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martes, 2 de mayo de 2023

10 beneficios de la Hora Santa según Fulton J. Sheen

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En nuestras ajetreadas vidas, se necesita un tiempo considerable para sacudirnos los llamados "diablos del mediodía"...

El legado de monseñor Fulton J. Sheen (1895-1979) es inmenso. Muy pocos obispos, sacerdotes o predicadores católicos han alcanzado la popularidad de este participante del Concilio Vaticano II, arzobispo de Newport (Estados Unidos) y director de la Sociedad Misionera Mundial para la Propagación de la Fe.

Los temas que trató en sus libros, en sus charlas de radio, en sus programas de televisión y en la conferencias que dictó a lo largo de los años, lo hicieron un referente del catolicismo y de la cultura católica.

En Lo mejor de Fulton J. Shhen, del pizarrón del ángel(Lumen, 2005) se le llama «maestro espiritual de la primera hora».

Uno de los temas menos explorados en las reseñas sobre monseñor Sheen es su enorme espiritualidad, sobre todo su espiritualidad mariana. Pero también lo fue de la adoraciónal Santísimo.

En estas diez razones para hacer una Hora Santa se despliega lo más profundo de su relación con Aquel a quien siempre llamó «Nuestro Divino Salvador».

El artículo se desprende del libro Lord, Teach Us To Pray: A Fulton Sheen Anthology(Sophia Institute Press).

1TIEMPO BIEN EMPLEADO

Es tiempo pasado en la presencia de Nuestro Señor mismo. Si la fe está viva, no se necesita más razón.

2AGITA LOS DEMONIOS DEL MEDIODÍA

En nuestras ajetreadas vidas, se necesita un tiempo considerable para sacudirnos los llamados «diablos del mediodía», las preocupaciones mundanas, que se aferran a nuestras almas como el polvo.

3JESÚS LO PIDE

Nuestro Señor lo pidió. «¿No tuviste fuerzas, entonces, para velar conmigo ni siquiera por una hora?» (Mateo 26,40). La palabra fue dirigida a Pedro, pero se le conoce como Simón. Es nuestra naturaleza Simón la que necesita la Hora. Si la hora parece dura es porque «el espíritu está bien dispuesto, pero la carne es débil» (Mc 14,38).

4EQUILIBRIO ESPIRITUAL Y PRÁCTICO

La Hora Santa mantiene un equilibrio entre lo espiritual y lo práctico. Las filosofías occidentales tienden a un activismo en el que Dios no hace nada y el hombre todo; las filosofías orientales tienden a un quietismo en el que Dios hace todo y el hombre nada. La Hora Santa une la vida contemplativa a la vida activa de la persona.

5PRACTICAREMOS LO QUE PREDICAMOS

La Hora Santa nos hará practicar lo que predicamos. «Aquí hay una imagen», dijo, «del reino de los cielos: Había una vez un rey, que celebró una fiesta de bodas para su hijo y envió a sus siervos con un llamado a todos los que había invitado a la boda; pero no quisieron venir» (Mt. 22,2–3).

6NOS AYUDA A REPARAR

La Hora Santa nos ayuda a hacer reparación por los pecados del mundo y por nuestros propios pecados. Cuando el Sagrado Corazón se apareció a santa Margarita María, fue Su Corazón, y no Su cabeza, el que fue coronado de espinas. Fue el amor el que resultó herido.

SACRED HEART

7REDUCE LA TENDENCIA A LA TENTACIÓN

Reduce nuestra propensión a la tentación y la debilidad. Presentarnos ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento es como poner a un tuberculoso en buen aire y sol. El virus de nuestros pecados no puede existir por mucho tiempo frente a la Luz del mundo.

8NUESTRA HORA SANTA ES NUESTRA ORACIÓN PERSONAL

La Hora Santa es una oración personal. La persona que se limita estrictamente a su obligación oficial es como el sindicalista que baja las herramientas en el momento en que suena el silbato. El amor comienza cuando termina el deber.

9NOS IMPIDE BUSCAR UN ESCAPE

La meditación nos impide buscar un escape externo de nuestras preocupaciones y miserias. Cuando surgen dificultades, cuando las acusaciones falsas tensan los nervios, siempre existe el peligro de que miremos hacia afuera, como lo hicieron los israelitas, en busca de liberación.

10LA HORA SANTA ES NECESARIA

Finalmente, la Hora Santa es necesaria para la Iglesia. El único requisito es la aventura de la fe, y la recompensa es la profundidad de la intimidad para quienes cultivan su amistad. Permanecer con Cristo es comunión espiritual, como Él insistió en la solemne y sagrada noche de la Última Cena, el momento que eligió para darnos la Eucaristía: «Solo tenéis que vivir vosotros en mí, y yo viviré en vosotros» (Juan 15,4). Nos quiere en su morada: «Para que donde yo estoy, también vosotros estéis» (Juan 14,3).

Jaime Septién, Aleteia

Vea también:

Una guía minuto a minuto para una Hora Santa de Adoración

Todo lo que necesitas es un tabernáculo con la lámpara del santuario encendida, una Biblia y quizás un Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica…

Para rezar una hora santa de Adoración de la Eucaristía, todo lo que necesitas es un tabernáculo con la lámpara del santuario encendida, una Biblia y quizás un Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (disponible en Internet).

Tres reglas

1. Silencio. No recites mecánicamente las oraciones o revises en silencio el estrés de tu vida. Mantén un silencio y una calma en tu exterior e interior.

