El pasado 5 de octubre, durante la Misa del Jubileo de los misioneros, el Papa pronunció una homilía casi programática sobre la misión. En ella ofreció valiosas reflexiones sobre su visión del anuncio de la Buena Nueva en nuestra época, llamada, según él, a entrar en una «nueva era» de evangelización.
1Una Iglesia totalmente misionera
En esta homilía, León XIV se inscribe en la línea trazada por Francisco, en particular en su exhortación apostólica Evangelii gaudium (2013). Al igual que su predecesor, insiste en que "toda la Iglesia es misionera" y que, por lo tanto, la misión no es asunto de unos pocos.
Dirigiéndose a los obispos el pasado 12 de septiembre, subrayó en particular la importancia de animar a los "laicos auténticamente misioneros" presentes en sus diócesis.
Para el Papa, cada uno está llamado a renovar en sí mismo "el fuego de la vocación misionera". Retomando las expresiones favoritas de Francisco, insiste también en la necesidad de una Iglesia "en salida", capaz de llevar el Evangelio a las "periferias". Una idea que ya había desarrollado durante una audiencia concedida a las Obras Misionales Pontificias el pasado 22 de mayo, en la que exhortó a todos los católicos a "superar los límites de [sus] parroquias, diócesis y naciones individuales".
2La misión, un servicio desinteresado y discreto
León XIV también destaca el aspecto fundamentalmente desinteresado de la misión, exhortando a los misioneros a no temer ser considerados «siervos inútiles» y a vivir su misión en el anonimato.
"La fe no se impone por la fuerza ni de manera extraordinaria», afirma, aunque subraya que es capaz de hacer «cosas impensables".
El Papa anima especialmente a comprometerse a ayudar a los que sufren, un camino "silencioso y aparentemente ineficaz", pero que hace crecer "lentamente" la fe.
3Misioneros llamados a "permanecer"
"Hoy en día, las fronteras de la misión ya no son geográficas", insiste el Papa. Mientras que en el pasado la misión se asociaba con la idea de partir hacia tierras lejanas, hoy "la pobreza, el sufrimiento y el deseo de una mayor esperanza vienen a nosotros".
Una perspectiva que coincide con la reciente exhortación apostólica Dilexi te, en la que el pontífice afirma que "el amor a los pobres […] es la garantía evangélica de una Iglesia fiel al corazón de Dios".
Por lo tanto, según él, la misión entra en una "nueva era", en la que debe aprender a "permanecer" dónde está y a desplegarse "a través de la acogida, la compasión y la solidaridad", citando en particular a los migrantes.
En su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, publicado el pasado mes de julio, el Papa consideró que "los migrantes y refugiados católicos pueden convertirse hoy en misioneros de esperanza en los países que los acogen".
Esta nueva dinámica se aplica también en el plano espiritual: en un discurso dirigido a sus hermanos agustinos, el pontífice exhorta a cultivar la interioridad, procurando no "alejarse" de uno mismo. "Volvemos a nosotros mismos para luego reanudar la misión con aún más motivación y entusiasmo", insiste.
4La cooperación misionera
El pontífice, que estuvo él mismo en misión en Perú durante casi quince años, no pide por ello que se ponga fin al envío de misioneros al extranjero. Al contrario, da testimonio de la "belleza" de las vocaciones que impulsan a tantos de ellos a ir a dar testimonio de su fe lejos de su país de origen.
Insiste en la importancia para ellos de una verdadera inculturación: en su tierra de misión, los misioneros están llamados a "habitar las culturas que encuentran con un respeto sagrado, orientando hacia el bien todo lo que encuentran bueno y noble, y aportando la profecía del Evangelio", subraya.
En cuanto al creciente número de misioneros que se desplazan del Sur al Norte, el Papa destaca la necesidad de desarrollar una verdadera "cooperación misionera". Según él, su llegada es una "oportunidad de intercambio que renueva el rostro de la Iglesia y suscita un cristianismo más abierto, más vivo y más dinámico".
No obstante, anima a las comunidades del Sur a "discernir con atención las motivaciones vocacionales de quienes desean convertirse en misioneros".
5Reavivar la llama misionera en Europa
En lo que respecta a Europa, el Papa insiste especialmente en la necesidad de un "nuevo impulso misionero". Anima a desarrollar "nuevas propuestas" capaces de suscitar entusiasmo, especialmente entre los jóvenes.
Al recibir a jóvenes europeos el pasado mes de agosto, les exhortó a comprometerse con la defensa de la dignidad de cada persona "sin excepción".
Para ello, el Papa pide a los católicos europeos que no den la espalda a su pasado, como ya hizo en su carta a los sacerdotes de Francia el pasado mes de junio. En ella, les pedía que se inspiraran en sus gloriosos antepasados para suscitar este "nuevo impulso misionero" sin nostalgia. "¿No será santa Teresa la patrona de las misiones en las mismas tierras que la vieron nacer?", les preguntó.
Camille Dalmas, Aleteia
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