La visita a la tumba del santo es uno de los momentos más importantes del viaje del Papa al Líbano.

Tumba de San Charbel en el monasterio de Annaya, donde será venerado por el Papa León XIV durante su visita al Líbano.del Papa en Líbano, a donde llegó el domingo por la tarde, es una visita el lunes 1 de diciembre a la tumba de San Charbel Makluf en el monasterio de San Marón en Annaya, un barrio de Beirut.
San Marón vivió en el siglo IV y su impacto espiritual fue tan grande que da nombre a una de las 24 Iglesias sui iuris [con su propio Derecho] en la Iglesia católica, la Iglesia maronita. Es un caso único, pues las demás se denominan por su lengua (latina, copta) o por su vínculo geográfico (ucraniana, caldea, melquita).
San Charbel es, sin embargo, un santo moderno, aunque también un ermitaño con una vida asombrosa de penitencias y mortificaciones. Nació en 1828 y murió en 1898. Fue ordenado sacerdote en 1859 y vivió dieciséis años en el monasterio de Annaya. Su último cuarto de siglo de vida lo pasó como ermitaño en un retiro absoluto. Pasaba horas en oración preparatoria antes de celebrar misa a última hora de la mañana y luego horas de acción de gracias. Murió una Nochebuena en el momento de la consagración, a consecuencia de una parálisis. Cuando fue examinado para su beatificación, el cuerpo estaba incorrupto.
Desde que fue beatificado en 1965 y canonizado en 1977 por Pablo VI, la devoción a este santo maronita no ha crecido solo en el ámbito de su Iglesia propia, sino en todo el mundo. En particular en Estados Unidos, donde la importancia de la inmigración libanesa (que lleva décadas escapando de la deteriorada situación en su país) ha permitido constituir importantes comunidades de católicos maronitas. Y esos cristianos han expandido su devoción, gracias también a los abundantes beneficios obtenidos por su intercesión.
En el monasterio que visitará León XIV, sus monjes titulares, de la Orden Libanesa Maronita, conservan más de 30.000 milagros y favores documentados.
"Pero eso es solo una gota en el océano. Hay mucho más que eso", comenta a National Catholic Register el obispo Gregory Mansour, quien dirige una de las dos eparquías maronitas en Estados Unidos, la de San Marón en Brooklyn, y es testigo cotidiano de esas intervenciones: "No las documento", confiesa, "porque no me dedicaría a otra cosa. Simplemente digo: 'Gracias, Señor; Gracias, Charbel'. Y sigo".
El milagro de su beatificación fue la curación milagrosa del herrero Eskandar Obeid, que en 1937 había perdido la vista de un ojo. San Charbel se le apareció en sueños dos veces. En uno de los sueños, le dijo que fuera al monasterio a rezar, y en el siguiente le prometió que se curaría.

La imagen icónica de San Charbel que suele utilizarse para novenas como la de la imagen remite a una foto de origen inexplicable.
También se considera milagrosa la imagen que suele ilustrar las estampas del santo. En 1950, monjes maronitas de Scranton (Pensilvania) peregrinaron a Annaya y se hicieron una foto en el exterior. Tras revelar la película, apareció un monje con barbas a quien nadie recordaba haber visto. Preguntaron en el monasterio, y algunos monjes ancianos que habían conocido a San Charbel medio siglo atrás le identificaron.
En su reportaje, National Catholic Register recoge también el testimonio de Anne Borik, médico que dirige el Centro de Vida Espiritual San Charbel creado por el eparca Mansour en Pittsburgh (Pensilvania), donde conservan una reliquia suya, un trozo de hueso que se sumerge en aceite una vez al año. Muchos devotos acuden a ser tocados con ese aceite, y "se han producido muchos milagros", dice la doctora, especializada en medicina interna.
Borik fue testigo de la curación en 2016 de Dafne Gutiérrez, madre de cinco hijos declarada legalmente ciega en 2014. No sabía mucho de San Charbel, pero su cuñada la animó a visitar la iglesia maronita de San José en Phoenix (Arizona), y a rezar ante sus reliquias. Lo hizo, se confesó, fue bendecida con el óleo santo, y al volver a casa empezó a sentir un dolor intenso en los ojos que, dos días después, se transformó en una recuperación completa de la visión.
El párroco de la iglesia, Wissam Akiki, pidió a la doctora Borik, que vivía en Phoenix, que investigara lo sucedido. El primer oftalmólogo que la atendió no encontró rastro de lesión alguna: "La llevé a otros tres neurooftalmólogos y no me dieron ninguna explicación", explica.
Otro importante milagro tuvo lugar en 1993 en la persona de Nohad El Shami, una madre de doce hijos que sufrió una parálisis parcial a consecuencia de un derrame cerebral. Tras pedir su curación y obtenerla, San Charbel le pidió en sueños que regresara al monasterio maronita el 22 de cada mes para una misa de acción de gracias. Por esa razón numerosos lugares de culto maronita o de devoción al santo celebran actos de oración o litúrgicos en esa fecha.
En los últimos años han proliferado en Estados Unidos las iniciativas de oración en torno a San Charbel, así como las capillas consagradas a él, entre ellas una en la catedral de San Patricio de Nueva York. La devoción ha crecido entre los maronitas, y de hecho es fomentada por las dos eparquías para atraer a la fe a los cristianos libaneses que se han alejado de ella.
El eparca Elias Zaidan, que dirige la otra eparquía maronita en Estados Unidos, la de Nuestra Señora del Líbano en Los Ángeles, comenta también al Register que San Charbel está atrayendo a Cristo a muchos musulmanes a través de los sueños
"No se trata solo del Líbano, ni solo de los cristianos; también de los musulmanes", afirma Zaidan: "Creo que San Charbel nos llama a encontrarnos con Dios a través de la oración. Creo que ese es el mensaje de San Charbel: creer y vivir esa fe en profunda oración con el Señor".
ReL
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