“Por nuestros hermanos que se han alejado de la fe, para que, a través de nuestra oración y el testimonio evangélico, puedan redescubrir la cercanía del Señor misericordioso y la belleza de la vida cristiana”.
Dios nos ama tanto que hasta ha querido amarnos con un corazón humano traspasado.
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viernes, 30 de junio de 2017
Mes del Sagrado Corazón de Jesús, día 30b
Meditación de San Juan Pablo II sobre la invocación
Recemos las letanías - añadiendo una petición a cada invocación
31 Letanías del Sagrado Corazón
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre:
- Revela a tu Padre a todos los hombres.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Maria:
- Envía tu Espíritu Santo a nuestros corazones ¡ y fórmalos según tu corazón.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios:
- Atráenos más y más hacia Ti. Corazón de Jesús, de majestad infinita:
- Impúlsanos a bendecir y alabarte sin cesar.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios:
- Ayúdanos para que seamos cada vez más templos de Dios.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo:
- Transfórmanos en tu tabernáculo ¡ donde los demás puedan encontrar a Dios.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo:
- Muéstranos el camino al cielo ¡ para vivir contigo por toda la eternidad.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de cari-dad:
- Enciende en el mundo entero ¡ el fuego de tu amor.
Corazón de Jesús, donde habitan la justicia y el amor_
- Concédenos participar cada vez más de tu amor.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor:
- Llena también nuestros corazones ¡ de amor verdadero, de bondad y de misericordia.
Corazón de Jesús, de donde brotan todas las virtudes:
- Siembra en nuestros corazones las virtudes de tu amor ¡ para que seamos verdaderos discípulos tuyos.
- Concédenos glorificarte ¡ por medio de una vida santa.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones:
- Implanta el Reino de tu amor 1 en los corazones de todos los hombres.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia:
- Concédenos relacionarnos más íntimamente contigo ¡ y así comprender mejor tu amor.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad:
- Que todos los hombres Te conozcan a Ti, ¡ el Hijo del Padre eterno ¡ quien contigo y el Espíritu Santo ¡ es un solo Dios.
Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas las complacencias:
- Que todas nuestras obras sean agradables ¡ante el Padre celestial.
Corazón de Jesús, ansia eterna de toda la creación:
- Despierta en nosotros el deseo ¡ de mirarte, de encontrarte y de estar a tu lado.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido:
- Infunde en nosotros corazones la gracia de tu amor y de tu santidad.
Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia:
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza:
- Que todos los pecadores conozcan tu misericordia ¡ y que se dirijan a Ti en busca del perdón.
Corazón de Jesús, rico para todos los que Te invocan:
- Atiende las súplicas que Te dirigimos ¡ para que venga tu Reino.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad:
- Haznos participes de tu vida divina ¡ y llénanos de tu santidad.
Corazón de Jesús, saciado de oprobios por nuestras injurias:
- Enséñanos a seguirte ¡ por el camino de la humildad, ¡ que aprendamos a recibir humillaciones ¡y así asemejamos más a Ti.
Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados:
- Llena nuestros corazones con pensamientos de arrepentimiento y contrición ¡ por nuestros pecados.
Corazón de Jesús, obediente hasta la muerte:
- Sí, hasta la muerte en la cruz ¡ donde Te entregaste por la salvación del mundo. ¡ Ayúdanos a obedecer siempre ¡ y permítenos colaborar con nuestra obediencia ¡ en la salvación del mundo.
Corazón de Jesús, traspasado por la lanza:
- Derrama sobre nosotros ¡ los torrentes de gracia ¡ que brotan de tu corazón abierto.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo:
- Se siempre para nosotros la alegría verdadera ¡ y nuestro consuelo.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra:
- Resucita a todos los que están muertos por el pecado ¡ para que puedan vivir en tu gracia.
Corazón de Jesús paz y reconciliación nuestra:
- Concédenos la reconciliación a todos los hombres ¡ y la paz al mundo entero
Corazón de Jesús, víctima por los pecados:
- Convierte a todos los pecadores ¡ y recíbelos en tu bondad.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan:
- A nosotros que esperamos en Ti, líbranos de todo mal y protégenos con tu amor.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren:
- Que vivamos siempre en tu amor y que en tu amor también podamos morir.
