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domingo, 26 de febrero de 2023

Evangelio del día


Evangelio según San Mateo 4,1-11.

Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.
Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes".
Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,
diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".
Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,
y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme".
Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, párroco de Ars
Sermón para el 2º Domingo después de Pascua (Sermons de Saint Jean Baptiste Marie Vianney, Curé d'Ars, II, Ste Jeanne d'Arc, 1982), trad. sc©evangelizo.org


Consejos para no sucumbir en la tentación

Leemos en la historia que, un día, un santo sacerdote encontró a un cristiano que vivía en la constante aprehensión de sucumbir a la tentación. “¿Por qué teme?, le preguntó el sacerdote. Llorando, contestó que había razón para temblar, ya que en el cielo millones de ángeles sucumbieron y, en el paraíso terrestre, Adán y Eva fueron vencidos. (…)
Mi amigo - le dijo el santo sacerdote- debe saber que el demonio es como un gran perro atado, ladra y hace mucho ruido pero sólo muerde al que se aproxima demasiado. Tenga confianza en Dios, huya las ocasiones de pecado y no sucumbirá. Si Eva no hubiera escuchado al demonio, si ella hubiera emprendido la fuga desde el momento que él le hablaba de transgredir los mandamientos de Dios, no hubiera sucumbido. Cuando sea tentado, rechace en seguida las tentaciones y si puede haga devotamente la señal de la cruz. Piense en los tormentos que enduran los reprobados por no haber resistido a la tentación, eleve los ojos al cielo y verá la recompensa del que combate, llame a su buen ángel a su socorro. Échese rápidamente en los brazos de la madre de Dios, clamando por su protección. Así estará seguro de salir victorioso de sus enemigos y los verá pronto cubiertos de confusión.
Si sucumben, mis hermanos, que eso no venga de no querer tomar los medios que el buen Dios nos ofrece para combatir. Es necesario estar bien convencidos que por nosotros mismos sólo podemos perdernos. Pero, con una gran confianza en Dios, podemos todo.

Oración ante una fuerte  tentación

¡Dios mío!
Déjame morir antes que ofenderte.
¡Mi divino salvador!
Ayúdame con tu poderosa gracia,
protégeme misericordiosamente de ceder a esta tentación
y dame un gran horror por el pecado.
¡Señor! Sálvame o pereceré.

(ACI)






















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