Entradas populares

miércoles, 3 de mayo de 2017

97 ¿Usted podría responder satisfactoriamente si alguien buscando a Dios le pregunta?

Resultado de imagen



97 ¿Son culpables los judíos de la muerte de Jesús?
Nadie puede atribuir a «los judíos» una culpa colectiva en la muerte de Jesús. Lo que la Iglesia confiesa con certeza, por el contrario, es la responsabilidad de todos los pecadores en la muerte de Jesús. [597-­598]
El anciano profeta Simeón predijo que Jesús llegaría a ser «signo de contradicción» (Lc 2,34b). Existió el rechazo decidido de Jesús por parte de las autoridades judías, pero entre los fariseos, por ejemplo, hubo también partidarios secretos de Jesús, como Nicodemo y José de Arimatea. En el proceso de Jesús estuvieron implicadas diferentes personas y autoridades romanas y judías (Caifás, Judas, el Sanedrín, Herodes, Poncio Pilato), cuya culpa individual sólo Dios conoce. La tesis de que todos los judíos de entonces o los que viven actualmente sean culpables de la muerte de Jesús es absurda y no se sostiene según la Biblia. 
Resultado de imagen
98. ¿Quería Dios la muerte de su propio Hijo?

No se llegó a la muerte violenta de Jesús por desgraciadas circunstancias externas. Jesús fue «entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto» (Hch 2,23). Para que nosotros, hijos del pecado y de la muerte, tengamos vida, el Padre del Cielo «a quien no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro» (2 Cor 5,21). La grandeza del sacrificio que Dios Padre pidió a su Hijo corresponde sin embargo a la grandeza de la entrega de Cristo: «y ¿qué diré?: 'Padre, líbrame de esta hora'. Pero si por esto he venido, para esta hora» (Jn 12,27). Por ambas partes se trata de un amor que se demostró hasta el extremo en la Cruz. [599-609, 620]


Para librarnos de la muerte, Dios se lanzó a una misión arriesgada: introdujo en nuestro mundo de muerte una «medicina de la inmortalidad» (san Ignacio de Antioquía): su Hijo Jesucristo. El Padre y el Hijo eran aliados inseparables en esta misión, dispuestos y deseosos de asumir sobre sí lo máximo por amor al hombre. Dios quería llevar a cabo un intercambio para salvarnos para siempre. Quería darnos su vida eterna, para que gocemos de su alegría, y quería sufrir nuestra muerte, nuestra desesperación, nuestro abandono, para estar en comunión con nosotros en todo. Para amarnos hasta el final y más allá. La muerte de Cristo es la voluntad del Padre, pero no su última palabra. Desde que Cristo murió por nosotros, podemos cambiar nuestra muerte por su vida.


Resultado de imagen


* El texto (pregunta y respuesta) proviene del Youcat = Catecismo para Jóvenes. Los números que aparecen después de la respuesta hacen referencia al pasaje correspondiente del Catecismo de la Iglesia Católica que desarrolla el tema aún más. Basta un clic en el número y será transferido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario