Evangelio del día - Fiesta de San Juan Macías

LECTURAS DE LA MISA: Sb 7, 7-10.15-16 o 1Cor 26-31 : Sal 130

LECTURA DEL EVANGELIO DE LUCAS 12, 32-34

No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

REFLEXIÓN DEL EVANGELIO

POR: PBRO. SORIANO LINARES DÍAZ

San Juan Macías fue un fraile dominico español que dedicó su vida al servicio de los pobres y a la oración constante. Nació en 1585 en Ribera del Fresno, España, y es conocido principalmente por su vida de caridad y humildad, sobre todo en Lima, Perú, donde pasó la mayor parte de su vida religiosa. Aquí algunas enseñanzas y aplicaciones de su vida para nuestro crecimiento espiritual:

Servicio a los pobres y humildes: San Juan Macías dedicó su vida a ayudar a los necesitados, convirtiendo su trabajo como portero en una oportunidad de caridad, distribuyendo comida y consuelo a los más pobres. Podemos comprometernos a servir a los demás, especialmente a los más necesitados, desde nuestra posición cotidiana. La generosidad y el servicio desinteresado son maneras concretas de mostrar el amor de Dios a quienes nos rodean.

Vida de oración: A pesar de su labor diaria, San Juan Macías se distinguió por su intensa vida de oración. Tenía una devoción profunda a la Eucaristía y al rezo del Santo Rosario. A través de su oración, ofrecía cada acción como un acto de amor a Dios. Debemos cultivar una vida de oración constante, sin importar nuestras responsabilidades. San Juan Macías nos enseña a hacer de cada momento una oportunidad para conectarnos con Dios, manteniendo una actitud de oración en todo lo que hacemos.

Humildad y sencillez: San Juan Macías vivió en la humildad, sin buscar reconocimiento o prestigio. Sus actos de caridad y oración eran discretos, centrados en servir a Dios y no en recibir alabanzas. La humildad y la sencillez son virtudes que podemos practicar en nuestra vida diaria, reconociendo que todo lo que hacemos es para la gloria de Dios. Debemos aprender a actuar sin esperar recompensas humanas, buscando siempre el bien de los demás.

La vida de San Juan Macías nos inspira a vivir en el servicio, la oración y la humildad, buscando reflejar en nuestras acciones el amor de Dios a los demás.

(San Bartolomé, Huacho)