Corazón de Jesús, alegría de todos los santos:
- Tú serás nuestra delicia en el cielo, se ya en esta vida nuestra alegría.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
- Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
- Ten piedad de nosotros.
Jesús, manso y humilde de corazón:
- Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
(1) OREMOS: Padre eterno, enciende en nuestros corazones el fuego de tu amor que ardía en el Corazón de tu Hijo, para que amemos sólo a Ti y todo lo demás sólo por Ti, hasta que lleguemos a amarte para siempre en el cielo, la patria de todo amor. Esto Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
(2) Señor Jesucristo, Tu nos enseñaste que el amor a Dios tiene que comprobarse en el amor al prójimo. Ayúdanos a superar nuestro egoísmo y a irradiar el bien en nuestro ambiente. Infunde, por favor, en nuestros corazones la bondad cariñosa y el amor de tu corazón para que nosotros lleguemos a ser reflejos de tu amor y seamos así reconocidos como tus discípulos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.
T. Amén.
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Mes del Sagrado Corazón de Jesús, día 30
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Recemos
30) Nuestro Intercesor ante el Padre
L. Señor Glorioso, en la víspera de tu pasión dijiste: "Me voy al Padre.. Y lo que pidáis Padre en mi nombre, os lo dará..." (Jn 16,17.23) para que así el Hijo sea glorificado en el Padre.
T. Pedir en tu nombre significa: orar según los sentimientos y el espíritu de tu Corazón. Por eso, acoge en tu Corazón las precauciones de nuestros días y llévalos ante el Padre.
- Para que el Padre se adorado y glorificado, roguemos al Señor,
T. Te lo pedimos Señor.
- Para que los pueblos y naciones busquen la voluntad de Dios y no obstaculicen la venida de su Reino,
T. Roguemos al Señor.
- Para que los pueblos en vía de desarrollo descubran en tu Evangelio la autentica libertad y en tu amor, su única ley,
T. Roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes de los pueblos y los responsables de la paz en el mundo utilicen la energía atómica en bien de toda la humanidad,
T. Roguemos al Señor.
- Para que la iglesia mantenga vivo en nosotros el ideal de asemejamos a tu Corazón,
T. Roguemos al Señor.
Para que nuestros hermanos separados lleguen a unirse con nosotros en la fe, y los incrédulos a la luz de la verdad,
T. Roguemos al Señor.
- Para que los pecadores busquen en tu Corazón el perdón y la paz y que los difuntos encuentren en Ti el descanso eterno,
T. Roguemos al Señor.
- Para que algún día lleguemos a contemplar tu Sagrado Corazón en la gloria eterna.
T. Roguemos al Señor.
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jueves, 29 de junio de 2017
La Señora de Éfeso
La Contra TV estuvo en Éfeso para elaborar este inspirador reportaje sobre la casa de la Virgen María en esa ciudad de la actual Turquía. En un escenario arqueológico de una belleza incomparable, se alza una casita descubierta gracias a las visiones de la Beata Anna Catalina Emmerick, quien describió el lugar sin haber estado nunca allí. Los historiadores José María Sánchez de Toca e Hipólito Sanchiz, el investigador Luis Antequera y el periodista Jesús García aportan todos los datos de esta fascinante historia.
Papa Francisco ¿Cómo debe ser el cristiano según el Papa? Humilde, pobre, astuto, prudente, manso y hasta mártir...
El Papa Francisco pronunció este miércoles su última catequesis en la Audiencia de los Miércoles antes de las vacaciones de verano y quiso hablar de las virtudes de humildad y pobreza que deben caracterizar a los cristianos.
De este modo, el Santo Padre indicó que “un cristiano que no sea humilde y pobre, despegado de las riquezas y del poder y sobre todo despegado de sí, no se asemeja a Jesús”.
Tal y como recoge Aciprensa, Francisco explicó que “los cristianos aman, pero no siempre son amados” por lo que recordó “desde el principio Jesús nos pone delante esta realidad. En una medida más o menos fuerte la confesión de la fe viene dada en un clima de hostilidad”.
