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lunes, 30 de septiembre de 2024

5 citas para purificar tu corazón de lo que le hace daño

 Purifica tu corazón

La frase "purificar el corazón" puede tomar muchas direcciones; y hoy,
que todo está permitido, busquemos los consejos que da la Biblia para desintoxicarlo

Purificar es una palabra ambigua cuando se trata del corazón. En esta época en la que están de moda los detox -procedimientos para eliminar toxinas del cuerpo- bien podemos concentrarnos, más bien, en el alma para eliminar los elementos que la dañan.

La Biblia y la purificación

La Palabra de Dios es viva y eficaz, y siempre tendrá un mensaje nuevo y personal. Por eso, para hablar de purificación interior, no hay nada más acertado que consultar la sagrada Escritura:

1Limpios de corazón

En el Evangelio de san Mateo, Jesús habla de las bienaventuranzas para animar a los oyentes a confiar en Dios, sin importar las circunstancias. Y claramente se refiere a los de corazón puro:

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.

 (Mt 5,8)

2Confiar solo en Dios

Solo Dios puede salvar, por eso, la promesa de salvación es para el que rechaza todo lo que le aleja del Señor:

El hombre de manos inocentes,
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

(Sal 23, 4)

3Purificar el cuerpo y el espíritu

San Pablo ama a los corintios y le preocupa que se mantengan dignos de las promesas que habían recibido, las mismas que se nos han dado a nosotros desde del día de nuestro bautismo:

"Ya que poseemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que mancha el cuerpo o el espíritu, llevando a término la obra de nuestra santificación en el temor de Dios".

(2 Cor 7, 1)

4Creer y ser puros

La claridad con la que habla san Pablo no deja lugar a dudas: el pecado mancha y contamina, así como la incredulidad:

"Todo es puro para los puros. En cambio, para los que están contaminados y para los incrédulos, nada es puro. Su espíritu y su conciencia están manchados".

(Tit 1, 15)

5La pureza de los niños

En varias ocasiones, Jesús puso como ejemplo a los niños por su inocencia, humildad y confianza, y por supuesto, por la pureza de su corazón. Por eso, san Pedro hace esta analogía:

"Renuncien a toda maldad y a todo engaño, a la hipocresía, a la envidia y a toda clase de maledicencia. Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los haré crecer para la salvación, ya que han gustado qué bueno es el Señor".

(1 Pe 2, 1-3)

Mónica Munoz, Aleteia

Vea también      El problema del mal y el sufrimiento - San Juan Pablo II




















Para que tu familia sea (más) feliz 133-135

Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.



 Amor que se manifiesta y crece

133. El amor de amistad unifica todos los aspectos de la vida matrimonial, y ayuda a los miembros de la familia a seguir adelante en todas las etapas. Por eso, los gestos que expresan ese amor deben ser constantemente cultivados, sin mezquindad, llenos de palabras generosas. En la familia «es necesario usar tres palabras. Quisiera repetirlo. Tres palabras: permiso, gracias, perdón. ¡Tres palabras clave!»[132]. «Cuando en una familia no se es entrometido y se pide “permiso”, cuando en una familia no se es egoísta y se aprende a decir “gracias”, y cuando en una familia uno se da cuenta que hizo algo malo y sabe pedir “perdón”, en esa familia hay paz y hay alegría»[133]. No seamos mezquinos en el uso de estas palabras, seamos generosos para repetirlas día a día, porque «algunos silencios pesan, a veces incluso en la familia, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos»[134]. En cambio, las palabras adecuadas, dichas en el momento justo, protegen y alimentan el amor día tras día.

134. Todo esto se realiza en un camino de permanente crecimiento. Esta forma tan particular de amor que es el matrimonio, está llamada a una constante maduración, porque hay que aplicarle siempre aquello que santo Tomás de Aquino decía de la caridad: «La caridad, en razón de su naturaleza, no tiene límite de aumento, ya que es una participación de la infinita caridad, que es el Espíritu Santo [...] Tampoco por parte del sujeto se le puede prefijar un límite, porque al crecer la caridad, sobrecrece también la capacidad para un aumento superior»[135]. San Pablo exhortaba con fuerza: «Que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros» (1 Ts 3,12); y añade: «En cuanto al amor mutuo [...] os exhortamos, hermanos, a que sigáis progresando más y más» (1 Ts 4,9-10). Más y más. El amor matrimonial no se cuida ante todo hablando de la indisolubilidad como una obligación, o repitiendo una doctrina, sino afianzándolo gracias a un crecimiento constante bajo el impulso de la gracia. El amor que no crece comienza a correr riesgos, y sólo podemos crecer respondiendo a la gracia divina con más actos de amor, con actos de cariño más frecuentes, más intensos, más generosos, más tiernos, más alegres. El marido y la mujer «experimentando el sentido de su unidad y lográndola más plenamente cada día»[136]. El don del amor divino que se derrama en los esposos es al mismo tiempo un llamado a un constante desarrollo de ese regalo de la gracia.

