Diez preguntas para fijar en qué pueden esforzarse, o si ha llegado el momento de pedir ayuda externa
Sofía Gonzalo, aleteia
Los especialistas en terapia de pareja aseguran que los pacientes llegan a sus consultas cuando la relación está muy deteriorada, tiempo después de empezar a intuir que algo no funcionaba. Así que, ¿por qué no evaluar antes de ese momento si podemos empezar a restaurar nuestro proyecto común?
Los especialistas en terapia de pareja aseguran que los pacientes llegan a sus consultas cuando la relación está muy deteriorada, tiempo después de empezar a intuir que algo no funcionaba. Así que, ¿por qué no evaluar antes de ese momento si podemos empezar a restaurar nuestro proyecto común?
Evaluar nuestra relación para intentar descubrir en qué fallamos y cuáles son los elementos que generan mayor tensión entre nosotros puede ser la clave para buscar soluciones a corto, medio y largo plazo.
Y por el contrario, ¿por qué no alegrarnos al ver los puntos en los que sí percibimos que estamos unidos? ¿Por qué no celebrar que ambos estamos muy satisfechos con la relación que tenemos?
Intenten responder a este test por separado y luego comparen sus respuestas conjuntamente para descubrir, si es el caso, qué motiva ese intercambio constante de reproches o la falta de acuerdo en cuestiones trascendentes o intrascendentes.
1. ¿Cómo son nuestras demostraciones de afecto? ¿Son frecuentes o cada vez son más escasas? ¿Cuántas veces nos besamos al cabo de un día?
2. ¿Cuáles son los ámbitos por los que discutimos más a menudo? ¿Suele ser por las tareas domésticas, los hijos, en qué gastamos el dinero…? En esas discusiones, ¿perdemos el control de nuestras emociones con mucha asiduidad?
3. ¿Solemos estar de acuerdo en los planes que hacemos en nuestro tiempo libre? ¿Quién suele ceder si proponemos planes distintos? ¿Cuánto tiempo a la semana nos dedicamos solo para los dos?
4. ¿Cómo es la relación con la familia del otro? ¿Solemos estar de acuerdo en establecer nuestros límites como pareja respecto a ellos? ¿Tienen demasiada relevancia sus opiniones y prevalecen sobre las nuestras?
5. ¿Con qué frecuencia mantenemos relaciones sexuales? ¿Las cuidamos? ¿Vemos en ellas otra forma de comunicarnos?
6. ¿Cuántas veces hemos pensado cada uno de nosotros que deberíamos separarnos? ¿Con qué periodicidad pensamos que no podemos seguir conviviendo? Siendo honestos, ¿ha llegado el momento de acudir a terapia de pareja para arreglar “lo nuestro”?
7. ¿Compartimos las mismas creencias religiosas? ¿Rezamos juntos? ¿Con qué frecuencia? ¿Nuestra fe nos ayuda a ver al otro como alguien a quien cuidar?
8. ¿Hablamos de temas más trascendentales que los referidos al día a día? ¿Cuál fue la última vez que os nos juntos de algo? ¿Sentimos que compartimos una complicidad que sería imposible conseguir con otra persona?
9. ¿Tenemos algún proyecto en común? ¿Somos capaces de ceder en nuestras parcelas personales por el bien del otro y de la pareja? ¿Seríamos capaces de renunciar a algo decisivo para cada uno si pone en peligro la estabilidad de vuestra unión?
10. ¿Están satisfechos con la relación? ¿Les hace feliz? ¿Del 1 al 10, qué nota elegirían para describirla? ¿Harían cualquier cosa porque funcionara? ¿Creen que la situación en la que se encuentran no puede mejorar?
Algunas de estas preguntas están inspiradas en la Escala de Ajuste Diádico (conocida por sus siglas DAS en inglés), el método más utilizado internacionalmente para evaluar la calidad de una relación en las consultas de los especialistas en terapia de pareja.
Desde su creación en Estados Unidos en 1976, las 32 preguntas que aparecen en el test ha servido a los especialistas para conocer dónde están las diferencias en ellas y el origen de las tensiones en la convivencia. El test original mide el grado de consenso, la satisfacción que sentimos en la relación, la cohesión y la expresión afectiva.
Que estemos cohesionados en asuntos de importancia en nuestro matrimonio es vital para que seamos felices cada uno de nosotros. Sin que se busquen puntos en común y cada parte de la pareja ceda en alguna parcela personal para buscar un punto en común, la distancia se hará con el tiempo más larga entre ambos.
Seamos más listos que la fuerza centrífuga que puede separarnos a través de la convivencia. Ayudémonos a acercar posturas antes de mantenernos indiferentes ante lo que nos separa. Nos jugamos mucho en cada decisión, en cada discusión, en cada palabra pronunciada en un momento inoportuno.
La Escala de Ajuste Diádico incluye una puntuación según sean nuestras respuestas, pero sin duda la mejor calificación no es la que tenemos ahora, sino aquella a la que queremos llegar. Y esa es la que tenemos que tener en mente cada día, no la circunstancia de la que partimos.
El matrimonio es una carrera de fondo y en cada etapa no tendremos las mismas respuestas, así que guarden estas preguntas y, con la periodicidad que determinen, respóndanlas de nuevo. Seguro que ven sus logros y descubrirán nuevos ámbitos en los que tendrán que incidir.
Cada día nos jugamos el “nosotros”, que es mucho más grande y valioso que lo que uno es por separado. Cuando entramos sonrientes en nuestra casa por primera vez, nadie nos habló de que podría haber tensión en los pasillos muchos días, ni que en nuestra mente surgieran reproches que soltamos y que hieren mucho más que cualquier golpe. Pero si alguien nos habla del trabajo en equipo, del examen para ver el comienzo del camino que nos queda por andar, seguro que encontramos fuerzas para mejorar nuestra vida en común.
Nuestra unidad generará en nosotros una satisfacción que es imposible alcanzar si cada uno mira hacia sí mismo sin ver el camino juntos (el andado, el presente y el que nos queda por recorrer).
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