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miércoles, 8 de febrero de 2023

El Papa denuncia el tráfico de armas y la explotación de África

Pope Francis audience February 08 2023 Paul VI Hall - Vatican         

El pontífice hizo un relato de su último viaje apostólico durante la audiencia general


Ante una multitud de peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano para la audiencia general, el Papa Francisco relató este miércoles 8 de febrero su viaje a la RDC y Sudán del Sur que realizó del 31 de enero al 5 de febrero de 2023.

Volvió a deplorar la explotación de los recursos naturales de estos países por parte del resto del mundo, pero también la corrupción o el tráfico de armas que no cesa de alimentar las guerras.

Al regresar de su viaje por África, el Papa Francisco contó a los fieles reunidos para su catequesis semanal sobre su viaje que lo llevó a la República Democrática del Congo del 31 de enero al 3 de febrero y luego a Sudán del Sur hasta el 5 de febrero.

El pontífice argentino, que llegó caminando con su bastón, dijo haber cumplido «dos ‘sueños'», el de haber visitado a los congoleños, un pueblo que vive en «una tierra rica en recursos y ensangrentada por una guerra que no puede terminar nunca».

Y también, el sueño de haber realizado un «peregrinaje de paz» a Sudán del Sur con el arzobispo de Canterbury Justin Welby y el moderador general de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields.

El Papa mencionó todas las citas que había hecho durante su viaje número 40 al exterior desde su elección en 2013. Así se hizo eco de su discurso a las autoridades de la RDC ante las que había advertido una paradoja: el país es rico en recursos pero la gente sigue siendo pobre y sufren los horrores de la violencia.

Testimonios conmovedores

«Es una dinámica que también encontramos en otras regiones de África, y que se aplica a este continente en general: un continente colonizado, explotado, saqueado», dijo, llamando a poner fin a esta explotación.

El pontífice, de 86 años, también recordó su encuentro con las víctimas de la violencia en el este del país, donde un centenar de milicias armadas hacen estragos sembrando el terror en un contexto de luchas étnicas, políticas e intereses económicos.

«Escuché los conmovedores testimonios de algunas víctimas, en particular mujeres, que depositaron armas y otros instrumentos de muerte al pie de la Cruz”, recordó. Y subrayó que había repetido «no a la violencia y a la resignación, sí ‘ a la reconciliación y la esperanza».

También mencionó su encuentro con unos 65.000 jóvenes y catequistas del país en el estadio de los Mártires de Kinshasa. «¡Pensemos en la fuerza de renovación que puede aportar esta nueva generación de cristianos, formada y animada por la alegría del Evangelio!», insistió.

En Kinshasa, durante este evento, el Papa improvisó pidiendo a los jóvenes que denunciaran la corrupción. El estadio estalló en vítores, y desde las gradas se gritaron consignas exigiendo la salida del presidente en funciones.

Países «civilizados» que envían armas a Sudán del Sur

Luego, al abordar la segunda parte de su viaje, a Juba, en Sudán del Sur, el Papa recordó que se trató de una «peregrinación ecuménica de paz» realizada con los líderes de dos Iglesias históricamente presentes en este país: la Comunión Anglicana y la Iglesia de Escocia.

Era para los tres líderes cristianos «la culminación de un camino iniciado hace unos años, que nos había visto reunirnos en Roma en 2019, con las autoridades de Sudán del Sur, para comprometernos con la superación del conflicto y la construcción de la paz».

Fue durante esta reunión que el Papa se arrodilló para rogar al presidente Salva Kiir y a su rival Riek Machar que hicieran las paces.

«Desafortunadamente, el proceso de reconciliación no ha progresado y el recién nacido Sudán del Sur está siendo víctima de la vieja lógica de poder y rivalidad, que engendra guerra, violencia, refugiados y desplazados internos del país», dijo.

Mujeres valientes

Mientras el proceso de paz está estancado, dijo que instó a las autoridades «a pasar página, a implementar el acuerdo de paz y la Hoja de Ruta, a decir resueltamente ‘no’ a la corrupción y al tráfico de ‘armas y ‘sí’ al encuentro y el diálogo».

Improvisando el discurso, el Papa Francisco criticó el comportamiento de los países que se llaman a sí mismos «civilizados» pero se ofrecen a ayudar a Sudán del Sur trayendo armas.

«Es una vergüenza», dijo el Papa, quien renovó su llamado a la lucha contra la corrupción y el tráfico de armas.

El Pontífice volvió a lamentar los 4 millones de desplazados internos y refugiados de Sudán del Sur en los países vecinos, de los 12 millones de habitantes. «Por eso quería conocer a un grupo numeroso de desplazados internos, escucharlos y hacerles sentir la cercanía de la Iglesia», explicó.

Finalmente, el Papa habló de las mujeres, «mujeres valientes» que son «la fuerza que puede transformar el país». En este país donde son discriminadas, el Papa escuchó el duro testimonio de Sara Beysolow Nyanti.

Originaria de Liberia, la representante de Naciones Unidas en Sudán del Sur había denunciado que las mujeres y niñas de este país corrían riesgo «de ser violadas en el ejercicio de sus actividades».

IMedia, Aleteia

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