ORACIÓN FERVOROSA Y CONSTANTE

A pesar de cualquier dificultad, nunca dejaban de orar.

2UN GRAN AMOR POR JESÚS SACRAMENTADO

Pasaban horas en adoración ante el Santísimo.

3UNA GRAN DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Muchos conocemos la famosa oración a la Madre de nuestro Salvador, la Inmaculada: Acordaos compuesta por san Bernardo y recitada por muchas generaciones.

Armas que vencen el mal

He usado estas prácticas espirituales como armas muy eficaces que te alejan del demonio y lo mantienen a distancia. Ayudan muchísimo, créeme.

El demonio te mira con odio desde lejos, siempre lo hará. Pero nada podrá contra ti si sigues estas prácticas de nuestros santos, confías en la bondad de Dios quien nos mira complacido desde el cielo, y conservas el estado de gracia en tu alma.

Te invito a imitar a nuestros santos. Ellos ya recorrieron el camino y nos muestran por dónde ir con seguridad.

He sentido tanta paz y serenidad desde entonces… Y puedo dedicar mi tiempo a vivir con
serenidad, ser productivo, tener paz, estar con mi familia y aprovechar mi tiempo libre para reflexionar sobre las cosas de Dios, su amor y misericordia.

¿Por qué tanto odio?

Parece que el tiempo no ha hecho más que hacer crecer el odio del demonio contra la humanidad.

No solo es odio. Va más allá y llega al desprecio. Quiere destruirnos, robarnos una feliz eternidad al lado de Dios.

El Papa Francisco ha explicado los motivos oscuros del demonio para tanto odio: «la envidia de ese ángel soberbio que no quiso aceptar la encarnación» le llevó a «destruir a la
humanidad».

Un poder oculto

Su astucia lo mueve al sigilo, a ocultarse en las sombras, a ver que lo borremos de nuestra historia.

Se ha hecho catalogar como un mito, un relato infantil para asustar a los niños, una leyenda urbana.

Se sabe perdido y tratará de hacer todo el daño posible, pero tonto no es para atacar de frente y que podamos reconocerlo y defendernos.

Siempre me ha sorprendido su enorme capacidad de pasar desapercibido mientras nos hace caer en el pecado sabiendo que nos aleja de Dios y nos hace vulnerables.

Las pistas católicas para conocer al enemigo

El papa Francisco es uno de los Papas que más lo menciona. Nos recuerda su existencia y nos alerta para que tengamos cuidado.

«A esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal, pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él!».

Santa Marta 30 de octubre de 2014

Una advertencia suya se quedó grabada en mi mente:

«Jesús nos enseña a no dialogar nunca con el diablo. Con el diablo no se dialoga».

¿Qué nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica?

Detrás de la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24). La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo (cf. Jn 8,44; Ap 12,9).

Catecismo 391

Puedes y debes vencer

Hay que dar la batalla y no dejar que nos arrebate nuestra eternidad. Existen formas eficaces de vencerlo sin entrar en dimes que diretes con el demonio, manteniéndolo a raya, distante, alejado. ¿Te gustaría conocerlas? Te invito a leer este artículo que publicó Aleteia y que te lo explica en palabras muy sencillas.

Amable lector, eres muy valioso para Dios, no te dejes vencer por el demonio, evita esa fuerte
tentación que te sugiere pecar, día y noche. Puedes y debes vencer.
¡Dios te bendiga!

Claudio de Castro, Aleteia

Vea también       El laicado y el demonio de la acedia

























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