La importancia de la "esperanza cristiana"
Y por ello, el Papa habló sobre que “la esperanza cristiana es la fuerza de los mártires”.
“Los cristianos son hombres y mujeres ‘contracorriente’. Es normal: porque el mundo está marcado por el pecado, que se manifiesta en varias formas de egoísmo y de injusticia. Quien sigue a Cristo camina en dirección contraria, no por un espíritu polémico, sino por fidelidad a la lógica del Reino de Dios, que es una lógica de esperanza, y se traduce en el estilo de vida basado en las indicaciones de Jesús”, agregó.
En este sentido, el Pontífice explicó “el cristiano recorre su camino en este mundo con lo esencial del camino, pero con el corazón lleno de amor. La verdadera derrota para él o para ella es caer en la tentación de la venganza y de la violencia, respondiendo al mal con el mal”.
Prudente pero también astuto
“El cristiano –añadió Francisco- sobre todo deberá ser prudente, a veces también astuto: estas son virtudes aceptadas de la lógica evangélica. Pero la violencia nunca. Para vencer al mal, no se pueden compartir los métodos del mal. La única fuerza del cristiano es el Evangelio”, afirmó.
Por otro lado, destacó que “en los tiempos de dificultad se debe creer que Jesús está delante nuestro, y no deja de acompañar a sus discípulos”. “La persecución no es una contradicción al Evangelio, sino que forma parte: si han perseguido a nuestro Maestro, ¿cómo podemos esperar que se nos ahorre la lucha?”.
Y en medio “de las tribulaciones, el cristiano no debe perder la esperanza, pensando haber sido abandonado”, añadió. “En medio de nosotros hay uno que es más fuerte que el mal, más fuerte que las mafias, que las tramas oscuras, más fuerte que quien se lucra de los que están desesperados, de quien aplasta a los otros con prepotencia”.
"No arrogantes sino mansos"
En definitiva, el Papa en su catequesis señaló que los cristianos “deben hacerse encontrar siempre en el otro lado del mundo, el elegido por Dios: no perseguidores, sino perseguidos; no arrogantes, sino mansos; no vendedores de humo, sino sometidos a la verdad; no impostores, sino honestos”.
Y “esta fidelidad al estilo de Jesús –estilo de esperanza– hasta la muerte, vendrá llamada por los primeros cristianos con un nombre precioso: ‘martirio’, que significa ‘testimonio’”.
El Papa reconoció que se podía haber llamado de otra manera como “heroísmo, abnegación, sacrificio de sí” pero “los cristianos de los inicios lo han llamado con un nombre que perfuma el discipulado”.
El Papa y los mártires
“Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar las propias ideas, y aceptan tener que morir solo por fidelidad al Evangelio”. Y agregaba que “el martirio no es el ideal supremo de la vida cristiana, porque más allá de él está la caridad, es decir, el amor hacia Dios y hacia el prójimo”.
El Papa también dijo que “repugna a los cristianos la idea de que los terroristas suicidas sean llamados ‘mártires’” porque “no hay nada en su fin que pueda parecerse a la actitud de hijos de Dios”.
“A veces, leyendo las historias de tantos mártires de ayer y de hoy, permanecemos sorprendidos frente a la fortaleza con la que han afrontado la prueba. Esta fortaleza es signo de la gran esperanza que los animaba: la esperanza cierta de que nada y ninguno los podía separar del amor de Dios que nos ha sido donado en Jesucristo”.
El Papa pidió al terminar que “Dios nos done siempre la fuerza de ser sus testimonios. Nos done el vivir la esperanza cristiana sobre todo en el martirio escondido de hacer el bien y con amor nuestros deberes de cada día”.
Mes del Sagrado Corazón de Jesús, día 29
Meditación de San Juan Pablo II sobre la invocación
Recemos
29) Nuestra esperanza en la eternidad
L. Señor Glorioso, en unión con el Padre y en comunión con el Espíritu Santo reinas por toda la eternidad.
1. Desde ahora tu Corazón anhela una sola cosa: que permanezcamos en tu amor y que algún día estemos contigo en la gloria eterna.
2. Tu corazón es nuestra esperanza y nos garantiza que jamás nos olvidas, que nos tienes presente en cada momento y que siempre estás pronto a perdonar y ayudarnos.
