Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.
Jesús dijo a sus discípulos: |
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. |
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. |
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, |
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. |
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. |
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. |
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. |
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, |
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Compartir el Evangelio en Facebook
San Cirilo de Jerusalén (313-350) |
Cierra tu puerta y reza
Evita cuidadosamente una vana desconfianza con respecto a la conversión. ¿Puedes saber lo que logra la conversión? ¿Puedes saber la potencia del arma de la salvación y aprender lo que logra la confesión? |
Ezequías, con su conversión, hizo cambiar una decisión divina ya tomada. “En aquellos días, Ezequías cayó gravemente enfermo. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a verlo y le dijo: Así habla el Señor: Ordena todos los asuntos de tu casa, porque vas a morir. Ya no vivirás más” (2 Re 20,1; Is 381). Ezequías no evitó la penitencia. La palabra de la Escritura le vino a la memoria “En la conversión y en la calma está la salvación de ustedes” (Is 30,15). Se volvió hacia la muralla y desde su lecho llevó su pensamiento al cielo (el espesor de un muro no retarda las oraciones que se elevan desde un corazón piadoso): “Señor, acuérdate de mí” (Is 38,3). Es suficiente para que yo cure, que te acuerdes de mí. (…) El hombre al que la sentencia del profeta había sacado toda esperanza de sobrevivir, se vio atribuir quince años más. Mientras tanto, el sol retrocedía, en testimonio. Así, el sol retrocedió a favor de Ezequías y el sol se eclipsó a favor de Cristo. No retrocedió sino que se eclipsó, mostrando la diferencia entre los dos: Ezequías y Jesús. El primero tuvo el poder de anular una sentencia d Dios, ¿Jesús no acordaría el perdón de las faltas? |
Vuélvete y llora sobre ti mismo, cierra tu puerta y reza para que tus faltas te sean remitidas. Dios apartará de ti las llamas ardientes: la confesión de las faltas posee la fuerza de apagar el fuego y domesticar leones. (…) Confiesa al Señor tus faltas de todo corazón, para obtener el perdón de pecados pasados, recibir el don celeste y ser heredero del Reino de los cielos, con todos los santos, en Cristo Jesús, a quien pertenece la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (EDD) |
Oración
[Del Diario de Sta. Faustina Kowalska]
Dijo el Señor: Mi misericordia es más grande que tu miseria y la del mundo entero. ¿Quién ha medido Mi bondad? Por ti bajé del cielo a la tierra, por ti dejé clavarme en la cruz, por ti permití que Mi Sagrado Corazón fuera abierto por una lanza, y abrí la Fuente de la Misericordia para ti. Ven y toma las gracias de esta fuente con el recipiente de la confianza. Jamás rechazaré un corazón arrepentido, tu miseria se ha hundido en el abismo de Mi misericordia. ¿Por qué tienes miedo y tiemblas cuando estás unida a Mí? ¿Quién se atreve a tocarte cuando estás Conmigo? El alma más querida para Mi es la que cree fuertemente en Mi bondad y la que Me tiene confianza plenamente; le ofrezco Mi confianza y le doy todo lo que pide. Tu corazón es el Cielo para Mí
• El Señor nos enseña que si nos abrimos humildemente a su ternura y a su salvación, nuestro pecado se diluye ante su amor como una espiga en un gran fuego: ¿por qué no se abandona ya nuestro corazón al suyo?
• ¿Cuál es el miedo que hoy me quita la paz que procede de Cristo?
Señor Jesús, acompaña nuestra vida, hazte presente en medio de nosotros, sé luz para nosotros, sé el motivo de nuestra vida. Señor Jesús, luz para alumbrar a las naciones, ilumínanos, resplandece por medio de nuestras palabras, obras y gestos solidarios. Fundamenta nuestra vida. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario