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miércoles, 24 de septiembre de 2025

7 claves de la alegría cristiana: nunca aburre, no imita, es un regalo... y nos ayuda a evangelizar

El profesor Peter Kreeft acaba de publicar El misterio de la alegría (Ignatius)

Cuando el amor falla, la alegría falla, pues siempre hay algo de alegría en el amor.


Peter Kreeft es profesor de Filosofía en el Boston College (EE.UU) y uno de los autores católicos más influyentes de nuestro tiempo. Con más de 100 libros en su haber, su obra constituye un contrapeso significativo al materialismo secular y la atmósfera nihilista que impregna gran parte del discurso social y político actual.

Acaba de publicar El misterio de la alegría (Ignatius), que describe las actitudes que uno puede adoptar para disfrutar plenamente de los beneficios de la alegría cristiana.

Como explica Kreeft, "para el creyente, la alegría es mucho más que la satisfacción, la felicidad o la ausencia de dolor y el sufrimiento". En el sentido cristiano, la alegría no es solo un sentimiento o un buen humor.  

El portal National Catholic Register ha enumerado siete particularidades de la auténtica alegría cristiana:

1. A diferencia de la felicidad, la alegría nunca aburre porque siempre es una sorpresa. No es mera satisfacción de nuestros deseos. No es algo planeado. Es un regalo, una gracia.

2. Nuestra alegría incluye la cruz. Cristo nos pide que compartamos su cruz con Él, como Simón de Cirene; que compartamos el acto de cargarla. No se trata de una mera imitación, sino de una verdadera participación. La alegría que Cristo experimentó en su pasión fue la certeza de que sus obras salvaban del infierno a sus hijos y les abrían la alegría del cielo.

3. La esencia de la alegría es "hágase tu voluntad", no "hágase la mía". El poder que produce el gozo, como las abejas producen miel, no son los sentimientos, sino la voluntad. El cielo es donde se hace la voluntad de Dios

4. Cuando el amor falla, la alegría falla, pues siempre hay algo de alegría en el amor, por grandes que sean las dificultades y los sufrimientos. Los cristianos sin alegría no hacen conversos

De hecho, los romanos se impresionaban mucho más por la alegría que veían en los cristianos que por sus ideas o creencias. Veían que los cristianos eran los únicos que arriesgaban sus vidas para atender a las víctimas de la peste y sonreían al hacerlo. Perdonaban a sus enemigos y cantaban himnos mientras eran devorados por los leones.

5. Como nuestras penas particulares están definidas por una alegría mayor, eso significa que la alegría, no la tristeza, es el gran misterio. Entendemos qué es la tristeza, pero no entendemos qué es la alegría. Cuanto mayor es la tristeza, más clara es la causa; cuanto mayor es la alegría, más misteriosa es la causa. 

6. La Iglesia crece con fuerza en África, en China e incluso en países musulmanes... porque encuentra alegría en medio de las persecuciones, la pobreza y las presiones políticas

Mientras que en Occidente, tenemos mucha más libertad y seguridad, pero tenemos muchas menos conversiones, menos santos, menos mártires y menos milagrosión son una advertencia de que también existe el infierno). La alegría es un don de Dios; de hecho, es el don de sí mismo

Buscamos la alegría porque fuimos diseñados para ella y creados por la alegría divina, a pesar de haber caído de nuestra naturaleza original y de nuestra relación con Dios. La alegría es la plenitud del yo, y ésta solo se logra mediante lo que aparentemente es su opuesto: la pérdida del yo, la entrega voluntaria a los demás, a imitación de Cristo.

ReL

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