2. Atención. No es una mera hora de lectura; leer debería ser un punto de entrada a la oración.

3. Buena disposición. Siéntate, ponte de pie o arrodíllate, pero con respeto. Consejo rápido: si sientes somnolencia, ¡ponte de pie!

Minuto a minuto

No hay una única forma de hacer una hora santa. La siguiente estructura podría ayudarte si te pierdes durante la hora, pero tienes libertad para reconfigurarla como mejor se adapte a tus necesidades.

:00-:05 – Inicio

Primeros 5 minutos: Pide al Espíritu Santo que te ayude, luego haz actos de fe, esperanza y caridad. Di a Dios cómo crees, confías y sientes amor por Él. Pide más fe, esperanza y amor.

Consejo rápido: Hay estupendas oraciones al Espíritu Santo y Actos de Fe, Esperanza y Amor en el Compendio.

:05-:15 – Adoración

Próximos 10 minutos: Adora a Dios. Él sostiene el universo como una semilla en la palma de su mano. Él es todopoderoso, todo bondad, más hermoso de lo que podemos imaginar y más real que las pequeñas cosas que percibimos tan fácilmente. Imagina a Cristo sentado a tu lado.

Y dile: “Oh Dios mío, adoro tu divina grandeza desde la profundidad de mi pequeñez; eres tan grande y yo tan pequeño”; o reza el Gloria Patri. Repite cuantas veces creas necesario.

Consejo rápido: Prueba el Te Deum que está en el Compendio. Otras ayudas de la Escritura para la adoración: Éxodo 33,18-23; Cantar de los cantares 2,8-17; Mateo 2,1-11; Juan 1,1-18; Colosenses 1,15-20; Filipenses 2,6-11.

:15-:25 – Contrición

Próximos 10 minutos: Ofrece reparación. Lo que salva no es tu amor por Dios, sino Su amor por ti. Examina tu conciencia. Ofrece reparación por los pecados del mundo. Reza: “Oh Jesús mío, lo siento mucho. Perdóname”. (Imagina a Jesús en la cruz; besa cada llaga).

Consejo rápido: Escrituras para contrición: 1 Corintios 13,4-7; Colosenses 3,5-10; 1 Timoteo 1,12-17; Santiago 3,2-12; 1 Juan 1,5 y 2,6; Salmos penitenciales: 6, 32, 38, 51, 102, 130, 142.

:25-:40 – Meditación

Próximos 15 minutos: Contempla la acción de Dios. Quizás quieras rezar meditativamente las Estaciones de la Cruz o un Rosario. O también:

Meditación de la Escritura. Lee un pasaje breve del Evangelio. Imagina la escena. Fíjate en las reacciones de Cristo. Piensa en tres formas en que ese pasaje se pueda aplicar a tu propia vida. Medita sobre cada línea.

Meditación doctrinal. Lee pasajes de la Escritura o del Catequismo que se apliquen a una doctrina de la Iglesia. Valora el plan de Dios y encuentra formas en que se aplique a ti. (Quizás: domingo, Resurrección; lunes, Encarnación; martes, Misericordia/Confesión; miércoles, Espíritu Santo; jueves, Eucaristía; viernes, Pasión; sábado, María).

Meditación vital. Observa tu propia vida profundizando en tu examen de conciencia. ¿En qué tipo de orgullo sueles caer más? Egoísmo (valorarte a ti por encima de todo), Vanidad (valorar por encima de todo las opiniones de los demás), Sensualidad (valorar primero la comodidad). Reza por las virtudes opuestas: Caridad (servir primero a los demás), Fidelidad (poner primero la opinión de Cristo), Disciplina (aceptar tus cruces).

:40-:50 – Acción de gracias

Próximos 10 minutos: Expresa gratitud por todos los dones de Dios. No te creó solamente a ti, sino que sostiene tu existencia por amor en cada momento.

Agradécele literalmente todo y sé específico: comida, techo, ropa, salud, familia, amigos, maestros, colegas de trabajo y, sobre todo, los dones espirituales: fe, esperanza, amor, este momento de oración, la fe católica, los discípulos que te llegaron.

Da gracias a Dios por las respuestas a la oración. Agradécele las cruces. Agradécele haberte creado y preocuparse tanto por ti que murió por ti.

Consejo rápido: Escrituras para agradecimiento: Génesis 1; Génesis 8,15-22; Job 1,13-22; Daniel 3,46 ss.; Mateo 6,25-34; Lucas 17,11-19; Salmos: 8, 65, 66, 100, 111.

:50-:55 – Petición a Dios

Próximos 5 minutos: Pide a Dios por tus necesidades y las de otros. Él es el rey del universo. Él lo controla todo, incluso cuando no resulta tan obvio. Reza por la Iglesia, por las intenciones del Papa, por aquellos que sufren, por los sacerdotes y obispos, por los religiosos y religiosas, por las vocaciones, por tu país, por tu familia, por lo que más necesites en tu vida espiritual. Reza por la paz y la protección de la institución de la familia. Reza por quienes te han pedido oraciones.

:55-1:00

Finales 5 minutos: Haz una resolución de actuar a la luz del Espíritu Santo que has recibido: algo realizable y comprobable.

Pide a la Santa Madre que te ayude, quizás con oraciones marianas del Compendio.

Tom Hoopes, Aleteia

Vea también    Expiación y Reparación al Sagrado Corazón - Papa Pío XI












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