Meditación de San Juan Pablo II sobre la invocación
Recemos
24) Fuente de santidad para todo el mundo
L. Divino Salvador, tu Corazón es santo, porque participa de la santidad infinita de tu naturaleza divina, porque toda santidad humana es gracia de tu corazón.
1. Tú anhelas una sola cosa: santificarnos más, hacernos crecer en el amor al Padre hasta que lleguemos a participar de la vida de la Santísima Trinidad.
2. Por eso rezas antes de subir a la cruz. "Por ellos me consagro a mi mismo en la muerte, para que ellos también sean consagrados en la verdad" (Jn 17,19).
1. Haznos comprender que el único fin de nuestra vida es nuestra santificación: que ser santo no significa otra cosa que ser agraciados y amados por Dios, dejarse amar por Dios y con su ayuda responderle a este amor.
2. Por eso, la veneración de tu Corazón es el camino, más seguro hacia la santidad; pues en él encontramos el ideal más puro de la santidad humana.
1. Tu corazón es fuente y ejemplo de la entrega auténtica y amorosa al Padre por la que toda santidad llega a la perfección.
2. Danos a conocer tu Corazón, haznos amar tu Corazón para que en este amor lleguemos a ser santos.
T. Así como ardía tu Corazón en deseos de santificar a los hombres, así haznos también santos a una vida santa. Haznos portadores y mensajeros de la santidad de tu Corazón.
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