135. No hacen bien algunas fantasías sobre un amor idílico y perfecto, privado así de todo estímulo para crecer. Una idea celestial del amor terreno olvida que lo mejor es lo que todavía no ha sido alcanzado, el vino madurado con el tiempo. Como recordaron los Obispos de Chile, «no existen las familias perfectas que nos propone la propaganda falaz y consumista. En ellas no pasan los años, no existe la enfermedad, el dolor ni la muerte [...] La propaganda consumista muestra una fantasía que nada tiene que ver con la realidad que deben afrontar, en el día a día, los jefes y jefas de hogar»[137]. Es más sano aceptar con realismo los límites, los desafíos o la imperfección, y escuchar el llamado a crecer juntos, a madurar el amor y a cultivar la solidez de la unión, pase lo que pase.

De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Capítulo IV: Vocación de la Familia)

Vea también      















Shemá Israel: «El Señor es uno...»

Basado en Deuteronomio 6, 4, el Shemá es una oración fundamental para el pueblo judío, pero también para los cristianos y también aparece citada en los Evangelios. Este canto trata sobre el amor a Dios sobre todas las cosas y la importancia de la transmisión de esta fe. "El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno", dice este canto tomado de la Escritura. Afirma también: "Enséñalo a tus hijos, Israel, háblales en casa, cuando camines por la calle, cuando te acuestes y te levantes". Muy importante y conocido en el Camino Neocatecumenal, este canto es interpretado por Eugenio Fernández Herrera, sacerdote español de esta realidad eclesial en misión en la parroquia de Santa Bárbara de Bogotá.




El Papa en Bélgica

 



El Papa visita por sorpresa un encuentro de jóvenes belgas: Hagan ruido y recen

El Papa Francisco visita por sorpresa el evento juvenil «Hope Happening» en Bélgica, y dice a los jóvenes que recen siempre y redescubran la inocencia y la alegría infantil que Dios desea para todos nosotros.

Deborah Castellano Lubov – Ciudad del Vaticano

Al término de su encuentro con sus hermanos jesuitas en Bélgica, el Papa Francisco fue a saludar la noche de este sábado a 6.000 jóvenes reunidos en la Expo de Bruselas, en la capital belga. El Hope Happening es un evento en el espíritu de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que incluye peregrinaciones, talleres creativos sobre fe y espiritualidad, un auténtico festival de música y pernoctación a la sombra del Estadio Rey Balduino.

El acto fue organizado por unas 40 asociaciones juveniles cristianas de Flandes, Valonia y Bruselas, con el apoyo de la Conferencia Episcopal de Bélgica. Recordando las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Santo Padre fue acogido por los jóvenes rebosantes de alegría, que no esperaban que les hiciera una visita.

Durante el encuentro festivo, el Papa Francisco animó a los jóvenes en su fe, invitándoles a dejarse guiar por el Señor en el amor. «¡Los jóvenes hacen ruido!», dijo. «Y si encuentras a un joven así (imita el gesto de sentarse), aburrido, ese joven está perdiendo su juventud».

Les instó a esforzarse siempre por seguir adelante, sin dejar de tener al Señor en el corazón, en la oración. «No olvidéis la oración», les dijo. También les dijo que nunca menosprecien a los demás, a menos que su objetivo sea «levantarlos».

Antes de concluir su visita impartiendo su Bendición Apostólica, el Papa Francisco señaló a un recién nacido y les animó a recuperar el sentido de inocencia y pureza de un infante: «¿ Ven a ese [recién nacido] de ahí?», preguntó. «Son los más grandes de todos ustedes, porque Jesús nos dijo que el más grande es el que se hace como un niño».

Francisco a universitarios belgas: Sean buscadores y testigos de la verdad

En su encuentro con los estudiantes de la Universidad Católica de Lovaina, de 600 años de antigüedad, el Pontífice les anima a fortalecer su esperanza, a trabajar por un futuro mejor y a no entrar en las dicotomías ideológicas.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

La gratitud, la misión y la fidelidad son los tres conceptos escogidos por el Papa Francisco para reflexionar sobre el proyecto que tiene nuestra fe respecto a la casa común de toda la humanidad. Este constituyó el centro del discurso del Papa Francisco a los estudiantes universitarios de la Universidad Católica de Lovaina, en Lovaina La Nueva, este sábado 28 de septiembre en el marco de su 46º viaje apostólico internacional a Luxemburgo y Bélgica. 

