Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.
Cultura
del Encuentro
183.
Un matrimonio que experimente la fuerza del amor, sabe que ese amor está
llamado a sanar las heridas de los abandonados, a instaurar la cultura del
encuentro, a luchar por la justicia. Dios ha confiado a la familia el proyecto
de hacer «doméstico» el mundo[205], para que todos lleguen a sentir a cada ser
humano como un hermano: «Una mirada atenta a la vida cotidiana de los hombres y
mujeres de hoy muestra inmediatamente la necesidad que hay por todos lados de
una robusta inyección de espíritu familiar [...] No sólo la organización de la
vida común se topa cada vez más con una burocracia del todo extraña a las
uniones humanas fundamentales, sino, incluso, las costumbres sociales y
políticas muestran a menudo signos de degradación»[206]. En cambio, las familias abiertas y
solidarias hacen espacio a los pobres, son capaces de tejer una amistad con
quienes lo están pasando peor que ellas. Si realmente les importa el Evangelio,
no pueden olvidar lo que dice Jesús: «Que cada vez que lo hicisteis con uno de
éstos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40).
En definitiva, viven lo que se nos pide con tanta elocuencia en este texto: «Cuando
des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a tus vecinos ricos. Porque si luego ellos te invitan a ti, esa
será tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados,
a los cojos, a los ciegos, y serás dichoso» (Lc 14,12-14). ¡Serás
dichoso! He aquí el secreto de una familia feliz.
184. Con el testimonio, y también con la palabra, las
familias hablan de Jesús a los demás, transmiten la fe, despiertan el deseo de
Dios, y muestran la belleza del Evangelio y del estilo de vida que nos propone.
Así, los matrimonios cristianos pintan el gris del espacio público llenándolo
del color de la fraternidad, de la sensibilidad social, de la defensa de los
frágiles, de la fe luminosa, de la esperanza activa. Su fecundidad se amplía y
se traduce en miles de maneras de hacer presente el amor de Dios en la
sociedad.
De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Capítulo V: El Amor se
vuelve fecundo)
Vea también la oración Nacer de Nuevo
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