1. Por eso diste a conocer el mundo moderno tu corazón y por medio de Santa Margarita María llamaste a todos los fieles a amar y venerar tu Corazón.
2. Desde entonces la Iglesia no se cansa en exhortarnos, poner toda nuestra esperanza en tu Corazón y buscar en él la solución de los problemas del tiempo de hoy.
1. Más, ayúdanos: amar tu Sagrado Corazón no sólo con los labios, sino con todo nuestro ser; no olvidar que el auténtico amor va al encuentro del amado, se entrega a él y busca estar unido con él para siempre.
T. Despierta en nosotros el deseo de poder ver algún día tu Sagrado Corazón en la gloria eterna y en él al Padre.
miércoles, 28 de junio de 2017
Un plan de vida para conocer a Dios (Un testimonio que te cambiará)
Shutterstock/Marcel Mooij CC
Claudio de Castro, aleteia
De niño soñaba con ser santo. No un santo al que todos señalaran, sino un santo “invisible”, que sólo Dios viera mi santidad y se complaciera en ella. Quería tener contento a Dios. Por ello me cuidaba mucho de no pecar.
En mi inocencia pensaba que todo sería sencillo.
Cuando somos niños la pureza es un don natural. El mundo aún no nos ha contaminado y todo a nuestro alrededor es una aventura. Todavía me recuerdo caminando con mis pantalones azules cortos y mi camisa blanca, regresando de la escuela hacia mi casa. “Quisiera ser santo para ti, Señor”, le dije.
Algo pasó en el camino, que ese hermoso propósito se enfrió. Lo dejé escondido en algún rincón de mi alma.
Tuve una gracia inmerecida y el amor de nuestra Madre del cielo, quien siempre ha velado por mí. Y cuando estuve por cumplir los 33 decidí que viviría para Dios, a partir de esa edad. No tenía idea lo que pasaría después.
Hice un plan de vida ingenuo, que me llevaría de vuelta a Dios.
Todavía lo recuerdo.
- Confesión frecuente
- Misa diaria
- Perdonar a todos en todo
- Ser misericordioso
- No negar nada a ningún pobre
- Levantarme cada vez que cayera.
- Leer libros de espiritualidad católicos y la vida de los santos
Empecé lentamente, con dudas y miedos. Era un cambio radical, ¿qué pensarían de mí?
Recuerdo emocionado la ocasión en que alguien me llamó: “Hipócrita”. Le sonreí con amabilidad. Tenía razón en pensarlo. Esos cambios tan raros, ni yo me los creería. Yo perdonaba y ofrecía a Dios todos estos inconvenientes.
Dios no se hizo esperar. Bastó que diera el primer paso para que Él viniera y me mostrara su inmenso amor. Me cuidó tiernamente hasta en los más pequeños detalles. Ha sido un buen padre para mí. Me encanta saber que es nuestro padre celestial, por eso cuando rezo el PADRE NUESTRO suelo quedarme con esta palabra: “Padre”.
A punto de cumplir los 60, en unos días, me detengo a reflexionar. Sé que mi vida cambiará radicalmente. Tendrá otro giro como el que me conmocionó cuando iba a cumplir los 33.
He comprendido que nunca se trató de mí, sino de ti, de los demás, de los pobres, los desheredados de la tierra, los hijos amados de Dios.
Dios nos pide a todos, “crecer en santidad”, que mantengamos el corazón puro, para que llegado el día, podamos estar con Él y ser felices una eternidad.
“Bienaventurados los de puro corazón, porque verán a Dios”. (Mateo 5, 8)
Ya imagino las grandes aventuras que me esperan a partir de los 60.
¡Qué bueno es Dios!
…………
¿Te puedo pedir un favor? Cuando vayas al sagrario y veas a Jesús dile:
“Claudio te manda saludos”.
Me encanta sorprenderlo y que reciba saludos de diferentes países.
………
Hoy celebramos la vida y el amor infinito de Dios.
…………………….
En el silencio viene Dios
"La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de sí mismo"
H. Silenus-CCCarlos Padilla Esteban, aleteia
Hoy Jesús me dice que no tema porque la luz iluminará todas las oscuridades del alma, de mi vida: “Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse”. Y me quedo más tranquilo. Jesús sabe mi verdad. No le puedo ocultar nada a Él. ¿Por qué temer entonces? Nada tengo que temer.
