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lunes, 1 de diciembre de 2025

El matrimonio espiritual descrito por dos carmelitas

 

St. Teresa of Avila and St. Therese of Lisieux statues turned into illustration.
Lee las emotivas palabras que las santas carmelitas, Teresa de Lisieux y Teresa de Ávila, escribieron sobre su íntimo matrimonio con el Esposo

Algunas personas alcanzan una unión tan íntima con Dios que la consideran un matrimonio espiritual.

Muchos santos han descrito esta intensa experiencia mística. Entre ellos, las santas carmelitas Teresa de Lisieux y Teresa de Ávila han tratado de expresar la plenitud que vive la Iglesia cuando vislumbra a su Esposo.

Una boda con tarjeta de invitación

La santa carmelita Teresita del Niño Jesús entendió su profesión religiosa como una boda con Jesús, para la que debía engalanarse.

Con la sencillez de su infancia espiritual, rezó entonces una oración, que recogió años después en su autobiografía, Historia de un alma:

“Lo único que deseo es que mi unión contigo no se vea diferida por mi culpa. Por eso, voy a poner todo mi empeño en prepararme un hermoso vestido recamado de piedras preciosas. Cuando tú creas que ya está lo suficientemente rico y adornado, estoy segura de que ni todas las criaturas juntas podrán impedirte bajar hasta mí para unirme a ti para
siempre, Amado mío…”

Święta Teresa z Lisieux
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Cuando llegó el día de sus votos perpetuos, el 8 de septiembre de 1890, consideró que su traje de bodas estaba listo.

Sus joyas, para ella, eran distintas pruebas de su vida, como la enfermedad de su padre y las dudas sobre su vocación que la atormentaron poco antes de su consagración.

“¡Qué fiesta tan hermosa la de la Natividad de María para convertirme en esposa de Jesús!”, escribió Teresa.

“Mi unión con Jesús no se consumó entre rayos y relámpagos -es decir, entre gracias extraordinarias-, sino al soplo de un ligero céfiro parecido al que oyó en la montaña nuestro Padre san Elías…”, relató.

“Todo fue pequeño, excepto las gracias y la paz que recibí y excepto la alegría serena que sentí por la noche al ver titilar las estrellas en el firmamento mientras pensaba que pronto el cielo se abriría ante mis ojos extasiados y podría unirme a mi Esposo en una alegría eterna”, añadió.

Poco después, la nueva carmelita se divirtió escribiendo una “Tarjeta de invitación a las bodas de sor Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz”, que decía:

“No habiendo podido invitaros a la bendición nupcial que les fue otorgada en la montaña del Carmelo, el 8 de septiembre de 1890 (a la que solo fue admitida la Corte Celestial), se os suplica que asistáis a la Tornaboda, que tendrá lugar Mañana, Día de la Eternidad, día en que Jesús, el Hijo de Dios, vendrá sobre las Nubes del Cielo en el esplendor de su Majestad, para juzgar a vivos y muertos. Dado que la hora es incierta, os invitamos a estar preparados y velar”.

Unión plena y definitiva

Otra carmelita, santa Teresa de Ávila, escribió también sobre su matrimonio espiritual, sellado con su profesión el año 1537.

A sus 50 años, recordaba “la manera de mi profesión y la gran determinación y contento con que la hice, y el desposorio que hice con Vos”.

Ese matrimonio espiritual fue renovado en el monasterio de la Encarnación de Ávila el año 1572, con una experiencia mística que describió así en las Séptimas moradas:

“Se le representó el Señor, acabando de comulgar, con forma de gran resplandor y hermosura y majestad, como después de resucitado, y le dijo que ya era tiempo de que sus cosas tomase ella por suyas y Él tendría cuidado de las suyas”.

Y en la Relación 35, detalla el símbolo de esa alianza que recibió de Jesús al comulgar:

“Entonces representóseme por visión imaginaria, como otras veces, muy en lo interior, y diome su mano derecha, y díjome: «Mira este clavo, que es señal que serás mi esposa desde hoy. Hasta ahora no lo habías merecido; de aquí adelante, no solo como Criador y como Rey y tu Dios mirarás mi honra, sino como verdadera esposa mía: mi honra es ya tuya y la tuya mía»

Patricia Navas, Aleteia

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