León XIV celebró la misa nueva, aunque 'ad orientem' por la ubicación del altar, el pasado 15 de julio en la capilla de los Carabineros en Castel Gandolfo.
Una de las cuestiones abiertas en la Iglesia que plantean mayor expectativa ante el nuevo pontificado es la misa tradicional.
De más a menos
Liberalizada por Benedicto XVI con Summorum Pontificum (2007), restringida por Francisco con Traditionis Custodes en julio de 2021, con restricciones interpretativas del Dicasterio para el Culto Divino en diciembre de ese mismo año y con restricciones ampliadas en un rescripto de 2023, la situación de miles de fieles católicos que asisten a ella se ha ido complicando.
Un riesgo de «guerra litúrgica» a gran escala
La elección de un nuevo Papa, el evidente cambio en la aplicación de las formalidades litúrgicas y la insistencia de León XIV en la unidad de la Iglesia han hecho concebir esperanzas de una suavización del trato canónico al milenario rito, vigente en la Iglesia de forma prácticamente inamovible durante siglos hasta 1969.
León XIV pide «orden y majestad» en la misa para que se capte «la grandeza sagrada del Misterio»
¿Qué dice al respecto en nuevo Papa cuando por fin es preguntado directamente por ello?
El libro-entrevista
Se lo planteó Elise Ann Allen en la entrevista para el libro biográfico León XIV: ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI.
Entrevista de León XIV: tres claves de intepretación
León XIV afirma que ha recibido "varias solicitudes y cartas" sobre "la misa en latín", aunque aclara que la cuestión no es la lengua litúrgica: "Se puede celebrar la Misa en latín ahora mismo. Si es el rito del Vaticano II, no hay problema".
Pero esa afirmación viene enseguida matizada cuando en vez de la lengua se habla del rito: "Obviamente, entre la misa tridentina y la misa del Vaticano II, la misa de Pablo VI, no estoy seguro de hacia dónde va a ir eso. Es obviamente muy complicado".
Un diálogo para evitar la polarización
Considera que el asunto "se ha convertido -una vez más- en parte de un proceso de polarización; la gente ha utilizado la liturgia como excusa para promover otros temas. Se ha convertido en una herramienta política, y eso es muy desafortunado", afirma. Aunque reconoce que "el 'abuso' de la liturgia tal como la entendemos según el Vaticano II no ha sido útil para las personas que buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe, que parecían encontrar en la celebración de la misa tridentina".
Y se plantea: "Si celebramos la liturgia del Vaticano II de forma adecuada, ¿realmente se encuentra tanta diferencia entre esta experiencia y aquélla?"
Son consideraciones que sugieren un cierto alejamiento del Papa respecto a la perspectiva de las personas que asisten a la misa tradicional, que, según reiteran, no tienen en mente el rito pre-conciliar como un remedio al "abuso" litúrgico, sino como un bien en sí mismo. Y, en efecto, León XIV confiesa que no ha tenido un contacto directo con ellas: "No he tenido la oportunidad de sentarme realmente con un grupo de personas que defienden el rito tridentino".
Pero confirma que "pronto habrá una oportunidad" y "habrá ocasiones para ello": "En el marco de la sinodalidad, tenemos que sentarnos y hablar. Se ha convertido en el tipo de cuestión tan polarizada que la gente ni siquiera está dispuesta a escucharse mutuamente, muchas veces".
León XIV parece situar la responsabilidad en los fieles: "He escuchado a obispos hablar conmigo, me han hablado de eso, me han dicho: 'Los invitamos a esto y a aquello y simplemente no quieren ni oír hablar del tema'. Ni siquiera quieren hablarlo. Ese ya es un problema en sí mismo. Significa que estamos en el terreno de la ideología ahora, ya no en la experiencia de comunión eclesial. Ese es uno de los temas en la agenda".
Un reciente documental de Regina Magazine plantea la perspectiva de los fieles despojados de la misa tradicional en la diócesis de Charlotte (Estados Unidos):
C.L., ReL
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