Quiero vivir en su verdad, en su luz. A sus ojos todo es transparente. No temo. Él ilumina la oscuridad de mi vida. Pretendo a veces ocultar mis sombras, esconder mi pecado. Pero todo es luz en su presencia. Nada hay oculto para Dios. Podré esconder cosas a los hombres. Pero no a Él. ¿Por qué temo? En la luz de su mirada no temo. No me escondo en su presencia.
Jesús me sostiene en mi debilidad. En mi vulnerabilidad manifiesta. No temo la oscuridad. No tengo miedo a los hombres que sólo pueden matar mi cuerpo: “No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo”.
Temo más, es verdad, a los que pueden quitarme la vida del alma. A los que pueden llenarme de amargura y desesperanza. A los que pueden endurecer mi corazón. A los que siembran odio y rencor en mi interior.
Temo más a los hombres que me seducen y yo me dejo corromper. Temo más a los que insinúan y actúan de forma sigilosa. Para pervertir mi alma y borrar de mi corazón la inocencia. Temo a esos hombres que envenenan el corazón.
Esta semana hemos celebrado el sagrado corazón de Jesús y el Inmaculado corazón de María. Me he detenido a mirar esos dos corazones unidos para siempre. Unidos en su herida. En su dolor. En su amor hondo y eterno. En su esperanza. Miro mi pobre corazón. Herido y duro.
Necesito volver a renovar mi alianza de amor con María. En ella le entrego mi corazón duro y mezquino y recibo a cambio un corazón nuevo. Un corazón grande y puro. Una frase de la Madre Teresa me dio qué pensar: “Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de sí mismo“.
Quiero amar más el silencio y la oración. A veces me cuesta estar solo. Guardar silencio. Vivir hacia dentro. Vivo volcado en el mundo y el corazón se debilita. Quiero un corazón más grande y para eso tengo que ahondar. Cavar en lo más profundo de mi tierra. Mirar la herida profunda que llevo dentro.
Quiero orar y amar esa oración que saca lo mejor de mí. ¿Estoy siendo la mejor versión de mí mismo? Puedo ser mucho mejor. Puedo ser más generoso, más fiel, más bueno, más alegre. Puedo ser mucho más. No me basta lo que ahora vivo. Un corazón más grande que contenga el don de Dios. Su presencia salvadora. Su amor inmenso.
Me dan miedo los hombres que pueden corromper mi corazón. Que pueden volverme mezquino y egoísta. Me dan miedo aquellos que influyen tanto sobre mí.
Me alegran esas personas que me hacen mejor hombre. Me miran mejor de lo que yo me veo. Me tratan con más respeto del que yo tengo hacia mí. Hay pocas personas así que son como ángeles.
Yo también estoy llamado a ser así. Que pueda tocar con la vara mágica de la bondad el corazón de muchas personas y así los haga mejor. Me gusta la mirada pura que ve siempre lo mejor.
El otro día escuchaba una anécdota que contaba la actriz uruguaya China Zorrilla poco antes de morir ya anciana: “Una vez paseando por el bosque nos detuvimos ante un perro en descomposición. Uno se fijó en que estaba podrido. Otro se quedó con su olor terrible. Pero un tercero se fijó en los colmillos maravillosos que tenía. Desde entonces me fijo en los dientes. Me quedo con lo bello en medio de la fealdad de la vida”.
Una mirada pura que logra ver lo bello oculto en lo feo. La bondad del corazón en medio de su pecado. Me quedo con esos ojos que ven la pureza de intenciones. Y se fijan en los logros, no sólo en los fracasos.
Me gusta esa mirada que sabe enaltecer y no criticar quitando valor a los hombres. Me gusta esa pureza de corazón que no ve perversas intenciones, no distingue pecados ocultos y no logra ver debajo del agua.
Me parece maravilloso tener un corazón así. Un corazón grande para acoger a todos. Un corazón que ame más allá de los límites de la prudencia, de lo razonable. Un corazón grande que esté dispuesto a amar dando la vida. Dejándose la piel en otros corazones.