El Pontífice fue recibido por las autoridades de la casa de estudios, que celebra sus 600 años de fundación y es una de las universidades más antiguas de Europa. Asimismo, firmó el Libro de Honor, en el que escribió el siguiente mensaje: "Que los años de estudio en esta universidad sean una etapa llena de esperanza y compromiso para crecer en conocimiento y responsabilidad, fieles a Dios y a los hombres".

Francisco firma el Libro de Honor en la Universidad Católica de Lovaina, el sábado 28 de septiembre de 2024. (Vatican Media)
Francisco firma el Libro de Honor en la Universidad Católica de Lovaina, el sábado 28 de septiembre de 2024. (Vatican Media)

Además, se proyectaron dos videos y los estudiantes entregaron una carta al Papa Francisco en la que se refieren a distintos temas. Entre ellos, abordan la responsabilidad medioambiental, el papel de las universidades en el fomento de la concienciación y el cambio, y la necesidad de un nuevo enfoque cultural y espiritual para abordar las actuales crisis ecológicas y sociales. Se trata del resultado de un esfuerzo colectivo en el que han participado profesores, jóvenes investigadores y estudiantes que se reunieron para debatir su Encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de nuestra casa común.


En alusión a los testimonios que escuchó antes de su intervención, el Sucesor de Pedro percibió la pasión y esperanza de los muchachos, así como su "deseo de justicia, búsqueda de la verdad". En este sentido, entre los temas que abordaron, le impresionó la cuestión relativa al futuro y la angustia, ante la violencia y arrogancia del mal que destruye el medioambiente y los pueblos. Francisco consideró, una vez más, que la guerra es "su expresión más brutal", como lo son también la corrupción y las modernas formas de esclavitud y precisó que en ocasiones dichos males contaminan la misma religión, convirtiéndola en un instrumento de dominio. "Pero esto es una blasfemia", advirtió con contundencia y enfatizó que Dios es un Padre, no un Patrón, es Hijo y Hermano, no un dictador, y es Espíritu de amor, no de dominio.

No somos patrones de la creación 

Desglosando la primera actitud (gratitud), el Papa recordó que esta casa nos ha sido donada; "somos huéspedes y peregrinos de la tierra".

Respecto del otro punto (la misión), el Obispo de Roma comentó que estamos en el mundo "para custodiar su belleza y cultivarla para el bien de todos, sobre todo para la posteridad, en un futuro cercano" y añadió que este es el "programa ecológico de la Iglesia". No obstante, observó que ningún plan de desarrollo se puede ejecutar si en nuestras conciencias permanece la arrogancia, la violencia y la rivalidad. Por tanto, el Pontífice aseguró que es necesario ir a la fuente de la cuestión, que es el corazón del hombre y acotó que de ahí viene la dramática urgencia del tema ecológico: de la arrogante indiferencia de los poderosos, que antepone siempre los intereses económicos. "Espiritualidad del mercado", así la definió el Santo Padre.

“Mientras sea así, toda exhortación será silenciada o sólo sera acogida en la medida en que sea conveniente al mercado. Y mientras el mercado esté en primer lugar, nuestra casa común sufrirá injusticia. La belleza del don exige nuestra responsabilidad: somos huéspedes, no dueños absolutos. En este sentido, queridos estudiantes, consideren la cultura como cultivo del mundo, no sólo de las ideas.”

¿Manipular o cultivar la naturaleza?

En la explicación de la tercera idea (la fidelidad), el Santo Padre manifestó que el desarrollo integral se apela a nuestra santidad: es vocación a la vida justa y feliz, para todos. Por consiguiente, la opción a realizar, planteó el Papa, está entre manipular la naturaleza y cultivarla. Por ello, mencionó la eugenesia, los organismos cibernéticos y la inteligencia artificial y puntualizó que esta elección concierne también a nuestro mundo interior.

La Iglesia es mujer

Al explayarse sobre la "ecología humana", el Papa trató otro tema que le preocupa, al igual que a los jóvenes: el papel de la mujer en la Iglesia. Allí reiteró que la Iglesia es mujer, que es el Pueblo de Dios y no una empresa multinacional. 

El Pontífice remarcó que lo característico de la mujer (es decir lo que es femenino) no está establecido por el consenso ni por las ideologías y afirmó que la cultura cristiana elabora siempre nuevamente, en los diferentes contextos, la vocación y misión del hombre y de la mujer y su ser recíproco para el otro, en la comunión. "No el uno contra el otro, en reivindicaciones opuestas, sino el uno para el otro", exhortó, insistiendo en que la mujer se encuentra en el centro del acontecimiento salvífico.

