En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor pronunciada por Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, y este mandó proclamar de viva voz y por escrito en todo su reino: |
"Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra, y me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. |
Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, que su Dios lo acompañe y suba a Jerusalén, de Judá, para reconstruir la Casa del Señor, el Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. |
Que la población de cada lugar ayude a todos los que queden de ese pueblo, en cualquier parte donde residan, proporcionándoles plata, oro, bienes y ganado, como así también otras ofrendas voluntarias para la Casa del Dios que está en Jerusalén". |
Entonces los jefes de familia de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos los que se sintieron movidos por Dios, se pusieron en camino para ir a reconstruir la Casa del Señor que está en Jerusalén. |
Sus vecinos les proporcionaron toda clase de ayuda: plata, oro, bienes, ganado y gran cantidad de objetos preciosos, además de toda clase de ofrendas voluntarias. |
Salmo 126(125),1-2ab.2cd-3.4-
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, |
nos parecía que soñábamos: |
nuestra boca se llenó de risas |
y nuestros labios, de canciones. |
Hasta los mismos paganos decían: |
“¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!”. |
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros |
y estamos rebosantes de alegría! |
¡Cambia, Señor, nuestra suerte |
como los torrentes del Négueb! |
Los que siembran entre lágrimas |
cosecharán entre canciones. |
El sembrador va llorando |
cuando esparce la semilla, |
pero vuelve cantando |
cuando trae las gavillas. |
Evangelio según San Lucas 8,16-18.
Jesús dijo a la gente: |
"No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. |
Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado. |
Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener". |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
![]() | Un sermón atribuido a San Agustín (354-430) |
“Fijaos en cómo escucháis”
“Sed todos prontos para escuchar, pero lentos para hablar” (St 1,19). Sí, hermanos, os lo digo francamente…, yo que frecuentemente os hablo a petición vuestra: mi gozo es completo, sin sombra alguna cuando me encuentro en la hilera de los auditores; mi gozo es sin sombra cuando escucho, y no cuando hablo. Es entonces cuando, con toda certeza, saboreo la palabra; mi satisfacción no se ve amenazada por la vanagloria. Cuando uno se encuentra sentado sobre la piedra sólida de la verdad ¿cómo temer el precipicio del orgullo? “Escucharé, dice el salmista, y me llenarás de gozo y alegría” (Sl 50,10). Nunca estoy tan lleno de gozo como cuando os escucho; es nuestro lugar de oyente que nos mantiene en una actitud de humildad. |
Por el contrario, si tenemos la palabra… necesitamos una cierta contención; aunque no ceda al orgullo, tengo miedo de hacerlo. Por el contrario, si escucho, nadie puede quitarme mi gozo (Jn 16,22), porque nadie es testigo de ello. Es aquel gozo del amigo del esposo del que san Juan dice: “que esté en pie y escuche” (Jn 3,29). Se mantiene en pie porque escucha. Así también el primer hombre, porque escuchaba se mantenía en pie; desde que escuchó a la serpiente, cayó. El amigo del esposo se llena “de gozo al escuchar la voz del Esposo”; lo que le llena de gozo no es su propia voz de predicador, de profeta, sino la misma voz del Esposo. (EDD) |
Reflexión sobre la lámpara de aceite antigua
Una de las alegrías de ser sacerdote es celebrar regularmente el Sacramento del Bautismo, normalmente los sábados aquí en la Catedral de Westminster. Mientras los padrinos encienden el cirio bautismal del niño del gran Cirio Pascual, yo digo las palabras familiares: "Recibid la luz de Cristo. Padres y padrinos, esta luz se os confía para que la mantengáis encendida. Este hijo vuestro ha sido iluminado por Cristo. Deben caminar siempre como hijos de la luz. Que mantengan viva la llama de la fe en sus corazones.." Se refiere a Cristo, la Luz del Mundo que no debe esconderse.
En nuestro propio bautismo, se encendió en nosotros una luz: la luz de Cristo, la luz de la fe. Nuestra vocación cristiana es mantener viva esa llama, para que brille en todo lo que decimos y hacemos. En el Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda que, cuando se enciende una lámpara, no hay que esconderla, sino colocarla sobre un candelero para que los demás puedan ver su luz. Se refería a las pequeñas lámparas de aceite de su época, con una mecha que había que mantener llena de aceite. En el bautismo, nuestra mecha se encendió... y ahora debemos mantenerla llena de aceite. ¿Cómo? Escuchando la palabra del Señor y estando atentos a su presencia. Este es el aceite diario que mantendrá encendidas nuestras lámparas y alimentará la llama de la fe.
Nuestra hermosa lámpara de aceite de terracota (siglo I d.C., época romana, altoimperial) está hecha de arcilla moldeada. Los discos circulares (por donde se vertía el aceite en los agujeros) muestran un hermoso y detallado trabajo en relieve y representan las figuras de la Victoria alada sosteniendo una cornucopia (cuerno de la abundancia) en la mano derecha y un trofeo en un asta en la izquierda. La escena contiene también un escudo sobre un altar, y a ambos lados, la Victoria está flanqueada por dos lares militares (guardianes de los soldados).
En la antigua Roma, estas lámparas solían ser de bronce o terracota. Las lámparas de bronce eran más duraderas, a menudo más elaboradas y costosas. En cambio, las lámparas de terracota, como la que se muestra, eran la versión cotidiana, fabricadas en serie en moldes. Como estas lámparas de arcilla eran baratas, los ejemplos ricamente decorados son particularmente raros y valiosos.
En cuanto al combustible, el aceite de oliva era el más utilizado en todo el Mediterráneo, ya que se quemaba limpiamente y era fácil de conseguir. En algunas regiones se utilizaban aceites alternativos, como el de sésamo, pescado u otras plantas, para encender lámparas de aceite. Las mechas solían estar hechas de materiales fibrosos como el lino o el papiro, que atraían el aceite hacia la llama.
by Padre Patrick van der Vorst
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