Me gusta ver el corazón herido de Jesús y de María. Una lanza atravesó su corazón. El dolor del abandono. La muerte del hijo amado. El dolor siempre nos deja heridos. No quiero un corazón perfecto, sin manchas ni pecado.
No busco un corazón que nadie haya tocado. El mío lo han herido. Ha amado y se ha visto defraudado. Pero no vence en mí el rencor ni el odio. No me amargan los fracasos. No me hunden los desencuentros. No pierdo la esperanza.
Me gusta amar y ser amado. No sólo amar, también ser amado. Reconozco que un amor que no espera nada no lo conozco. Todo amor espera amor. Todo abrazo quiere ser abrazado. Y el que mira quiere ser mirado. El que busca encontrado.
Amar desde la cruz de la soledad y el abandono es una gracia que pido cada día. Amar como Jesús me ama. Miro a Jesús y su amor.
Una persona rezaba: “Quiero clavarme contigo, acompañándote al calvario. Sufriendo en cada pérdida, en cada desgarro de mi pobre alma sedienta de tu amor. Mi cuerpo cansado de cargar con tanto dolor, mi corazón roto y mi alma muda, piden en silencio tu consuelo, tu abrazo eterno y tu calor de Padre que me devuelva la alegría de creer en la dicha eterna que me espera a tu lado, Señor. Déjame acompañarte desde mi pequeñez y pobreza, en tu noche más oscura, en tu muerte para darme vida y ser toda tuya, Señor”.
Quiero amar a Jesús que me ama. Que ama mi indigencia y sabe que no sé corresponder a todo lo que me ha amado. No sé darle tanto amor como recibo. No sé amar sin condiciones. No sé amar después de haber sufrido. Pero Jesús sí sabe y me ama crucificado. Me abraza con los brazos clavados. Me habla con los labios sellados.
Me parece tan increíble ese amor humano, que yo quisiera un día parecerme un poco. Amarlo a Él en mi debilidad con ese amor suyo tan imposible. Y amar a los hombres como Él los ama. Estoy tan lejos. Por eso le pido a Jesús que me enseñe a guardar silencio. Así podrá Él habitar en mi corazón. Hacer su morada.
Leía el otro día: “Si el silencio no habita en el hombre, si la soledad no es el estado en el que ese silencio se deja forjar, la creatura se halla privada de Dios. No hay otro lugar en el mundo donde Él esté más presente que el corazón humano. Ese corazón es la verdadera morada de Dios, el templo del silencio. El auténtico desierto está en nuestro interior, en nuestra alma. El silencio que perseguimos confusamente se halla en nuestro propio corazón y nos revela a Dios”.
En el silencio viene Dios a descansar en mí. Guardo silencio para que su Palabra se haga carne en mí. Si huyo del silencio huyo de Dios. Su corazón sana mis heridas abiertas. Su amor calma mi sed de infinito.
Mes del Sagrado Corazón de Jesús, día 28
Meditación de San Juan Pablo II sobre la invocación
Recemos
28) Camino hacia el Padre
L. Señor Jesucristo, cuando durante la última cena tus discípulos te suplicaron les enseñes el camino hacia el Padre, Tú les respondiste: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por Mi.. El que me ha visto a Mí ha visto al Padre... Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mi" (Jn 14, 5 ss).
1. Con esto has encaminado nuestra vida hacia el Padre. En tu persona, tus sentimientos y tu corazón hallamos el camino hacia él, porque tú y el Padre son uno.
2. La bondad del Padre y su amor se reflejan en tu Corazón. El que piensa como Tú, el que obra como Tú, vive en el Padre y el Padre en él.
1. Para él que se niega a asimismo y busca la gloria del Padre, para él que en profesión escucha la llamada del Padre de conducir el mundo hacia su reino, eres Tú el Camino al Padre.
2. Por esto basta identificarnos con tu Corazón; ya que tú mismo dices: "El que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él" (Jn 14,21).
L. Señor, en el caos de la ideologías del tiempo actual danos la firmeza de seguir fielmente la verdad y los principios de vida, que tu Corazón nos enseña.
T. Queremos "permanecer en tu amor" (Jn 15,9).
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