Estudiar juntos y ser coherentes

En la última parte de su extensa alocución, Francisco se enfocó en el itinerario académico de los estudiantes universitarios y compartió tres aspectos: "¿Cómo estudiar? ¿Por qué estudiar? ¿Para quién estudiar?".

Francisco les recordó que no se vive para trabajar, sino que se trabaja para vivir, si bien admitió que es fácil decirlo, pero implica un compromiso ponerlo en práctica con coherencia. "Y esta palabra 'coherencia' es muy importante para todos, pero en especial para ustedes, estudiantes. Ustedes tienen que aprender esta actitud de la coherencia, ser coherentes", agregó Francisco, realizando una digresión del texto preparado para la ocasión.

El Papa les señaló que "sin la verdad, nuestra vida pierde sentido. El estudio tiene sentido cuando busca la verdad, y buscándola se comprende que estamos hechos para encontrarla. La verdad se hace encontrar; es acogedora, disponible, generosa". Asimismo, el Sucesor de Pedro les confesó que le entristece cuando se encuentra, en cualquier parte del mundo, a universidades que solo preparan a sus estudiantes para ganar o tener poder. "Es demasiado individualista, sin comunidad. El alma mater es la comunidad universitaria, la universidad, aquello que nos ayuda a crear sociedad, a crear fraternidad", expresó, de manera espontánea. 

Luego, les invitó a ser buscadores y testigos de la verdad, a seguir adelante y a no entrar en las luchas con dicotomías ideológicas.

El Papa se reúne durante dos horas con 17 víctimas de abusos del clero en Bélgica

Pudieron acercar al Pontífice su propia historia y dolor, así como expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos.

Salvatore Cernuzio - Enviado a Bruselas

Dos horas ha durado el encuentro del Papa Francisco con 17 víctimas de abusos por parte de miembros del clero en Bélgica. El encuentro tuvo lugar en la Nunciatura Apostólica de Bruselas, a la vuelta del Papa de Lovaina, adonde había acudido por la tarde para una cita con los profesores de la Katholiek Universiteit Leuven. Así lo anunció la Oficina de Prensa del Vaticano, a través de Telegram, explicando que los presentes «pudieron llevar al Papa su propia historia y su dolor y expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos».

«El Papa», prosigue la nota, «pudo escuchar y acercarse a su sufrimiento, expresó su gratitud por su valentía y el sentimiento de vergüenza por lo que habían sufrido de niños a causa de los sacerdotes a los que estaban confiados, tomando nota de las peticiones que le hicieron para que los estudiase».

Una plaga en la Iglesia

Un posible encuentro entre Francisco y las víctimas había sido anunciado en los últimos días por la Conferencia Episcopal belga, pero no confirmado oficialmente. El tema de los abusos es central en la visita del Papa a Bélgica, un país profundamente herido por estos crímenes, sobre el que el Parlamento ha anunciado una investigación nacional para entender cómo las autoridades judiciales y policiales belgas gestionaron la gran investigación penal de 2010 sobre los abusos en la Iglesia. Ese año se produjo la dimisión de Roger Vangheluwe, obispo de Brujas, tras admitir haber abusado sexualmente de menores. Sus delitos habían prescrito, pero el Papa lo había apartado del estado clerical en marzo. 


La condena del Papa

Esta misma mañana, en el castillo de Laeken, donde se ha reunido con las autoridades civiles y políticas del país, el papa Francisco -tras las palabras del primer ministro De Croo y del rey Philippe sobre el tema- ha lanzado una condena clara, de las más duras de su pontificado, contra esta lacra en el seno de la Iglesia, definida, sin peros, como una «vergüenza». 

«¡Esta es la vergüenza! La vergüenza que todos tenemos que asumir hoy y pedir perdón y resolver el problema: la vergüenza del abuso, del abuso de menores. Pensamos en el tiempo de los Santos Inocentes y decimos: 'Oh, qué tragedia, lo que hizo el rey Herodes', pero hoy en la Iglesia misma existe este crimen y la Iglesia debe avergonzarse y pedir perdón, y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana. Y poner todas las cosas, todas las posibilidades para que esto no vuelva a suceder', dijo el Pontífice. «Alguien -continuó- me dice: 'Pero Santidad, piense que según las estadísticas la inmensa mayoría de los abusos se producen en la familia o en el barrio o en el mundo del deporte, en la escuela'. Pero basta uno para avergonzarse. En la Iglesia debemos pedir perdón por ello, que los demás pidan perdón por su parte. Esta es nuestra vergüenza y nuestra humillación».

vaticannews