--la pobreza de multitud de personas que viven en la miseria o que no conocen otra cosa que sufrimiento y explotación.
--la todavía más profunda pobreza de no conocer a Cristo que, según la madre Teresa de Calcuta, es "la primera pobreza de los pueblos" y de la que no se libra ningún rincón de la tierra.
--las guerras.
--las injusticias, la crisis moral y las "estructuras de pecado" que pueden parecer inevitables e imposibles de erradicar del mundo complejo en que vivimos.
--la agresión a la vida desde la concepción a su fin natural.
--la crisis de la familia, insustituible célula básica de una sociedad sana y próspera.
--el relativismo cultural y moral que hace perder el sentido de la búsqueda y de la existencia de la verdad.
--la desequilibrada y miope relación con la naturaleza, a veces explotada en modo salvaje, a veces "idolatrada" y paradójicamente objeto de una atención mayor que la reservada al ser humano.
--las enfermedades.
--un desarrollo científico y tecnológico que puede ir adelante, a toda costa y en cualquier dirección posible, sin plantearse de ningún modo el problema de que la ética del comportamiento humano debiera en cambio imponer límites.
--los que mueren mártires en muchos lugares del mundo por testimoniar y llevar a Cristo.
--la agresividad, la hostilidad y la censura que a veces se reservan al Papa y a la Iglesia en el anuncio del mensaje de verdad y amor del Evangelio.
--la crisis económica que ha golpeado a países enteros y parece quitar horizontes de esperanza a tantísimas personas.
¿La lista está completa?
Pensemos: Dónde puedo colaborar
con mi 'granito de arena'
para aliviar algún sufrimiento.
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