Meditación de San Juan Pablo II sobre la invocación
Recemos
6) Fuente de Gracia para el mundo
L. Redentor del Mundo, en la hora de tu muerte en la cruz tembló la tierra y se oscureció el sol.
1. Mas, San Juan, testigo fiel, no hizo mención de estos hechos, sino quedó contemplando
- fascinado y conmovido - como un soldado atravesó tu costado con una lanza y como de la herida salieron sangre y agua.
2. Ahora está seguro que se ha cumplido tu promesa de darnos el Espíritu Santo en la hora de tu glorificación en la cruz.
1. En aquel tiempo, en la fiesta de los Tabernáculos, grito al mundo, sediento de salvación; "Si alguno tiene sed, venga a Mí; y beba el que crea en Mí como dice la Escritura; de su seno correrán ríos de agua viva"
(Jn 7,38).
2. Desde entonces mana, sobre nuestra tierra, la plenitud de la vida. En el bautismo hemos renacido del manantial de tu corazón por medio del Espíritu Santo como hijos de Dios.
1. A cada uno de nosotros has incorporado como miembro vivo en tu Cuerpo Místico. Y juntos somos "linaje elegido sacerdotes reales y una nación santa" (1 P 2,9).
2. Con nosotros has reorganizado toda la creación y le has infundido el germen para crecer en la "plenitud del que lo llena todo en todo" (Ef 1,23).
T. Sagrado Corazón de Jesús, te damos gracias por el don incomparable del santo bautismo. A tu Corazón le debemos la gracia inmerecida de la filiación divina
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