Para ella y su marido, no hay nada malo en tener muchos hijos. Una elección que, en su opinión, no siempre comparte la sociedad:
"Hoy en día es normal tener uno o dos hijos. Pero si tienes más, te vuelves extraño. Estamos muy agradecidos por nuestros cuatro hijos, porque conocemos a muchas parejas que tienen dificultades para concebir, y nosotros hemos tenido cuatro en tan poco tiempo. Si piensas en las condiciones ideales para tener hijos, esas condiciones nunca se cumplen. Así que podemos procrastinar todo el tiempo…"
No se olviden como pareja
Mientras Daniel trabaja en el hospital como técnico médico, ayudando a pacientes con traumatismos craneales, Irena cuida sola de Natalia, Tilno, Andrej y Julia. "Los niños aún no van a la guardería, estoy de baja por maternidad", explica. La rutina diaria de la pareja es muy ajetreada, pero Irena y Danijel no se quejan. Cuentan con la ayuda de sus amigos y familiares. "Aunque la pequeña sigue pegada a Irena porque le da el pecho, intentamos, en la medida de lo posible, tomarnos tiempo para nosotros y a veces nos vamos de fin de semana", confiesa Danijel.
Como señala su mujer, el verdadero reto para la pareja es no olvidar que ante todo son marido y mujer, no compañeros de crianza. "Nuestra vida no es perfecta, pero es plena", sonríe Irena.
"Nuestros hijos siempre encontrarán apoyo en nosotros, en casa, pero también en Dios"
En cuanto al tema de la educación, Irena y Daniel comparten la misma idea: "No existe una educación perfecta, solo intenciones perfectas". "Queremos formar buenas personas y buenos cristianos. Para nosotros es importante que sepan que en la vida siempre encontrarán apoyo en nosotros, en casa, pero también en Dios. Y por eso no importa el camino que decidan seguir”, añade Irena.
La pareja también da gran importancia a la fe y no olvida incluir a Dios en la vida cotidiana.
“Por la noche recitamos la oración del santo ángel junto a una vela que cada día apaga un niño diferente”. Si asistir a Misa dominical con todos los niños sigue siendo un gran desafío para el matrimonio, no dudan en hablar todos los días de la fe cristiana.
“A veces pienso que sus preguntas van más allá de su edad y de nuestras respuestas”, confiesa Irena. Aunque admiten que, diariamente, les faltan horas de sueño, tienen la certeza de que no cambiarían su vida actual por nada del mundo.
“Me siento como en casa en este papel de madre de una familia numerosa”, confiesa Irena. Una opinión compartida por su marido: "Si comparo mi vida de soltero con la de hoy, no volvería jamás..."
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